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Granjas robotizadas: ¿la única solución para asegurar la supervivencia de nuestros campos?
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Granjas robotizadas: ¿la única solución para asegurar la supervivencia de nuestros campos?

La economía rural española se enfrenta a grandes desafíos para los que la tecnología podría ser la única salida posible. Esto, a su vez, trae de la mano dilemas a los que nos debemos enfrentar

Foto: La tecnología es esencial en el futuro ganadero español. (iStock)
La tecnología es esencial en el futuro ganadero español. (iStock)

Es una realidad gritada cada vez más por los ganaderos: nuestros campos corren peligro. Según el último censo publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), desde 2009 se ha cerrado un 30,1% de las instalaciones ganaderas: hemos pasado de contar con 242.630 explotaciones a quedarnos con 169.576. Además, la mano de obra ha caído más de un 7,5% desde hace 10 años.

La masiva subida de precios de los costes de produccióncomo la electricidad—, las exigencias de la PAC, también públicamente denunciadas por los ganaderos, así como el desajuste de los precios de los productos finales, son algunas de las razones que ponen en jaque a los ganaderos, cuya mayoría dirige pequeñas granjas, en las que se encuentran ante dos opciones: o cierran o se reinventan mediante la tecnología. Esta última también supone la única forma de sobrevivir de las grandes explotaciones.

"El animal no es tonto, hace lo que le da la gana, así que cuando siente una presión, va al robot"

Tal y como confirma el informe 'World Robotics 2021: Industrial Robots', de la International Federation of Robotics (IFR), España ocupa el décimo puesto mundial de las instalaciones de nuevos robots con 3.400 unidades. Durante el pasado año, fueron 12.000 los usados para la agricultura y alimentación de nuestro país. ¿Quién se lo iba a plantear hace tan solo 20 años, cuando el campo se resumía en mano de obra absoluta? Hoy no es que la robotización de las granjas suponga una opción, sino que, como decíamos, para muchos supone la única salida para la supervivencia.

En el concejo asturiano de Llanes se encuentra una de las granjas más robotizadas de Europa: Ganadería La Peña, que comercializa sus productos bajo la marca Leche Leche. No solo destaca por su robotización, sino porque además de producir leche fresca, son elaborados a diario en su ganadería deliciosas croquetas, yogur artesano, quesos o arroz con leche.

placeholder Mantenerse competitivas sigue siendo la prioridad de las granjas. (iStock)
Mantenerse competitivas sigue siendo la prioridad de las granjas. (iStock)

Los hermanos Hernán y Pelayo se encuentran al frente del negocio, que reinventaron en plena pandemia: tras viajar a Holanda y ver lo avanzado que se encontraba allí el sector primario, decidieron apostar por la inclusión total de la tecnología en su profesión, la cual habían heredado de sus padres, y anteriormente de sus abuelos. “Fuimos a Holanda a formarnos y aprender todo para poder importarlo, porque aquí en España, como el sector tiene tan poco peso y prestigio, no hay muchas empresas que se dediquen a ello. Así que cuando vimos aquello, decidimos que era el momento de apostar realmente por la ganadería, porque teníamos claro que, o lo hacíamos bien, o no lo hacíamos”, relata Hernán a Planeta A.

Nos asegura que en sus instalaciones todo gira en torno al confort de la vaca: “Todo está orientado a conseguir que la vaca tenga autonomía y cuando todo gira en torno a eso, es cuando las cosas salen bien”. En La Peña cuentan con tres robots: alimentación, ordeño y gestión del purín, un caso bastante inédito en nuestro país. Pero ¿cómo funciona? Nos lo explica el propio Hernán.

La vaca elige cuándo ordeñarse

“El animal no es tonto, hace lo que le da la gana, así que cuando siente una presión, va al robot. No se trata de que cada vez que entra al robot este se dedique a exprimirla, porque hay que pensar que ordeñar una vaca tiene un coste. La máquina aceptará o no el ordeño, dependiendo de los litros que sabe con exactitud que el animal tiene en la ubre. Es decir, si ayer produjo 40 litros de leche y se ordeñó hace cinco horas, pues la máquina sabe cuánta cantidad sigue teniendo”.

Foto: Las macrogranjas siguen preocupando. (iStock)

En la ganadería segoviana Gala Merino también cuentan con esta tecnología desde 2007, cuando llevar la tecnología a las granjas era casi impensable. “El animal no sufre nada, e incluso está mejor que cuando la ordeñábamos manualmente. A la máquina se le puede poner diferentes características de ordeño porque no todas son iguales: unas pasan por el robot cada cinco minutos, y otras cada 10”, nos cuenta Diego, uno de los gestores de la ganadería, a Planeta A.

En la actualidad, cuentan con 600 vacas, de las cuales pueden ser ordeñadas 270. Estas llegan a dar una media de 43,5 litros de leche al día con el robot, para el que invirtieron entre 120 y 130 mil euros. Su llegada también supuso la obra de sus instalaciones, con la que llegaron a gastar 150.000 euros.

Eficiencia alimentaria

En su finca de Escalona del Prado, también cuentan con un robot que acerca la comida a las vacas: “Es como un R2-D2 de la película, va dando vueltas al lado de la comida para arrimársela a los animales, que tienen la ración disponible 24 horas”. Sin embargo, Diego no le ve futuro a la máquina que mezcla la alimentación, con la que sí cuentan en Ganadería La Peña, donde Hernán nos confirma que “en España está muy poco aceptada”.

Foto: Uno de los robots agricultores que vienen. (Agrobot)

“El robot de alimentación dispensa 6.000 kilos de comida en 15 o 16 veces al día. Y hay veces que ofrece 6.000, y otras 5.500. La máquina escanea el plato de la vaca cada 30 o 40 minutos y, conforme el animal se lo va acabando, el robot le dispensa una ración fresca nueva. Y eso repercute, por un lado, en el bienestar de vaca, que tiene más tiempo para estar descansando y cuyas rumias son más digeribles, y por otro, en el medio ambiente, porque hay una eficiencia alimentaria donde solo se gasta lo que se necesita”.

Limpieza tecnológica

Con aproximadamente 100 animales, en las instalaciones asturianas también cuentan con un robot para la limpieza del purín. “Es como la rumba que tienes en tu casa, cuenta con unas rutas grabadas”, nos relata Hernán. “Lo común es tener una especie de paleta que programas y arrastra el purín, pero llega un momento que se acumula mucho. Este está continuamente limpiando y lo que hace es eliminar las heces y el purín para la fosa”.

placeholder La producción ganadera se enfrenta a grandes desafíos. (iStock)
La producción ganadera se enfrenta a grandes desafíos. (iStock)

Hernán y su hermano Pelayo hicieron una inversión de un millón de euros tras su viaje a Holanda: “Yo vi todo antes de traerlo aquí, soy bastante fanático y pregunté la tontería más última, hasta que me di cuenta de que era el futuro”.

La robótica impuesta

Tanto él como Diego coinciden en su objetivo con la robotización de sus granjas: huir de la esclavitud del tiempo. “Con las vacas no es que llegue el sábado y puedas apagarlas y decir: ‘Me voy de puente o de fin de semana’. No, no. Yo lo asemejo con tener una guardería o tener a tu cuidado una persona mayor, es una dependencia absoluta del animal”, apunta Hernán, en la misma línea que Diego: “Ahora aquí tienes que hacer unas tareas, pero no estás condicionado por las horas como estás en la sala de ordeño. Las vacas se van a ordeñar solas y luego tú te metes a controlarlas, pero es cierto que es mucho más flexible”.

Pero, aunque es evidente que la robotización supone una mejora de la calidad de vida para los ganaderos, lo cierto es que, como decíamos, en parte también es la única solución para la supervivencia de un negocio familiar que está situado en la España rural. En nuestro país, el 86% de las empresas agrícolas y ganaderas son familiares y según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en la actualidad, solo el 8,6% de los propietarios de una explotación agrícola o ganadera tiene menos de 40 años.“Ahora mismo la tendencia es que las granjas avanzan hacia la robotización porque no hay mano de obra. Hay zonas donde hay gente para trabajar, pero por aquí es muy difícil, el que quiere seguir es porque no le queda más remedio”, nos confirma Diego.

Foto: Vacas en un prado asturiano. (José Luis Gallego) Opinión

La robótica se va a imponer. Esto va a una velocidad que no te permite formar a una generación para ponerla mañana a ordeñar. Hoy le dices a un chaval de 20 años que tiene que ir a ordeñar 50 vacas y… pues ya ves, te encuentras uno de cada mil”, reconoce Hernán en la misma línea.

Hace unas semanas, conocíamos que el Grupo Pascual lanzaba por primera vez unas becas para los hijos de sus ganaderos con el objetivo de ayudarles a estudiar enseñanzas relacionadas con el negocio familiar. En esta primera edición, se han concedido 12 ayudas para jóvenes entre 16 y 23 años procedentes de ganaderías de Castilla y León, Galicia y Cantabria.

placeholder Parte de la economía rural española dependerá más y más de la tecnología. (iStock)
Parte de la economía rural española dependerá más y más de la tecnología. (iStock)

La beca incluye un plan formativo de alto rendimiento que no solo ahondará en prácticas ganaderas, sino también en el mundo empresarial. Un concepto indispensable para asegurar el futuro de nuestras granjas, tal y como reafirma Hernán, cuya ganadería también supone un reclamo turístico con sus visitas guiadas: “En España vamos con una desventaja brutal. Antes se decía que quien no servía para nada, se tenía que quedar en el campo. Y, sin embargo, te vas a Italia o a Holanda y gente con 30 o 35 años, que tiene carreras y entiende de economía o de marketing, está en la granja. Porque es que hoy, para vender un producto, tienes que tener unas nociones. Y eso te lo impone el mercado, si no estás en esa velocidad, te mueres”.

La innovación de los procesos y de su repercusión en el medio ambiente también se vuelve imprescindible para asegurar el éxito de las nuevas generaciones ganaderas. Tal y como nos cuenta Diego, de Gala Merino, el robot de ordeño permite tener un gasto mucho menor de agua que si nos encontráramos ante una sala de ordeño normal. Aun así, Hernán nos cuenta que en otros países donde en el sector primario se premia ante todo la innovación, van un paso más allá: “Lo que ves fuera, aquí tarda mucho en venir. En Alemania, hay granjas que venden el calostro a empresas farmacéuticas y cuando una persona tiene un tratamiento de quimioterapia, el calostro le supone un chute de anticuerpos tremendo, como cuando un bebé mama de la madre. Y lo mismo pasa con el purín, que aquí se ve como algo prohibitivo y en esos países se ve como una auténtica fuente de energía. En Alemania, una ganadería interesa mucho más produciendo gas que vendiendo leche… Pero mira, así tenemos la dependencia que tenemos de terceros países”.

Es una realidad gritada cada vez más por los ganaderos: nuestros campos corren peligro. Según el último censo publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), desde 2009 se ha cerrado un 30,1% de las instalaciones ganaderas: hemos pasado de contar con 242.630 explotaciones a quedarnos con 169.576. Además, la mano de obra ha caído más de un 7,5% desde hace 10 años.

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