N unca sabemos por dónde nos va a llevar la vida, especialmente cuando, siendo muy jóvenes, nos planteamos nuestro futuro laboral. Algo así es lo que le pasó a Gabriela Cevallos, una joven ecuatoriana que, cuando tuvo que pasar del colegio a la universidad, decidió tomarse un respiro. "Me tomé un año sabático porque todo el mundo tenía muchas expectativas sobre mí: 'Tú tienes que ser abogada'; 'Tú tienes que ser médico, como tus padres'...", recuerda. Al final, optó por estudiar inglés y cursar Comunicación Organizacional en la Universidad Católica de Ecuador.
Tras pasar por varias agencias creativas y de publicidad, Gabriela se especializó en Marketing y se vino a vivir a España. Concretamente, a Alicante, donde se enamoró de la Serra Grossa. En una de sus muchas caminatas por esa montaña, Gabriela empezó a pensar cómo ese aire tan puro de la sierra podía trasladarse a la ciudad.
Junto a sus compañeras de universidad, Vianny Castellanos y Noelia Cruz, Gabriela desarrolló la idea: unas jardineras urbanas alimentadas por una miniplanta de tratamiento de residuos orgánicos. Este proyecto integraría dos elementos básicos: por una parte, "una planta energéticamente autónoma, donde se disponen los residuos orgánicos del sector Horeca (hotelería, restauración y cafetería), su tratamiento y la transformación de los lixiviados (los líquidos residuales que se filtran de un vertedero) en agua apta para riego urbano", nos cuenta; por otra, "una jardinera para la siembra de vegetación con alta capacidad de captura de carbono".