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Enel intentó opar a Iberdrola en octubre de 2005 y contraopar después en Endesa antes de la llegada de E.On
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Enel intentó opar a Iberdrola en octubre de 2005 y contraopar después en Endesa antes de la llegada de E.On

A la eléctrica italiana Enel no se le puede acusar de falta de interés por España. Convencidos de que la propiedad de Viesgo no daba respuesta

Foto: Enel intentó opar a Iberdrola en octubre de 2005 y contraopar después en Endesa antes de la llegada de E.On
Enel intentó opar a Iberdrola en octubre de 2005 y contraopar después en Endesa antes de la llegada de E.On

A la eléctrica italiana Enel no se le puede acusar de falta de interés por España. Convencidos de que la propiedad de Viesgo no daba respuesta a sus aspiraciones de gigante europeo, en el último año y medio se ha planteado en dos ocasiones el asalto a Iberdrola, y en otras tantas a Endesa. La última intentona ha sido la buena, aunque para ello ha necesitado la mano amiga del Gobierno Zapatero.

En efecto, las idas y venidas de Enel en el sector eléctrico español son bien conocidas por la banca de negocios instalada en España, como también su proverbial incapacidad para tomar decisiones, siempre demasiado timoratos, siempre amagando sin rematar jamás, algo que la banca atribuyó siempre al carácter público de la empresa.

En octubre de 2005, apenas unas semanas después de que Gas Natural abriera fuego con el lanzamiento de su OPA sobre Endesa (el 5 de septiembre), la eléctrica italiana se planteó seriamente lanzar una OPA sobre Iberdrola. Los hombres de Fulvio Conti no sólo contaban con el asesoramiento legal y financiero adecuado, sino que intentaron contratar a algunos ejecutivos que habían salido de Iberdrola para que les ayudaran en el trabajo.

A la hora de la verdad, sin embargo, Conti no se atrevió a dar el paso al frente. El mal sabor de boca dejado por esta retreta llevó meses más tarde a plantearse contraopar en Endesa (ver El Confidencial del jueves 23 de febrero de 2006), después de haber sido tocados por los hombres de Manuel Pizarro, entonces en afanosa búsqueda de un caballero blanco que oponer a Gas Natural.

Enel figuró como firme candidato a contraopar a Endesa hasta última hora, pero se rajó durante la segunda semana de febrero de 2006, fundamentalmente “por miedo a las consecuencias derivadas del desafío al Gobierno Zapatero, fuertemente implicado en el triunfo de la OPA de la gasista”, según ha asegurado a este diario un banco de negocios que participó en la operación.

El candidato de Rafael Miranda

Este cambio de posición provocó una notable decepción en la sede de Endesa, porque Enel era el candidato que más gustaba al consejero delegado Rafael Miranda. La retirada no hizo sino constatar “la visión progubernamental que de la cuestión de la OPA tenían los italianos, por otro lado muy mal asesorados por su propia gente en España. Al final se ha demostrado que siguen siendo un Ministerio [30% en manos del Estado italiano], motivo por el cual optaron por arrojar la toalla”.

Tras esta nueva retirada, el 13 de febrero –apenas unos días antes de la aparición de E.ON- del pasado año Conti dirigió una carta a Gas Natural, manifestando su interés por “comprar los activos que la compañía se vea obligada a desinvertir” como consecuencia de la OPA de la gasista. Enel optaba así por ponerse a la cola de los potenciales compradores de activos, asunto complicado teniendo en cuenta los acuerdos suscritos por GN con Iberdrola.

El bombazo que significó la OPA de la alemana E.On –con la propia Enel, los dos únicos candidatos con músculo financiero suficiente para contraopar por Endesa-, dejó a los italianos en una posición muy desairada, sin poder ganar tamaño en España con la compra de esos activos, y gestionando una compañía casi marginal en el sector como es Viesgo (4% de cuota de mercado).

A la eléctrica italiana Enel no se le puede acusar de falta de interés por España. Convencidos de que la propiedad de Viesgo no daba respuesta a sus aspiraciones de gigante europeo, en el último año y medio se ha planteado en dos ocasiones el asalto a Iberdrola, y en otras tantas a Endesa. La última intentona ha sido la buena, aunque para ello ha necesitado la mano amiga del Gobierno Zapatero.