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Por qué los ingleses vienen a Burgos para ver aves (y se dejan un pastón)
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Por qué los ingleses vienen a Burgos para ver aves (y se dejan un pastón)

El turismo ornitológico atrae cada año a más amantes de las aves, muchos de los cuales viajan desde toda Europa hasta nuestros espacios naturales para disfrutar de su afición

Foto: Nuestras grandes rapaces, como el águila real, atraen a 'birdwatchers' de toda Europa (EFE/Beldad)
Nuestras grandes rapaces, como el águila real, atraen a 'birdwatchers' de toda Europa (EFE/Beldad)

En la mañana fresca de la primavera burgalesa, cómodamente sentado en una roca caliza mientras dirige su mirada a través del catalejo hacia un cantil de la peña, el joven Simon cree tocar la felicidad con la punta de los dedos. Ante sus ojos, el nido de una de las rapaces más espectaculares del planeta: el águila real. Al observar las idas y venidas de la pareja para cebar al pollo, ya muy crecido, este birdwatcher coincide con el resto del pequeño grupo que le acompaña en que el viaje desde Inglaterra hasta el páramo de Masa, en las tierras altas de Burgos, ha valido la pena.

Los ciudadanos británicos sienten auténtica pasión por las aves. Allí, llegar de trabajar o estudiar y salir al parque a observar pájaros con los prismáticos al cuello, o caminar por el campo con el telescopio al hombro, es de lo más normal. La ornitología es una de las mayores aficiones y convoca a un numeroso público de todas las edades. La Royal Society for the Protection of Birds (RSPB/Birdlife), la asociación hermanada con nuestra SEO/Birdlife que agrupa a los ornitólogos británicos, es una de las instituciones más prestigiosas e influyentes de todo el Reino Unido.

Fundada en 1889, la RSPB cuenta con 2.000 empleados, cerca de 15.000 trabajadores voluntarios, una gran sede central, tres delegaciones nacionales, nueve oficinas regionales y un presupuesto que supera los 100 millones de libras. Y lo más importante: tiene más de un millón de socios, de los cuales alrededor de 200.000 son chavales menores de 18 años. Gente que ama la naturaleza y especialmente a las aves, birdlovers capaces de desplazarse desde las playas de Cornualles, al sur de Inglaterra, hasta los acantilados de las highlands escocesas para ver a una especie accidental de ave marina que se ha citado por allí. Y los británicos no son los únicos.

Foto: Parque Nacional del Teide, en Canarias: uno de los más visitados de todo el mundo. (Jose Luis Gallego)

En Países Bajos, Alemania y toda Escandinavia también hay muchos aficionados a los pájaros: millones de hombres y muejres de todas las edades. De hecho el turismo ornitológico mueve cada vez a más viajeros, como demuestra el éxito de ferias como la Global BirdFire. la feria de las aves más famosa del mundo, que atrae estos días a miles de pajareros de todo el mundo. O nuestras versiones nacionales, como la FIO de Extremadura y el Delta Birding Festival del Delta del Ebro, que cada año reciben más visitantes. Y uno de los destinos que más triunfa en todas las ferias de turismo ornitológico es España, muy especialmente algunos de los espacios naturales de Castilla y León donde residen las especies más llamativas y escasas del continente, como nuestras grandes rapaces.

Tras las pistas del buitre negro

Con sus casi tres metros de envergadura el buitre negro es la rapaz más grande de Europa, y los bosques que se abren en las agrestes serranías del centro y el oeste de la Península son el mejor lugar para contemplarlo. Desde las dehesas de Extremadura, Andalucía o Castilla-La Mancha, hasta los pinos que crecen en las escarpadas crestas de la mallorquina Serra de Tramuntana, la presencia del gran carroñero atrae a ornitólogos de todo el continente con el afán de anotarla en sus cuadernos de campo. Algunos de los rincones más bellos para ver al buitre negro están en la provincia de Burgos, por eso son tantos los turistas británicos que, como el jóven Simon y su grupo de amigos, viajan hasta aquí para intentar verlo.

placeholder Turismo ornitológico en el Cañon de los Tornos, Burgos (Sensorial Merindades)
Turismo ornitológico en el Cañon de los Tornos, Burgos (Sensorial Merindades)

Hace apenas tres décadas habría sido imposible ver al 'monje', como también se le conoce, en los paisajes burgaleses, pues oficialmente la especie se daba por desaparecida. Pero gracias al Proyecto Monachus, gestionado por Grefa (Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat) la Sierra de la Demanda burgalesa se ha convertido en uno de los mejores destinos para disfrutar de su observación. No en vano allí se celebra cada verano la Fiesta del Buitre durante la que se organizan todo tipo de actividades para los aficionados a las aves, entre los que nunca suelen faltar turistas británicos.

Sin sacarse los prismáticos al cuello, y recorriendo uno de los paisajes más bellos de la península, el de los llanos de La Bureba, el cercano Parque Natural Montes Obarenes-San Zadornil, ofrece al amante de las aves la posibilidad de observar, además del águila real, a otras grandes rapaces europeas, como la perdicera, el buitre leonado, el alimoche, el azor, el halcón peregrino o el búho real. Allí, entre cañones fluviales y cortados rocosos, paseando bajo las copas de hayas y robles, encinas y madroños, y cruzando puentes medievales o descubriendo otras joyas del románico rural burgalés, se puede realizar una ruta circular que resulta ideal para practicar el birdwatching de una manera cómoda, en familia o con amigos.

Al otro lado del catalejo

Pero no todo son rapaces. En los espacios naturales castellano leoneses se puede disfrutar de la observación de todo tipo de aves silvestres, incluidas las especies acuáticas, que tienen en estas tierras algunos de sus mejores refugios. Con 6.250 hectáreas de superficie y hasta 20 km. de longitud el embalse del Ebro, en la linde con Cantabria, es una de las zonas húmedas más importantes de la península, catalogado como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y Reserva Nacional de Aves Acuáticas, está incluido en la red europea de espacios natuarles Natura 2000.

placeholder Buitres leonados observados a través de un catalejo (Jose Luis Gallego)
Buitres leonados observados a través de un catalejo (Jose Luis Gallego)

Para potenciar su atractivo como destino de turismo ornitológico, a lo largo del perímetro se han dispuesto diversos equipamientos (puntos de información, áreas de descanso, observatorios y otros) que favorecen la observación del variado catálogo de aves acuáticas que aquí crían, hivernan o hacen parada. Una manera de captar un turismo tan sostenible como interesante desde el punto de vista económico. Detrás de los catalejos hay un amante de la naturaleza, un ciudadano comprometido con el cuidado del medio ambiente que viaja respetando el entorno y que huye de la masificación del bajo coste. Delante, y dependiendo de la época del año, el objeto de sus deseos: grullas, ánsares y cigüeñas; ánades de diversas especies, incluidos el friso, el silbón o el elegante ánade rabudo; gran variedad de limícolas (andarríos, archibebes, correlimos, etc); águila pescadora y aguilucho lagunero; gallinetas, fochas, zampullines, somormujos; cormoranes o rascones; el listado de especies haría las delicias de cualquier ornitólogo aficionado.

Muy cerca del embalse del Ebro se halla el espectacular Monumento Natural Ojo Guareña, un complejo kárstico atravesado por más de cien kilómetros de galerías subterráneas. Un santuario geológico en el que los ríos Guareña y Trema han esculpido la piedra caliza para dar lugar a uno de los diez conjuntos de cuevas más grandes del mundo. Y junto a Ojo Guareña, otro de los destinos ornitológicos más agradecidos de Burgos. Un encantador aguazal encajado en un paisaje rural bien conservado, en el que se puede practicar la observación de las aves de una manera serena, cómoda y en total armonía con el entorno: las Lagunas de Antuzanos.

placeholder Un martín pescador emergiendo del agua (EFE EPA/L.Bo)
Un martín pescador emergiendo del agua (EFE EPA/L.Bo)

Se trata de un conjunto de pequeñas lagunas, situadas entre las localidades de Gayangos y Bárcena de Pienza, en la comarca de Las Merindades, que constituyen un remanso de paz para algunas de las especies con más ‘gancho ornitológico’ entre los birdlovers. Aves como el zampullín cuellinegro, el avetorillo, el porrón pardo, el tarro blanco o la garza imperial, además de algunos de los pájaros más bellos de la fauna ibérica, como el martín pescador, el bigotudo o el escasísimo carricerín cejudo, cuyo avistamiento justificaría el viaje para muchos de los ornitólogos que acuden a este lugar para desarrollar su afición en un entorno natural privilegiado, entre prados verdes, suaves colinas, monumentos históricos y bosques de leyenda: para todos los públicos.

Foto: Aficionados a las aves en Monfragüe, Extremadura. (EFE/Eduardo Palomo)

Existen muchos más destinos para practicar la ornitología de campo, en Castilla y León y en toda España, que nos ofrecen una excelente oportunidad para impulsar un tipo de turismo mucho más sostenible y de futuro: una de las mejores opciones para ir abandonando el agotado modelo del 'sol y playa'. Según los informes del propio sector, la demanda de turismo ornitológico en la UE va a aumentar considerablemente en los próximos años, hasta superar los 10 millones de viajeros. Y España es el país que goza de una mayor oferta para captar a buena parte de todos esos turistas. Sin embargo actualmente solo nos visita un 1% de ese total. Las posibilidades de desarrollo son por tanto enormes.

Se trata como decíamos de un turismo deslocalizado de las fechas veraniegas (el 70% de los paquetes se venden en primavera) y con un bajo impacto ambiental y en el territorio, pues los amantes de las aves son los primeros en practicar el respeto por la naturaleza. El perfil general es el de un viajero con alto nivel de estudios, de entre 45 y 65 años, que suele complementar su viaje con actividades culturales, gastronómicas y de enoturismo y realiza un importante desembolso durante su estancia. Los 3.000 turistas que llegaron el año pasado a España para disfrutar de nuestra variada oferta de pajareo generaron un negocio de casi 5 millones de euros: más de 1.600 euros/viajero, lo que comparado con el turista tipo de Mallorca, Canarias o la Costa del Sol es un pastizal. El objetivo, por cuestiones económicas y medioambientales, debería ser impulsar esta oferta y captar cada vez un mayor porcentaje de este tipo de viajeros.

En la mañana fresca de la primavera burgalesa, cómodamente sentado en una roca caliza mientras dirige su mirada a través del catalejo hacia un cantil de la peña, el joven Simon cree tocar la felicidad con la punta de los dedos. Ante sus ojos, el nido de una de las rapaces más espectaculares del planeta: el águila real. Al observar las idas y venidas de la pareja para cebar al pollo, ya muy crecido, este birdwatcher coincide con el resto del pequeño grupo que le acompaña en que el viaje desde Inglaterra hasta el páramo de Masa, en las tierras altas de Burgos, ha valido la pena.

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