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Repsol negocia la entrada en el capital de un socio industrial para cerrar su 'núcleo duro' de accionistas
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Repsol negocia la entrada en el capital de un socio industrial para cerrar su 'núcleo duro' de accionistas

A Antonio Brufau le falta encontrar una última pieza para completar el puzzle de un potente núcleo duro de accionistas capaz de alejar el riesgo de

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Repsol negocia la entrada en el capital de un socio industrial para cerrar su 'núcleo duro' de accionistas

A Antonio Brufau le falta encontrar una última pieza para completar el puzzle de un potente núcleo duro de accionistas capaz de alejar el riesgo de una OPA hostil. Desde hace meses, el presidente de Repsol YPF viene manteniendo contactos con distintas firmas petroleras para incorporar al accionariado un socio industrial dispuesto, con Sacyr, La Caixa y PEMEX, a blindar el capital definitivamente frente a cualquier iniciativa hostil.

El nuevo socio de Repsol YPF, que podría tomar un mínimo del 10% del capital, será con toda probabilidad una empresa energética del Este europeo, y más concretamente de Rusia, aunque no se descarta que proceda de territorios que antaño pertenecieron a la extinta URSS, caso de Kazajistán.

De acuerdo con fuentes cercanas a la petrolera hispano-argentina, la operación no tendría la forma de un intercambio normal de acciones, sino que Repsol cedería un determinado porcentaje de su capital a cambio de que ese socio industrial facilitase a la española la entrada en proyectos de explotación y exploración de petróleo y gas capaces de mejorar su nivel de reservas probadas, el principal problema de Repsol YPF.

Ese 10% mínimo que tendría el socio industrial, sumado al 24,9% que proyecta tomar Sacyr Vallehermoso (el 17% hasta el momento reconocido), más el práctico 15% que directa e indirectamente ostenta La Caixa, sin olvidar el 4% en poder de la mexicana PEMEX y el 1,6% de Caixa Cataluña, arrojan un porcentaje teóricamente superior al 55% en poder de ese núcleo duro.

Teóricamente, porque la continuidad de La Caixa a medio plazo como accionista de referencia de Repsol está más que en el alero, al punto de que lo normal es que venda gran parte de ese paquete, reteniendo una parte testimonial del mismo. De modo que ese socio industrial vendría a sustituir en gran medida a La Caixa, cuya salida de Repsol YPF ya adelantó este diario, a pesar de los desmentidos de la entidad de ahorro.

A primeros del mes en curso, el diario La Vanguardia desveló el fracaso, ocurrido meses atrás, de las negociaciones mantenidas entre Repsol y la rusa Lukoil, la segunda petrolera del mundo, con una fuerte presencia en el negocio del gas. Repsol le ofreció una participación en su capital, a cambio del acceso a proyectos de exploración en la gigantesca plataforma siberiana, un territorio muy codiciado por las grandes firmas internacionales del sector, muchas de las cuales ya han tomado allí posiciones.

Gazprom, objeto del deseo

En el punto de mira de Brufau y Repsol se encuentra también el gigante Gazprom, con quien la hispano-argentina ya firmó a primeros de octubre un principio de acuerdo para estudiar el desarrollo de proyectos conjuntos en el negocio del petróleo y gas en Europa, Latinoamérica y África, así como proyectos de Gas Natural Licuado (GNL), utilizando recursos de la Federación Rusa. Para desarrollarlo, ambas compañías han creado un Comité de Coordinación encargado de evaluar los distintos proyectos que puedan presentarse.

Gazprom es la primera compañía mundial de gas, tanto en términos de reservas como de producción, desarrollando su actividad en toda la cadena integrada del combustible. Recientemente, ha recibido del Gobierno de Moscú la exclusividad de los derechos de exportación de gas desde ese país. Por otro lado, Repsol YPF ha abierto recientemente oficina en Moscú para atender su creciente actividad en Rusia, impulsar los nuevos proyectos y poder acceder con mayor rapidez y eficiencia a las oportunidades que ofrece la industria petrolera rusa.

A Antonio Brufau le falta encontrar una última pieza para completar el puzzle de un potente núcleo duro de accionistas capaz de alejar el riesgo de una OPA hostil. Desde hace meses, el presidente de Repsol YPF viene manteniendo contactos con distintas firmas petroleras para incorporar al accionariado un socio industrial dispuesto, con Sacyr, La Caixa y PEMEX, a blindar el capital definitivamente frente a cualquier iniciativa hostil.