Las marquesinas inteligentes que quieren resucitar la España vaciada

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Las marquesinas inteligentes que quieren resucitar la España vaciada

Por EC Brands

Marquesina inteligente

Cuatro estudiantes de la Universidad de Zaragoza, participantes en el Challenge Universitario de Fundación Repsol, diseñan unas marquesinas alimentadas con placas solares que permiten comprar billetes y enviar y recibir paquetes.

En Lucena de Jalón (Zaragoza), todo el mundo se conoce. Es algo que suele decirse de muchos pueblos, pero en este caso con más razón: apenas cuenta con 226 habitantes. Durante algún tiempo, la llegada de población extranjera, especialmente procedente de Rumanía y Colombia, consiguió sostener la caída, pero en los últimos años las cifras han vuelto a descender, según refleja el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Evolución de habitantes en Lucena de Jalón (2003-2022)

En un municipio de estas características, los colegios no están precisamente abarrotados. “Éramos cuatro o cinco niños”, recuerda Gerardo Cambra. Cuando acabó su etapa escolar, se fue al instituto de Épila, a seis kilómetros de distancia. "Sufrí lo que es ser de un pueblo pequeño: todos los días tenía que irme a la marquesina y coger el autobús. Era un trayecto de media hora, porque suponía pasar por otros pueblos que estaban en dirección contraria", nos cuenta, acostumbrado a la dificultad de que su pueblo creciera en habitantes.

Su momento ‘¡Eureka!’: las marloquinas

Si conocemos la historia de Gerardo es porque ahora, con 21 años y estudiando Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo del Producto en la Universidad de Zaragoza, ha tenido la -primera gran- idea de su vida. Junto a sus compañeros Adrián Almoyna, Gerardo Artal y Daniel Baya, se apuntó al Challenge Universitario de Fundación Repsol, en el que los cuatro presentaron uno de los proyectos finalmente ganadores: las Marloquinas.

Las Marloquinas son unas marquesinas inteligentes que apuestan por recuperar la población en las zonas rurales de nuestro país, especialmente afectadas por la progresiva despoblación. Este proyecto se asienta sobre tres patas. En primer lugar, que las marquesinas sean inteligentes y dispongan de “todas las facilidades que puede brindar una estación de autobuses: la venta de billetes, la ruta del autobús, las horas de salida y de llegada, etc.”.

En segundo lugar, que estas instalaciones supongan un aliciente añadido tanto para los habitantes de la zona como para las propias compañías de transporte, ya que cuentan con “una serie de lockers o buzones para que los residentes de los pueblos puedan recoger y enviar paquetes”. De esta manera, “también les damos un incentivo a las empresas de autobuses, que pueden conseguir más dinero y, de este modo, no opten por la desaparición de estas rutas de bus en los pueblos pequeños”. Todo ello nos lleva a un objetivo común: revitalizar los municipios en riesgo de despoblación.

Y por si todo esto fuera poco, el proyecto cuenta con una tercera pata que, además, redunda en la sostenibilidad. Y es que las marquesinas inteligentes se mantendrían mediante la energía producida por placas solares, con lo que no ocasionaría un gasto extra para la instalación.

Un hackathon a favor de la transición energética

La primera edición del Challenge Universitario de Fundación Repsol contó con la participación de 1.702 estudiantes de 84 universidades, que presentaron diversos proyectos para acelerar la descarbonización en España.

La gran final, celebrada en formato hackathon los pasados 8 y 9 de marzo, premió a los equipos ganadores en las cinco categorías a las que se podía concurrir: Ciudades sostenibles y descarbonizadas, Movilidad sostenible y descarbonizada, Economía circular como palanca de descarbonización, Industria sostenible descarbonizada y Transición energética y sociedad. Cada equipo ganador recibió un premio de 12.000 euros y la oportunidad de realizar una beca en Repsol.

Los proyectos ganadores de la primera edición del Challenge Universitario de Fundación Repsol

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Fundación Repsol pretende fomentar así la búsqueda de soluciones innovadoras para acelerar la transición energética en nuestro país, pero, además, busca que sean los más jóvenes quienes se involucren en ella, creando, de paso, un entorno que facilite su entrada al mercado laboral.

Gerardo, desde luego, tiene claro que este proyecto es solo el comienzo. "El camino sigue y yo estoy preparado para los nuevos retos que van a llegar. Porque, en definitiva, los retos que nos presenta la vida están para que los superemos".