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El calentamiento del océano hará que las ballenas francas se extingan
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El calentamiento del océano hará que las ballenas francas se extingan

Según un estudio dirigido por la Universidad de Cornell y la de Carolina del Sur, el calentamiento de los océanos ha expulsado a la población de ballenas francas del Atlántico norte exponiéndolas a múltiples peligros

Foto: Uno de los pocos ejemplares que quedan.
Uno de los pocos ejemplares que quedan.

La ballena franca está considerada en peligro crítico de extinción por la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Desde 2010, la tasa de partos en estas criaturas ha disminuido considerablemente, y la población de ballenas francas se ha reducido en aproximadamente un 26%, según el estudio. A principios de la década, la población de ballenas francas del Atlántico norte superaba las 500. Ahora, el Consorcio de Ballenas Francas del Atlántico Norte calcula que la población es de apenas 356 ballenas. Con cifras tan devastadoras, no es de extrañar que la UICN haya reclasificado a esta especie como en peligro crítico.

Viajando hacia jurisdicciones no protegidas

Las ballenas francas son conocidas desde hace mucho tiempo por buscar crustáceos grasos en el golfo de Maine. Pero en la última década, el agua se ha calentado en demasía y, la principal fuente de alimento de las ballenas, que prospera precisamente en agua fría, se ha deteriorado, obligándolas a viajar al noreste hasta el golfo de San Lorenzo en Canadá para buscar comida, entre otras cosas.

placeholder Solo quedan 356 ballenas francas.
Solo quedan 356 ballenas francas.

"La mayor parte del calentamiento en el Golfo de Maine no proviene de la atmósfera o la superficie del océano, como se podría pensar", dice Charles Greene, profesor emérito del Departamento de Ciencias de la Tierra y Atmosféricas de la Facultad de Agricultura y Ciencias de la Vida y coautor del trabajo que publica la revista Oceanography. "Proviene de la invasión del agua de las laderas a muchos cientos de metros por debajo de la superficie del océano, lo que obliga a las ballenas francas a abandonar su hábitat tradicional".

Las ballenas francas se alimentan principalmente de la especie de copépodos Calanus finmarchicus en sus últimas etapas de desarrollo: son pequeños crustáceos que funcionan como la golosina preferida de las ballenas, y su abundancia está estrechamente relacionada con el número de ballenas francas recién nacidas.

Pocos nacimientos

En buenas condiciones, las majestuosas ballenas francas pueden crecer hasta los 16 metros y vivir hasta los 70 años. Hoy en día, al no alimentarse adecuadamente, las ballenas francas no son capaces de fabricar sus tradicionales capas de grasa y, por tanto, "no pueden quedar embarazadas con éxito, llevar el embarazo y amamantar a la cría", aclara Erin Meyer-Gutbrod, también coautora del estudio y ecóloga marina de la Universidad de Carolina del Sur (EE. UU.).

Las tasas de natalidad han disminuido drásticamente desde 2010; es más, a principios de 2018 no nació ninguna ballena franca. De las existentes, casi dejaron de avistarse en sus lugares tradicionales de alimentación y fueron observadas migrando hacia el Golfo de San Lorenzo, al norte de Nueva Escocia (que no contaba con un plan de gestión para esta especie en ese momento). Muchas de las ballenas murieron al ser golpeadas por barcos o enredadas en utensilios de pesca.

Evento de Mortalidad Inusual

Esto ha llevado a un Evento de Mortalidad Inusual declarado por la NOAA en 2017, cuando se confirmaron 17 muertes de ballenas francas, principalmente en el Golfo de San Lorenzo. Diez ballenas francas fueron encontradas muertas en 2019, mientras que para 2020 y 2021, hasta el momento, se han producido cuatro muertes.

Foto: Una ballena gris en las costas del Pacífico. (Andoni Canela)

El gobierno canadiense ha respondido a esta situación limitando la velocidad de los barcos en la vía marítima, mientras que por el lado estadounidense se están implementando leyes que requieren redes de pesca más débiles de las que las ballenas pueden liberarse en caso de enredarse en ellas.

Los investigadores oceánicos esperan que se pongan en práctica políticas completamente nuevas sobre equipos de pesca sin cuerdas, aplicación de la limitación de velocidad de los barcos y un seguimiento efectivo de la comunidad de ballenas porque no hay tiempo que perder. Hay que actuar antes de que esta especie se encuentre en el punto de no retorno.

La ballena franca está considerada en peligro crítico de extinción por la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

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