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¿Hacia un mundo de fábricas eléctricas? Así lo están haciendo la minería o la industria química
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Objetivo, reducir los combustibles fósiles

¿Hacia un mundo de fábricas eléctricas? Así lo están haciendo la minería o la industria química

La electricidad se perfila como una de las alternativas para que el sector industrial reduzca sus emisiones. Parece un reto complicado, pero en todo el mundo ya hay ejemplos de ello

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El sector industrial tiene ante sí un reto mayúsculo: reducir drásticamente su incidencia sobre las emisiones de CO2. No en vano, tal y como relata el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la industria supone la segunda actividad que más emisiones genera en España, con un 20,8% del total, por delante de la agricultura y la ganadería, con un 14%; y solo por detrás del transporte, con un 27%.

Esta incidencia no es casual: según la Agencia Internacional de Energía (AIE), el 90% del calor generado en la industria se produce quemando combustibles fósiles. En este escenario, cada vez son más las empresas de distintos subsectores industriales que están optando por la electricidad para 'aligerar' la carga climática de sus procesos tanto internos como externos.

Minería e industria química

Un ejemplo es el de Rio Tinto y BHP, dos empresas mineras australianas que, de manera conjunta, están construyendo el primer horno eléctrico del país para generar menos emisiones en la fundición de acero. Un objetivo similar tiene Fortescue, del mismo subsector: para descarbonizar su actividad, esta utilizando maquinaria eléctrica en labores de excavación y transporte.

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La química juega un papel importante en la generación de emisiones, ya que gran parte de los procesos de industrias como la siderurgia parten de generar reacciones químicas a partir de combustibles fósiles. Para ponerle solución, Basf, el mayor grupo químico del mundo, ha alcanzado un acuerdo con la química saudí Sabic y la europea Linde para desarrollar un horno eléctrico que pueda generar suficiente calor para las reacciones químicas que representan la médula espinal de su negocio. Su tecnología prescinde del gas natural y permitirá al grupo reducir significativamente sus emisiones de CO₂.

La finlandesa Coolbrook, por su parte, ha patentado una tecnología rotodinámica con la que es capaz de electrificar y descarbonizar procesos que implican reacciones que llegan hasta los 1.700 grados de temperatura. En el caso de la estadounidense Dow, la alternativa a los combustibles fósiles reside en la energía nuclear, que sustituirá las calderas de gas de sus plantas por reactores que generarán electricidad y calor.

Siderurgia

La electrólisis es otra de las alternativas a la quema de combustibles fósiles para generar calor y fabricar cemento. Así lo asegura al menos la compañía Sublime Systems, que ha desarrollado un proceso electroquímico que descarboniza la producción de cemento

Dentro de su mismo subsector, Tata Steel opta por los hornos de arco eléctrico, en los que es capaz de fabricar acero a partir de mineral de hierro y carbón de coque, sustituyendo así sus tradicionales altos hornos, que serán cerrados este año tras una inversión de unos 1.500 millones de euros que contará con el apoyo financiero del Gobierno de Reino Unido.

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Bombas de calor para diversas industrias

Las bombas de calor están experimentando un auge en el ámbito doméstico como sustitutas del gas natural, así que el entorno empresarial tampoco ha escapado de esta tendencia. La startup AtmosZero es una de las encargadas de apostar por esta tecnología, teniendo entre sus clientes a compañías como la cervecera estadounidense New Belgium Brewing, que podrá electrificar todos los procesos industriales que requieren un calor inferior a 200 grados centígrados, con la consiguiente reducción de emisiones y ahorro de consumo energético.

Algo similar hacen la japonesa Kobe Steel, que fabrica bombas de calor capaces de producir vapor a alta presión a 165 grados; o la noruega Heaten, que ha desarrollado una bomba de calor duradera y de bajo mantenimiento que puede aprovechar el calor industrial residual para alcanzar temperaturas de hasta 200 grados, enfocándose hacia industrias como la farmacéutica o la textil, que necesitan un calor medio.

Ayudas de los gobiernos

Dentro de esta tendencia, diversos gobiernos están lanzando ayudas para electrificar el sector industrial. El Departamento de Energía de Estados Unidos acaba de lanzar un paquete de financiación de 6.000 millones de dólares para la descarbonización de 33 proyectos industriales altamente intensivos en el uso de energías fósiles. Las industrias seleccionadas están en sectores como la química y el refino, el cemento, el hierro, el acero y otros metales, la industria del vidrio o el papel. El Gobierno francés, por su parte, ha firmado un contrato con las empresas de los 50 grandes polos industriales del país para ayudarles a transformarse para reducir emisiones de gases de efecto invernadero.

En España, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico está en plena modificación de la Planificación de electricidad con horizonte 2026 y prepara nuevos objetivos para el marco comprendido entre 2025 y 2030. Dicha modificación, dotada de una inversión de 489 millones de euros, incluye 73 actuaciones destinadas a facilitar la materialización de proyectos estratégicos para la descarbonización de la industria, la producción de hidrógeno, la integración de energía renovable o el apoyo a la cadena de materiales y tecnologías clave vinculadas a la transición verde.

Esta revisión de la Planificación contaba con casi 1.000 millones de euros de los PRTR para la financiación de nueva capacidad de conexión, pero el Gobierno, por ahora, ha utilizado 500 millones para financiar principalmente proyectos de conexión de nueva generación. Todas las solicitudes de incremento de capacidad de acceso realizadas por los distribuidores para conexión de nueva demanda en sus redes han quedado relegadas a la nueva Planificación que, como pronto, empezará a ejecutarse en 2025.

"La electrificación puede disminuir las emisiones, ya que su sistema es menos emisivo que los basados en combustibles fósiles"

El impulso a dicha electrificación viene, además, avalado por la propia industria y los análisis del sector. En un informe reciente, McKinsey asegura que "a medida que la transición energética se acelera y el mundo avanza hacia el neto cero, se espera que la electrificación sea una palanca crucial para ayudar a alcanzar los objetivos de descarbonización. La electrificación puede disminuir las emisiones, ya que los sistemas basados en electricidad tienden a ser menos emisivos que los sistemas basados en combustibles fósiles".

Se trata, como vemos, de una tendencia al alza. Si el sector industrial es uno de los que más emisiones genera, el objetivo es prescindir de los combustibles fósiles y optar por diversos métodos. Es ahí donde la electricidad pretende convertirse en la principal alternativa.

El sector industrial tiene ante sí un reto mayúsculo: reducir drásticamente su incidencia sobre las emisiones de CO2. No en vano, tal y como relata el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la industria supone la segunda actividad que más emisiones genera en España, con un 20,8% del total, por delante de la agricultura y la ganadería, con un 14%; y solo por detrás del transporte, con un 27%.

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