Sacyr llegó a un acuerdo con Caixa Catalunya para ejecutar su 'gran' entrada en Repsol

Luis del Rivero pretendió entrar inicialmente en Repsol YPF mediante la compra del 3% de la petrolera en poder de Caixa Catalunya. Todo estuvo cerrado con Narcís Serra, presidente de la segunda caja de ahorros catalana, antes de que la constructora Sacyr consumara su salto al mundo de la energía. Salía un inversor español y llegaba otro.

Sin embargo, enterado de lo que iba a acontecer, Antoni Brufau no estaba nada conforme con la operación. Fuentes próximas al consejo de administración aseguran que al presidente de la petrolera no le interesaba en absoluto que la otra gran caja catalana saliera del accionariado por motivo de equilibrios internos.

Brufau consideraba que no era conveniente que La Caixa, su primer accionista (15%) y donde Isidre Fainé preparaba su paso a la presidencia, acumulara todo el peso ‘catalán’ en el capital. En este contexto, la intención de vender de Caixa Cataluña, que lleva en Repsol desde 1997, llegó también hasta los despachos del ministerio de Industria.

Con José Montilla todavía como titular del departamento y, a su vez, controlando el aparato del PSC en Cataluña, -que gracias al pacto del tripartito regía la Generalitat-, Narcís Serra, antiguo hombre fuerte del socialismo catalán, fue llamado al orden para que considerara las inconveniencias que entrañaba la salida de la caja del capital de la petrolera.

Brufau renunció a sus aspiraciones en La Caixa

Al final, Del Rivero compró de una tacada el 20% de la petrolera, en una operación que contribuía a reforzar el núcleo duro español en Repsol. Brufau contaba con un nuevo socio sin perder a otro, aunque quedó de manifiesto que sus puentes con el PSC no eran tan fluidos como algunos han querido hacer ver históricamente. O al menos, con la vieja guardia, caso de Narcís Serra.

Antes de que se produjera el relevo en la presidencia de La Caixa, Barcelona fue caldo de rumores sobre una eventual alianza entre Mercader, Serra y Brufau para impedir la presidencia de Fainé. Tras el episodio de Repsol, el presidente de la petrolera, desvinculado ya de sus antiguas tareas en la caja, había renunciado a sus aspiraciones.