Las comunidades energéticas piden paso: así son los ciudadanos y pymes que controlan su energía

La transición hacia un mercado energético renovable en España no solo avanza al ritmo de las grandes compañías productoras, distribuidoras y comercializadoras, sino que también existe una fórmula a pequeña escala que está ganando terreno: las comunidades energéticas. Este tipo de iniciativas, lideradas por ciudadanos, pymes y cooperativas, tienen como objetivos principales la descarbonización del sistema, el ahorro económico, la eficiencia energética y la independencia que proporciona el autoconsumo. Su impacto, más allá de los beneficios económicos, también es social, ya que son proyectos que abogan por una transición más justa e inclusiva que pueda beneficiar a todos los sectores por igual.

Para promover y fomentar un comportamiento responsable y sostenible por parte de los consumidores, el Grupo MET Energía ha puesto en marcha los premios Green CommYOUnity con los que ha reconocido a dos proyectos españoles, ubicados en las localidades de Manresa (Barcelona) y Arroyomolinos de León (Huelva). Lo ha hecho de la mano de su socio experto ECODES y, para conocer de primera mano las impresiones de los galardonados e involucrados en el certamen, organizó junto a El Confidencial una mesa redonda titulada El papel de las comunidades energéticas para la transición hacia un consumo sostenible. En la tertulia participaron Ángel Crespo, CEO de MET España; Alberto Pérez, Power Director de MET Energía España; y Carlos Pesqué, director adjunto del Área de Energía y Personas de ECODES. Asimismo, el panel de expertos se completó con los presidentes de las cooperativas premiadas: Encarnación Molina, presidenta de Arroyo Alumbra; y Bernat Ladrón de Guevara, presidente de Manresa Illumina.

Con el objetivo de poner en contexto el complejo sistema energético, el CEO de MET España comenzó explicando que “en su inicio, la transición energética trajo consigo una inversión masiva en renovables, ahora toca que esta permee hacia las empresas, asociaciones y cooperativas”. Es ahí dónde cree Ángel Crespo que se sitúan las comunidades energéticas: “Son una iniciativa ciudadana que quiere fomentar la descarbonización y la eficiencia. Con ellas, la ciudadanía pasa de ser un sujeto pasivo a ser parte activa del modelo”, manifestó. “Con estos premios, visibilizamos la descarbonización justa del sector”, remarcó. Sin embargo, el experto también incidió en que “la regulación debería acompañar en el proceso desarrollando almacenamiento, promoviendo servicios de respuesta activa de la demanda o equilibrando los peajes”, aclaró.

A continuación, su compañero Alberto Pérez centró su primer análisis en las consecuencias económicas de una transición que no siempre tiene en cuenta todas las realidades: “El principal desafío es evitar que la industria española se deslocalice. En los últimos dos años se ha experimentado un descenso en la demanda eléctrica en España debido a sus precios altos, hasta el punto de que ha caído a niveles de hace dos décadas”. Entre sus soluciones para “evitar que la industria se vaya a lugares dónde la electricidad es más barata”, se encuentra “la creación de un marco jurídico estable que incentive la participación y la creación de mercados en los que se puedan generar ingresos”. Y concretó que “necesitamos que el consumidor tenga un precio razonable, pero que, al mismo tiempo, el productor pueda hacer rentable su inversión”.

Precisamente el autoconsumo y las comunidades energéticas son vías que pueden facilitar esa transición justa. Por ello, Carlos Pesqué subrayó que “necesitamos más iniciativas de este tipo porque estamos lejos de las cifras de otros países. "Nuestro observatorio Energía Común indica que el año pasado hubo un total de 353 comunidades, lo cual supone que sólo el 4% del total de municipios en España tenía una”. Según el director adjunto del Área de Energía y Personas de ECODES, el impulso podría llegar desde el ámbito legislativo: “Tenemos encima de la mesa un proyecto de Real Decreto sobre comunidades energéticas, pero aún no está en firme. Si fomentamos este modelo, que va más allá del autoconsumo, se fomentaría el uso de baterías, la movilidad sostenible o el uso de redes de calor, tanto en el ámbito urbano o rural, como en el entorno industrial”, precisó.

Los participantes en la mesa redonda escucharon con atención la experiencia de las dos comunidades energéticas premiadas por MET España. Así, Encarnación Molina expuso algunos detalles sobre cómo se ha gestado el proyecto Arroyo Alumbra. “Nuestro principal objetivo es que todo el mundo pueda participar, al margen de su perfil, aunque prestamos especial atención a las personas vulnerables”, detalló. El punto de partida es “que nadie sufra pobreza energética, mientras concienciamos sobre la descarbonización y atendemos otros aspectos sociales como la igualdad”. Al mismo tiempo, la presidenta resaltó la implicación del colegio CEIP Virgen de los Remedios de Arroyomolinos de León (Huelva) porque “gracias a las niñas y niños que difunden el mensaje, todo el pueblo se ha comprometido con el medioambiente”, aseguró.

"Gracias a las niñas y niños que difunden el mensaje, todo el pueblo se ha comprometido con el medioambiente", E. Molina (Arroyo Alumbra)

Por su parte, Manresa Ilumina ya nació de la mano de una asociación de empresarios y con la mirada puesta en la industria: “La energía es un vector importante para que las actividades puedan seguir caminando”, defendió Bernat Ladrón de Guevara. En su opinión, “para que este tipo de iniciativas funcionen bien, es importante compartir recursos. Por ejemplo, en nuestra cooperativa cada empresa participante tiene un voto, al margen de su tamaño o negociado. ¿Por qué? Mientras unas demandan mucha energía, otras ofrecen más superficie de cubierta para instalar paneles y otras practican la eficiencia intensamente”, aclaró. “Empezamos con la instalación de un megavatio, pero ya sabemos que estamos en disposición de generar tanta energía como consumimos para ser autosuficientes”, matizó el experto.

Oportunidades regulatorias y colaboración

En el apartado de hándicaps y retos a superar, los expertos solicitaron incentivos para las compañías energéticas: “Es obvio pensar que este tipo de empresas no están diseñadas para fomentar la creación de comunidades energéticas, pero deben prestar el servicio. Una solución interesante podría ser incentivarlas para que favorezcan la transición energética”, apuntó Ángel Crespo. Al hilo de la transformación del mercado, el responsable de MET en España aprovechó para recordar que “nuestro país se encuentra en un momento espectacular, ya que contamos con ventaja competitiva. Sin embargo, para seguir generando industria y empleo, necesitamos incrementar la demanda de forma eficiente. Para evitar la deslocalización, las empresas han de tener a su disposición un coste energético competitivo”, recomendó.

En la misma línea, Alberto Pérez puso el foco en dos aspectos relacionados con la regulación y la burocracia española. “Es importante incentivar el desarrollo de baterías para lograr que estas sean más económicas y eficientes. Con tecnología de respaldo que permita acumular energía, conseguiremos que la demanda no dependa de las horas solares y se equilibrará el sistema”, aseguró. A la vez, “sería interesante agilizar el permitting, es decir, que las concesiones y trámites dejen de ser un escollo para los productores. En estos momentos los plazos se dilatan demasiado debido a la carga que tiene actualmente la administración pública”. Para solucionarlo, recomendó a los responsables ministeriales “reflexionar sobre cómo lograr que los usuarios de comunidades o autoconsumos, así como otro tipo de productores, puedan tener más agilidad y así poder alcanzar los objetivos marcados en el propio Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC)”.

Igualmente, Carlos Pesqué apuntó que “más allá de que los ciudadanos y los municipios sean más independientes, generar energía localmente tiene otros efectos derivados a nivel nacional en lo referente a soberanía y a no depender de otros países”. Bajo su perspectiva, “las comunidades energéticas tienen un papel importantísimo a la hora de fomentar la cultura de las renovables entre la ciudadanía. Al margen del ahorro económico, participan de forma activa en la percepción social”. En alusión a cómo afecta la transición energética al territorio y la imagen a veces negativa que se pueda desprender de este cambio de paradigma, el experto explicó que “es cierto que existen proyectos fotovoltaicos o eólicos que no han tenido una buena planificación y no han respetado el territorio, pero, gracias a las cooperativas e iniciativas similares, la imagen de las renovables puede continuar asociada a valores positivos”, puntualizó.

Encarnación Molina confirmó lo señalado por su compañero de tertulia: “Somos la primera cooperativa energética de la provincia de Huelva y lo más destacable es la participación ciudadana desde todos los sectores de la población. Este compromiso, además, se consolida a través de la formación”. ¿De qué tipo? “Pedimos a los participantes en la comunidad energética que realicen dos talleres. Uno de ellos está relacionado con el cooperativismo, mientras que el otro está enfocado a entender la factura de la luz”, aclaró. Esta labor pedagógica de las organizaciones mejora la imagen de las renovables y ayuda a entender el complejo sistema energético: “Los negocios que participan ahora son más eficientes, así nos lo transmiten. De hecho, el éxito de nuestra iniciativa nace de la enorme participación, ya sea desde el crowdfunding para comprar las placas solares, hasta los permisos que nos concedió el Ayuntamiento para instalarlas en el techo del colegio”, precisó.

"Si la comunicación con entidades públicas es natural se convierte en una potente herramienta", B. Ladrón de Guevara (Manresa Ilumina)

Por último, los participantes en la mesa redonda destacaron la importancia que tiene la colaboración público-privada para que este tipo de proyectos lleguen a buen puerto. De esta forma, Bernat Ladrón de Guevara concretó que “para nosotros siempre ha sido relativamente fácil poder hablar con el Ayuntamiento de Manresa, la diputación de Barcelona o, incluso, con la Generalitat de Catalunya. También hemos recibido ayudas europeas. La comunicación con estas entidades públicas es fluida y natural, esto la convierte en una herramienta muy potente”, admitió. En su caso, este apoyo ha ido más allá de la cooperativa: “Es cierto que, durante los últimos treinta años, esta colaboración nos ha permitido llevar a cabo proyectos pioneros para zonas industriales, tales como instalar una guardería para hijos de empleados o la instalación de fibra óptica, entre otras iniciativas. En estos momentos, estamos muy satisfechos porque contribuimos con las nuevas formas de producir energía y ayudamos a garantizar la descarbonización”, aseguró para concluir.