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Almirall: el valor de probar que el futuro está bien encarrilado
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Aprobación de Klisyri

Almirall: el valor de probar que el futuro está bien encarrilado

El grupo farmacéutico ha rentabilizado en bolsa una serie de noticias de poca entidad pero que apuntalan la historia de crecimiento en la que parece inmersa la compañía

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El escepticismo ha tomado el mando de los mercados en las últimas semanas. Tras un largo periodo en que los inversores parecían abrazados a un relato futurista, plagado de promesas pero escaso de certezas, las decepciones acumuladas en los últimos tiempos (desde el terreno de la pandemia o de la inflación) ha introducido una dosis de desconfianza en la actitud de los inversores, un cambio que han sufrido con especial intensidad las compañías de energías renovables, con historias prometedoras a futuro pero muy alejadas de su realidad presente.

En cierto modo, el negocio de Almirall adolece de problemas similares. El grupo que dirige desde inicios de año Gianfranco Nazzi viene contando desde mediados de 2019 con un amplio respaldo por parte de los analistas, cautivados por el potencial de crecimiento de su cartera de productos -ya comercializados o en fase de investigación-, que debería permitirle, según las estimaciones actuales, registrar en 2025 un beneficio del doble del que se prevé para este año.

Estas expectativas han quedado lejos de suponer un acicate significativo para la cotización del grupo, que a día de hoy se mueve más de un 10% por debajo de sus niveles de hace dos años. Sin embargo, las dinámicas más recientes de Almirall sobre el parqué resultan más alentadoras. Tras sumar un 65% en algo menos de nueve meses, el grupo farmacéutico cotiza ya en niveles superiores a los que registraba antes del golpe de la pandemia y ni siquiera el rebrote de las tensiones que han experimentado las bolsas en los últimos días han dejado una honda huella en su desempeño bursátil.

Tras el fuerte golpe del coronavirus, gana un 65% en bolsa en poco menos de nueve meses

De hecho, este lunes, mientras el Ibex encajaba un sonoro recorte, la compañía perteneciente a la familia Gallardo se desmarcaba con una ganancia del 1,33%, que este martes tenía continuidad. Un repunte que se producía en paralelo al anuncio de la aprobación de su fármaco Klisyri, indicado para el tratamiento de la queratosis actínica, por parte de la Comisión Europa.

Entre los expertos existe unanimidad en considerar esta como una noticia positiva. Al fin y al cabo, como señalan en Renta 4, se trata de uno de los productos con mayor potencial de la cartera de Almirall, con un pico de ventas máximo cifrado por la propia compañía en torno a los 250 millones de euros. Una visión que es corroborada por Alantra: "Creemos que Klisyri será uno de los principales motores de crecimiento para los próximos años, ya que el producto muestra una mayor eficacia y un perfil de tolerabilidad mucho mejor que las alternativas de tratamiento existentes, por lo que esperamos que el producto tenga éxito comercial"

Sin embargo, también ha sido una lectura común que esta era una noticia ampliamente esperada, una vez que el tratamiento ya había sido aprobado en Estados Unidos, donde, además, es de prever que se concentre la mayor parte del negocio. De hecho, los analistas de Bestinver Securities consideran que la noticia conocida ayer apenas añade 0,04 euros por acción a la valoración de un grupo que a día de hoy cotiza por encima de los 14,6 euros; es decir, apenas un 0,25% de su valor.

La aprobación de Klisyri en Europa era esperada y de escasa relevancia para las cifras del grupo

Con todo, puede comprobarse cómo en los últimos tiempos los inversores han acogido con entusiasmo noticias de la compañía que podrían considerarse a primera vista como de una relevancia escasa en sus perspectivas de negocio -como, por ejemplo, el acuerdo para comercializar Wynzora-, pero que sí sirven para apuntalar la idea de que Almirall sigue bien encauzada hacia esa meta de crecimiento previamente planteada.

Con esta confianza, los inversores pueden poner su mirada en los próximos hitos fijados en el camino de la compañía, entre los que resaltan las noticias relativas a Lebrikizumab, indicado para pacientes con dermatitis atópica de moderada a grave. "El siguiente catalizador relevante para el rendimiento de las acciones serán los resultados de la Fase III de Lebrikizumab, que podrían estar disponibles en septiembre", señalan en Bestinver Securities, donde asumen que el producto tiene un potencial de ventas máximas de 450 millones, tal y como ha fijado la compañía, pero que firmas como CaixaBank-BPI elevan a 550 millones de euros.

Con un peso, según los analistas del banco español, de hasta 3,9 euros por acción en la valoración de la empresa, esas noticias se antojan mucho más decisivas para las perspectivas de Almirall. Pero mientras llegan los inversores parecen sentirse cómodos con estas pequeñas evidencias de que ese futuro optimista al que apunta el grupo presidido por Jorge Gallardo representa mucho más que promesas en el aire.

El escepticismo ha tomado el mando de los mercados en las últimas semanas. Tras un largo periodo en que los inversores parecían abrazados a un relato futurista, plagado de promesas pero escaso de certezas, las decepciones acumuladas en los últimos tiempos (desde el terreno de la pandemia o de la inflación) ha introducido una dosis de desconfianza en la actitud de los inversores, un cambio que han sufrido con especial intensidad las compañías de energías renovables, con historias prometedoras a futuro pero muy alejadas de su realidad presente.

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