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La ONU llama a la acción contra la ola de calor extremo que asola al mundo

El calentamiento global afecta a todo el planeta y avanza a un ritmo mucho más rápido de lo esperado. Los récords de altas temperaturas se suceden mes a mes y 2024 va camino de convertirse en el año más caluroso de la historia

Foto: El informe de la ONU destaca el impacto del calor extremo en los trabajadores. (EFE/Miguel Ángel Molina)
El informe de la ONU destaca el impacto del calor extremo en los trabajadores. (EFE/Miguel Ángel Molina)

A la hora de llamar la atención sobre la evolución del cambio climático ¿qué recurso queda cuando el término sin precedentes’ deja de tener sentido? Posiblemente el de los datos. Junio ​​de 2024 batió de nuevo, por decimotercer mes consecutivo, el récord de altas temperaturas a escala global. A la espera de que concluya el actual mes de julio, el pasado lunes 22 fue el día más caluroso de la historia desde que se tienen registros. Ese día La Tierra alcanzó una temperatura media de 17,09oC. El record anterior estaba en los 17,08oC registrados el 6 de julio de 2023.

Los científicos que siguen la evolución del cambio climático no dan crédito a los registros que se están alcanzando en la última década. Como declaraba recientemente Carlo Buontempo, director del Servicio de Cambio Climático Copernicus (C3S) “lo realmente asombroso es la gran diferencia que hay entre las temperaturas de los últimos trece meses y las de los años anteriores”. De hecho tal y como recogía el pasado mes de mayo un informe elaborado por investigadores de la Universidad de Cambridge, las temperaturas registradas el pasado verano se situaron más de dos grados por encima de la era preindustrial, situando al verano de 2023 como el más caluroso de los últimos dos milenios.

Foto: El mundo avanza hacia los límites del planeta. (EFE/J. Dall)

Ante este aluvión de evidencias científicas son muchos los expertos que, considerando que el exceso de datos puede entorpecer el conocimiento, han decidido recurrir a mensajes mucho más directos y contundentes para referirse a la situación de emergencia climática que estamos viviendo. Uno de ellos es el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, quien acaba de hacer un llamamiento a todos los países del mundo para “levantarse ante el grave desafío de las altas temperaturas”.

En la presentación del informe encargado por la ONU Guterres ha señalado que “miles de millones de personas en todo el mundo se están marchitando bajo olas de calor cada vez más severas impulsadas en gran medida por la crisis climática inducida por el hombre y provocada por la quema de combustibles fósiles”. Para el jefe de la diplomacia mundial “Esto es solo una muestra del futuro que nos aguarda y debería impulsarnos a tomar decisiones audaces para cambiar la forma en que vivimos para evitar una Tierra aún más quemada en el futuro”.

placeholder La montaña del Tibidabo de Barcelona en plena ola de calor. (EFE/Alejandro García)
La montaña del Tibidabo de Barcelona en plena ola de calor. (EFE/Alejandro García)

El llamamiento a la acción contra el calor extremo se ha centrado en cuatro áreas críticas: atención a los vulnerables; protección a los trabajadores; impulso a la resiliencia de nuestras economías y sociedades recurriendo a los datos y la ciencia, y un mayor compromiso para limitar el aumento de la temperatura a los 1,5°C convenidos en el Acuerdo de París.

Vulnerabilidad y adaptación

Según el informe “todo el mundo está en riesgo”, pero el calor extremo, como otras facetas de la crisis climática, no afecta a todos por igual. “Las comunidades más vulnerables y expuestas de la sociedad son las que se están viendo más afectadas. En muchos países, el aire acondicionado y los barrios verdes son un lujo inalcanzable. Como ha destacado Guterres en su discurso “los pobres y los desplazados urbanos están particularmente indefensos frente al calor extremo. Los muy jóvenes, los ancianos, las personas con discapacidad, las mujeres embarazadas, los enfermos crónicos y los trabajadores al aire libre son particularmente vulnerables, y las políticas para eludir los riesgos del calor extremo siguen siendo dispersas, inconexas y con fondos insuficientes”.

Según el Secretario General de la ONU “la salud y el bienestar de los seres humanos y los ecosistemas están en peligro inmediato. El calor extremo reduce el crecimiento económico, disminuye la productividad laboral, pone en riesgo los suministros de agua, aumenta la demanda de energía y diezma las cosechas” Además, y según apunta el informe, se pierden días escolares, se degradan infraestructuras clave y se hacen inhabitables las viviendas, lo que en muchas partes del mundo ejerce todavía más presión sobre unos servicios públicos ya de por sí sobrecargados y supera los servicios de asistencia social

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Asfalto derretido por el calor en India. (EFE)

El informe reúne los conocimientos acerca de este tema de diez organismos especializados de la ONU (FAO, OIT, OCAH, UNDRR, PNUMA, UNESCO, ONU-Hábitat, UNICEF, OMS y OMM) para ofrecer una perspectiva conjunta. Uno de los apartados a los que presta mayor atención es el de su impacto en la salud humana. Entre sus conclusiones destaca que más allá de los temibles efectos de los golpes de calor, que en muchos casos resultan letales, la exposición aguda y prolongada al exceso de calor exacerba enfermedades subyacentes, incluidas enfermedades cardiovasculares, diabetes, salud mental, asma y enfermedades renales, y puede aumentar la transmisión de las enfermedades infecciosas.

Amenaza para la salud

Las estimaciones modeladas recogidas en el informe muestran que entre 2000 y 2019 se produjeron cerca de medio millón de muertes anuales por calor extremo: el 45 por ciento de ellas en Asia y el 36 por ciento en Europa. Unos cálculos que podrían quedarse cortos pues, como reconocen los expertos de la ONU, la falta de estándares uniformes de presentación de informes dificulta la agregación y comparación de las estadísticas reportadas a nivel nacional, por lo que el diagnóstico y la notificación oficiales de enfermedades, lesiones y muertes relacionadas con el calor extremo son del todo insuficientes, lo que podría elevar con mucho la cifra real de muertes.

Otro de los ámbitos que se detiene a analizar es el de los graves efectos del calor extremo en las áreas urbanas, que ya albergan a más de la mitad de la población mundial, mientras otros dos mil quinientos millones de personas podrían sumarse a ellas de aquí a 2050. A medida que el mundo se calienta más rápido de lo previsto, las ciudades son las más afectadas, ya que la congestión, el entorno construido y el uso concentrado de energía atrapa y amplifica las temperaturas dando origen a fenómenos como el efecto isla de calor que eleva la sensación de bochorno incluso durante la noche.

placeholder Las ciudades son especialmente vulnerables al calor extremo. (EFE/Mario Guzmán)
Las ciudades son especialmente vulnerables al calor extremo. (EFE/Mario Guzmán)

Al superponer las ubicaciones de las ciudades con los modelos del IPCC el informe demuestra que en muchas ciudades de todo el mundo las temperaturas extremas persisten durante casi la mitad del año. Así, con un calentamiento global de 1,5 grados 67 ciudades experimentarán 150 días al año de temperaturas superiores a los 35 grados, mientras que si el calentamiento se disparase hasta los 3 grados de aumento esa misma proporción afectaría a 197 ciudades.

El calor extremo esta restando los esfuerzos llevados a cabo para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)

Antes de acabar su comparecencia, y como en él es habitual, el secretario general de la ONU ha hecho un llamamiento a la esperanza. “La buena noticia -ha señalado Guterres- es que existen oportunidades para reducir el riesgo de calor extremo y acciones y herramientas a nuestra disposición para salvar vidas y limitar significativamente sus impactos sobre la salud, la economía y el medio ambiente”. Por ejemplo medidas de adaptación de los puestos de trabajo y prevención de la salud laboral que podrían ahorrar 361 mil millones de dólares al año, según la OIT.

Asimismo el IPCC indica que sus planes de acción contra el calor, que incluyen sistemas de alerta temprana y respuesta, podrían impulsar de manera efectiva la adaptación al calor extremo. Un aspecto en el que inciden las estimaciones elaboradas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) al señalar que la ampliación de los sistemas de alerta temprana por calor extremo podría evitar cerca de cien mil muertes al año en casi sesenta países.

El informe al completo puede consultarse aquí (en inglés)

A la hora de llamar la atención sobre la evolución del cambio climático ¿qué recurso queda cuando el término sin precedentes’ deja de tener sentido? Posiblemente el de los datos. Junio ​​de 2024 batió de nuevo, por decimotercer mes consecutivo, el récord de altas temperaturas a escala global. A la espera de que concluya el actual mes de julio, el pasado lunes 22 fue el día más caluroso de la historia desde que se tienen registros. Ese día La Tierra alcanzó una temperatura media de 17,09oC. El record anterior estaba en los 17,08oC registrados el 6 de julio de 2023.

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