El zorro ártico, su belleza y la resistencia en el Polo Norte
Este depredador se dedica a seguir a los osos polares y competir con ellos por sus presas. Su adaptación al entorno lo convierte en un prodigio animal capaz de sobrevivir a las mayores inclemencias
El zorro ártico, habitante de las zonas polares, es una de las especies más bellas con las que he tenido la fortuna de encontrarme. Es elegante y delicado, pero al mismo tiempo está preparado para lo más duro. Esa belleza estética, con un pelaje tupido de varias capas, está perfectamente adaptado para las condiciones extremas donde vive. Allí, las temperaturas llegan a veces a los 50 o 60 grados bajo cero.
Las almohadillas de sus pies están cubiertas de pelo, lo que le permite caminar sobre el hielo durante horas. El zorro ártico tiene además una constitución muy compacta para no perder calor corporal. Las patas, la cola y las orejas son más cortas y pequeñas que las de otras especies de zorros. Gracias a todo eso, es uno de los mamíferos que puede aguantar temperaturas más extremas.
Extraños ojos y zorros azules
Otro aspecto singular de los zorros árticos son sus ojos. Son impresionantes con una extraña mezcla entre marrón, amarillo y rojo. Después de muchos viajes al Ártico, el zorro ártico sigue siendo uno de mis animales preferidos. También le llaman zorro polar. Recuerdo los ojos de uno de ellos, que pude ver muy cerca en la Bahía de Hudson, en Canadá. En invierno su pelaje es totalmente blanco con alguna excepción.
Hay una variedad de pelaje del zorro ártico conocida como 'zorro azul', mucho más escasa (menos del 10% de la población) que mantiene un pelaje gris oscuro/ azulado durante todo el año.
En el océano helado
Uno de los encuentros más memorables que recuerdo fue sobre el océano helado en la región de Nunavut (Canadá). Había cerca un oso polar y el zorro marchó corriendo manchado con la sangre de la presa del oso, una foca anillada. En muchas ocasiones los zorros árticos se dedican a seguir a los osos polares. Lo hacen a través del hielo por el océano helado y también por las playas cubiertas de nieve donde muchas veces merodean los osos polares.
Este zorro hacía justamente eso; seguir los rastros de un oso olisqueando con delicadeza la nieve. El calentamiento en el Ártico provoca que otras especies como el zorro rojo invadan cada vez más los territorios del zorro ártico, y con ello supone una amenaza por la competencia por las presas y por el hábitat que ocupan.
El zorro ártico, habitante de las zonas polares, es una de las especies más bellas con las que he tenido la fortuna de encontrarme. Es elegante y delicado, pero al mismo tiempo está preparado para lo más duro. Esa belleza estética, con un pelaje tupido de varias capas, está perfectamente adaptado para las condiciones extremas donde vive. Allí, las temperaturas llegan a veces a los 50 o 60 grados bajo cero.
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