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¿Adiós a los espetos? El cambio climático se lleva las sardinas y nos trae alachas
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Cambios en la biodiversidad marina

¿Adiós a los espetos? El cambio climático se lleva las sardinas y nos trae alachas

“Todo está cambiando mucho y más rápido de lo previsto”. Pescadores y científicos insisten en alertar sobre el avance del calentamiento global de los mares y sus consecuencias a todos los niveles

Foto: Espetos de sardinas en Málaga (EFE/ Jorge Zapata)
Espetos de sardinas en Málaga (EFE/ Jorge Zapata)

Xavi es un pescador artesanal de la Costa Brava cuya familia lleva muchas generaciones echándose a la mar con su barca. Anchoas, sardinas, gambas: el catálogo de capturas no había variado desde tiempos de su bisabuelo. Pero en los últimos años las cosas están cambiando. En conversación con El Confidencial se alegra de que alguien le pregunte por ello. “Se habla mucho de que el cambio climático está alterando la distribución de los pájaros o los insectos, pero lo que estamos viendo en el mar es todavía más alucinante: las gambas han desaparecido hacia aguas más frías y cada vez sacamos más alachas africanas y menos sardinas”.

Como este pescador catalán, el resto de los que faenan en las costas mediterráneas no dan crédito a lo que está pasando en el mar. Todos sabían que el calentamiento global de los océanos está desplazando hacia el norte y a más profundidad a las especies hasta ahora más comunes, lo que no se esperaban es que los cambios iban a ser tan rápidos y les iban a afectar tanto.

Foto: Un pescador de bacalao en el Atlántico podría seguir encontrando peces dentro de 200 años, pero en cantidades significativamente menores. (EFE).

La alerta se suma a las que vienen lanzando muchos otros pescadores desde distintos puntos de nuestro litoral, tanto del Mediterráneo como del Atlántico, y a las evidencias que muestran los estudios científicos que se están llevando a cabo en los últimos años, como el que acaba de dar a conocer el Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC).

Elaborado por un equipo de investigadores de esta prestigiosa institución científica y publicado en la revista Environmental and Sustainability Indicators, el último ‘paper’ del IEO/CSIC recoge los cambios en la distribución de 246 especies de peces e invertebrados en el Cantábrico, Galicia y el Mediterráneo a lo largo de los últimos 25 años y en más de 50 campañas oceanográficas. Y su conclusión es clara: en las costas estudiadas “el cambio climático está provocando importantes cambios en la distribución de las especies, alterando finalmente la biogeografía de las comunidades y el tamaño de las poblaciones”.

placeholder Cardúmen de arenques (Fengyou Wan/Unsplash)
Cardúmen de arenques (Fengyou Wan/Unsplash)

Los investigadores anotan que en el Cantábrico y Galicia está produciéndose un cambio de la salinidad superficial y una profundización de la capa de mezcla invernal que esta dando lugar a un aumento de las concentraciones de nutrientes y de oxígeno. Debido a ello se está registrando un avance del período de desove de la anchoa y la caballa y una migración temprana del atún blanco, entre otros bioindicadores.

En el Mediterráneo están disminuyendo las especies más sensibles al calor, como la sardina, cuyas poblaciones han caído mucho en los últimos años, hasta el punto de que en algunos tramos de la costa mediterránea, como en Tarragona o Castellón, las capturas han descendido un 90% en apenas 10 años.

Del sur al norte

El descenso de las poblaciones de sardina está beneficiando a otras especies termófilas, con una mayor tolerancia y capacidad de adaptación al aumento de las temperaturas, como la alacha (Sardinella aurita). Este pariente africano de nuestra sardina, con mucho menos valor comercial, lleva años desplazándose desde el sur hacia el norte para afincarse en nuestro litoral, donde parece haber encontrado las condiciones óptimas para su desarrollo.

placeholder Las capturas de sardina descienden en el Mediterráneo (EeA)
Las capturas de sardina descienden en el Mediterráneo (EeA)

Y algo parecido sucede en las costas del este del Mediterráneo, donde el aumento de la temperatura del agua está propiciando un considerable aumento de especies procedentes del océano Índico y del Pacífico Occidental. Unos peces que, tras atravesar el canal de Suez, se encuentran con las aguas recalentadas del Mediterráneo y se sienten como en casa, desplazando a las especies autóctonas y alterando la cadena trófica hasta convertirse en una grave amenaza para la biodiversidad.

La bioinvasión de especies procedentes de aguas cálidas es uno de los fenómenos asociados al calentamiento global que más rápido avanza en nuestras costas. Hace unos meses otro artículo científico, esta vez publicado en la revista Nature por un equipo de investigadores del Centro de Investigación Marina y Alimentaria AZTI, señalaba que este proceso se estaba manifestando tanto en el Atlántico como en el Mediterráneo, aunque con matices diferentes.

Así, mientras en el Atlántico se está produciendo un aumento en la abundancia de especies de aguas cálidas, un fenómeno conocido como ‘tropicalización’, lo que prima en las cuencas semicerradas como las del Mediterráneo y el Báltico es una caída poblacional de las especies de aguas frías, lo que se conoce como ‘desborealización’. En este último caso los cambios estarían afectando especialmente a especies como la sardina en el Mediterráneo y el bacalao en el Báltico.

Foto: Cardúmen de peces en el océano Pacífico (EFE/P.Ceballos)

Para Julio Agujetas, biólogo marino y responsable de pesquerías mediterráneas en la organización internacional Marine Stewartship Council (MSC), estos cambios no suelen obedecer a un único factor, aunque el cambio climático es sin duda uno de los más determinantes. “Cada especie tiene unas necesidades biológicas determinadas -nos comenta- y si esas condiciones cambian una de las respuestas adaptativas es desplazarse hasta un lugar donde vuelvan a encontrarlas”. Aunque esos cambios pueden acabar resultando una oportunidad para algunas especies.

Por ejemplo, pese a que el aumento de las temperaturas en su área tradicional de reproducción en el Mediterráneo hace temer la viabilidad de la especie a largo plazo, lo cierto es que el atún rojo está aumentando su presencia en lugares en los que hasta ahora no era abundante, como algunos puntos del norte de Europa, donde podría volver a criar.

Aunque como nos señala Julio uno de los mejores casos de ‘oportunismo climático’ lo tenemos en la jaiba o cangrejo azul (Callinectes sapidus), un crustáceo propio de las costas americanas del Atlántico que se detectó por primera vez en el Mediterráneo hace veinte años y que actualmente se encuentra en plena expansión en toda la cuenca, causando graves daños ecológicos y económicos especialmente en Italia y España. Aceptación y adaptación, sin olvidarnos de la mitigación. Conservar nuestros mares tal y como los hemos conocido y disfrutar de manera responsable de cuanto nos ofrecen debería ser otro de los motivos para hacer frente al cambio climático.

Xavi es un pescador artesanal de la Costa Brava cuya familia lleva muchas generaciones echándose a la mar con su barca. Anchoas, sardinas, gambas: el catálogo de capturas no había variado desde tiempos de su bisabuelo. Pero en los últimos años las cosas están cambiando. En conversación con El Confidencial se alegra de que alguien le pregunte por ello. “Se habla mucho de que el cambio climático está alterando la distribución de los pájaros o los insectos, pero lo que estamos viendo en el mar es todavía más alucinante: las gambas han desaparecido hacia aguas más frías y cada vez sacamos más alachas africanas y menos sardinas”.

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