Tu grupo favorito también puede ser sostenible: bienvenidos a la nueva era de los festivales

Llega el verano y a todos se nos viene una imagen a la cabeza: la de los festivales de música. Inmediatamente, nuestro cerebro nos trae nuevos recuerdos, como la música de fondo, los encuentros con amigos, los bailes, los cánticos, ese bocadillo a horas intempestivas que nos sabe a gloria… Sin embargo, hay otros elementos que, aunque quizá no formen parte de nuestro imaginario colectivo, en los últimos años se han vuelto imprescindibles. Uno de ellos es la sostenibilidad. En el capítulo 9 de Futuro Eléctrico, el pódcast de Endesa y El Confidencial para impulsar la electrificación en España, hablamos de los festivales sostenibles.

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Según el Ministerio de Cultura, en España hubo 908 festivales de música en todo 2022. Es una cifra que se ha venido manteniendo a lo largo de todo el siglo, así que raro será que, en la última década, no hayas ido a uno (o a varios de ellos): Primavera Sound, Jardín de las Delicias, Festival Crüilla, Viña Rock o cualquier de los cientos de festivales, de envergadura más humilde, que atraviesan todo nuestro país.

Si lo piensas, es posible que recuerdes cierta evolución en los festivales en los últimos años. Aparte de las novedades de cada cartel, hay otros cambios, quizá menos visibles, pero sin duda también importantes: hay contenedores de reciclaje de residuos, vasos reutilizables, compensación de emisiones, escenarios, food trucks, montaje y desmontaje... Auténticas ciudades efímeras que quieren consumir cada vez menos y ser cada vez más eléctricas.

Un ejemplo de ello es el Festival Crüilla, que del 10 al 13 de julio acogerá en Barcelona a cerca de 75.000 asistentes para ver a grupos como Pet Shop Boys, The Smashing Pumpkins, Avril Lagine o Kasabian. Una cita con un extra importantísimo: se trata del primer festival de España que tiene todo su suministro eléctrico y 100% renovable.

La apuesta de este festival no fue precisamente casual: "Siempre ha formado parte de nuestro ADN", nos cuenta su director, Jordi Herreruela. "Incluso cuando no se hablaba de estos temas, en nuestros inicios, nos marcamos dos objetivos: enfocarnos en el público local y no superar un aforo de 25.000 personas diarias. Y estas dos medidas, en realidad, tienen mucho que ver con la sostenibilidad, ya que el 80% de las emisiones de un gran evento tiene que ver con el desplazamiento de su público, especialmente cuando es internacional".

Pero, con el paso del tiempo, la apuesta ha crecido y ha escalado: "En 2015 ya nos propusimos reducir los plásticos y en 2019 lo conseguimos por completo, siendo el primer festival de España que lo hace". Además, "en 2023 alcanzamos un acuerdo con Endesa, con el que pudimos eliminar todos los generadores de combustibles fósiles. Fuimos al primer festival que se conectó al 100% a la red eléctrica, algo que en Cataluña solo se puede hacer con Endesa, por su conocimiento y porque tiene en propiedad las instalaciones y ha sido de gran ayuda para poderlo implementar", afirma.

"Eliminando los generadores de combustibles fósiles, ya hemos reducido en 36.000 kilos las emisiones de CO2"

De mano de la energética, descubrieron que eliminar sus plásticos era el primer paso, pero no podía ser el último: "Teníamos que aspirar a eliminar todos los residuos. Volvimos a los vasos de plástico, pero reutilizables y sin nuestro logo, para que la gente pueda llevárselos incluso a otros festivales".

Pero ni siquiera acaba ahí la cosa en Crüilla: "Vamos a hacer el primer festival español en el que, cuando te sirvan una pizza, el plato será de plástico y pagarás una fianza que recuperarás al devolver el plato, ya que se va a reutilizar muchas veces. Estamos trabajando para ser un festival sin residuos y, aunque es difícil, este año ya reduciremos el 60% de los residuos de la oferta gastronómica". Además, "gracias a la colaboración con Endesa, ya hemos reducido en 36.000 kilos las emisiones de CO₂".

Dicha colaboración forma parte de la apuesta de Endesa por el patrocinio de música en directo, aportando su experiencia para contribuir a conciertos más sostenibles e inclusivos. En citas como el propio Crüilla, el Festival Jardín de las Delicias, el Icónica Fest en Sevilla, el Mallorca Live Festival o el Espacio Zity Zaragoza, las medidas van desde el establecimiento de un suministro de energía 100% procedente de fuentes renovables hasta la reducción de emisiones, residuos y plásticos, la reutilización de materiales, el fomento de la movilidad eléctrica y el acento en el talento artístico local y los proveedores de proximidad.

Cómo medir si un festival es (o no) sostenible

La apuesta del Crüilla es encomiable, pero ¿cómo se puede saber si un festival es verdaderamente sostenible, teniendo en cuenta la multiplicidad de factores que implica? De eso se encargan personas como Nuria Díaz, socia cooperativista y responsable de proyectos y sistemas de gestión de la sostenibilidad de EcoEvent, quien lo primero que hace es una aclaración: "Con el término 'sostenible' podemos pecar de green washing, así que preferimos hablar de grandes eventos que son más responsables".

Dicho esto, "la sostenibilidad siempre debe ser social, ambiental y económica". Y, como en los festivales "hay aspectos que se escapan del control incluso de la propia organización o forman parte de la idiosincrasia de un gran evento (el movimiento de miles de personas hacia un mismo lugar en un momento determinado, por ejemplo), para hablar de un festival más responsable hay que buscar el equilibrio entre el impacto negativo y el positivo que genera".

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Entre las acciones que lleva a cabo EcoEvent se encuentra el estudio de la huella de carbono. "Solicitamos a los artistas sus datos de desplazamientos y de pernoctaciones. Es algo que propia organización nos lo puede facilitar, pero nos gusta solicitarlo para que ellos también sean conscientes de la acción que estamos llevando a cabo", nos cuenta.

De hecho, "algunos grupos incluso hacen público su green rider [los compromisos de sostenibilidad que están asumiendo al tocar], pero hay de todo". Herreruela insiste en este incipiente compromiso por parte de las bandas, ya que "cuando les pedimos incorporar conceptos de sostenibilidad en su paso por el festival, casi todo el mundo lo recibe extraordinariamente bien".

También extiende esta conciencia a los propios asistentes, aunque remarca que "algo que aún no hemos conseguido es que la gente esté dispuesta a pagar, por ejemplo, un euro más para que apliques esas medidas. Te lo valoran muy positivamente, pero aún no están dispuestos a hacer ese esfuerzo". En su opinión, "tenemos que ser conscientes de que la sostenibilidad tiene un coste en todos los sentidos y que tenemos que asumirlo en la medida en que podamos".

En cualquier caso, ambos entrevistados se muestran convencidos de que este es un camino sin retorno: "Los grandes eventos del futuro no se van a poder hacer sin una visión sostenible", añade Herreruela. "No será un tema de hasta qué punto forma parte de tu ADN, sino de que, si no lo tienes en cuenta, no vas a poder hacer grandes eventos".

"Los grandes eventos del futuro no se van a poder hacer sin una visión sostenible"

Y es que "todos reunimos a miles de personas, tenemos grandes infraestructuras, consumimos a gran cantidad de energía y generamos residuos, así que tenemos que reducir ese impacto a la mínima expresión. Y ese es el compromiso", sentencia.

Como vemos, en definitiva, los festivales de música son, ante todo, una fuente de diversión y entretenimiento para todo el mundo, pero eso no les quita la responsabilidad sostenible que tienen a la hora de fijarse, como mínimo, un objetivo: que dejemos un mundo mejor que el que nos hemos encontrado.