Repsol y el resurgir de los precios del petróleo: ¿buen momento para ser verde?

La escalada del precio del petróleo Brent por encima de los 80 dólares por barril ha venido cargada de buenas nuevas para los accionistas de Repsol. Con una ganancia este martes en torno al 0,5%, la compañía que dirige Antonio Brufau ronda ya sus niveles más elevados desde el estallido de la crisis del coronavirus, tras remontar más de un 18% en las últimas tres semanas.

Repsol, como el resto del sector, está disfrutando lo que Goldman Sachs denomina "un alineamiento de estrellas" en un informe fechado este lunes en el que ponen cifras al "momentum positivo actual en todos los factores macroeconómicos clave: precios del petróleo, precios del gas, márgenes de refino y químicos, impulsados por la recuperación de la demanda y la subinversión, conforme creemos que estamos entrando en una era de oferta limitada y precios de las materias primas estructuralmente más elevados".

Para los analistas del banco estadounidense, las grandes petroleras europeas encaran un escenario a medio plazo muy favorable, caracterizado por la citada subida estructural del precio de las materias primas; mayores flujos de caja, que deberían facilitar una política de remuneración al accionista atractiva; y los beneficios de la transformación hacia actividades bajas en carbono, que ya han comenzado a crear valor para sus negocios.

En 2021, Repsol duplica las ganancias de su índice sectorial en el Stoxx 600

Precisamente, Repsol es señalada como la compañía del sector que más valor ha creado a partir de estas actividades (renovables, biofuels...) en relación con su valor de empresa (EV), una condición que, sin embargo, no parece haber recibido un reconocimiento especial por parte de los inversores. Pues si es cierto que, con unos rendimientos cercanos al 35% en 2021, Repsol ha duplicado las ganancias medias de su índice sectorial en el Stoxx 600 esto apenas le ha valido para cerrar la brecha abierta desde el inicio de la pandemia.

En este sentido cabría preguntarse si ir a la cabeza de la transformación verde de las grandes petroleras en este momento no podría ser contraproducente. Al fin y al cabo, mientras para el negocio petrolero se lanzan los más prometedores augurios, las compañías ligadas a las energías limpias deben sufriendo desde los primeros compases de este año una ola de escepticismo que ya se ha llevado una parte sustancial de las ganancias acumuladas el ejercicio anterior.

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Sin embargo, los analistas de Bestinver Securities insisten en la necesidad de que Repsol aproveche la favorable coyuntura actual para acelerar sus planes de transición energética. En un informe publicado este mismo martes, la firma señala que mientras la compañía española ha presentado en los últimos años un desempeño similar al de sus competidores, los mejores resultados han sido cosechados por las firmas que más éxito han tenido a la hora de dibujar una senda de transformación diferencial.

"En los últimos años, Repsol se ha comportado en línea con sus pares europeos, es decir, con un rendimiento sustancialmente inferior al del mercado de valores en general. Sin embargo, algunos de sus pares, a saber, Neste y OMV, han superado al sector gracias a estrategias atractivas y diferenciadas (productos petrolíferos renovables y petroquímicos, respectivamente)", subraya el informe firmado por el analista Alejandro Vigil. Tanto el grupo austriaco como, sobre todo, la compañía finlandesa cotizan a día de hoy a múltiplos más elevados que la firma dirigida por Josu Jon Imaz.

El 'Día Bajo en Carbono' del 5 de octubre puede ser clave para dar visibilidad a su estrategia

Ante esto, desde Bestinver defienden "que es más importante que la empresa pueda construir una historia de capital diferenciada basada en los elementos positivos (tamaño relativamente más pequeño, balance sólido, estrategia de descarbonización avanzada) para transformar su cartera y reducir su exposición a los combustibles fósiles". El 'Día Bajo en Carbono' que Repsol tiene previsto celebrar el próximo 5 de octubre es visto, así, como una oportunidad de dar visibilidad a su estrategia en este terreno.

Cuando Repsol expuso su plan estratégico el pasado noviembre, las buenas intenciones ahí planteadas fueron acogidas como parte de un viraje a muy largo plazo de resultados inciertos y supeditado a variables (por ejemplo, unos márgenes de refino entonces vistos como demasiado exigentes) que podrían fácilmente fallar. Y algunas desviaciones en cuestiones clave para financiar ese despliegue, como la desinversión parcial en su filial de renovables, han podido alimentar cierto escepticismo sobre la correcta ejecución del plan.

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Pero con el incremento de ganancias al que parece conducir el actual entorno del mercado (su ebitda estimado para 2021 ha aumentado casi un 20% en los últimos seis meses, según el consenso de Bloomberg), la compañía parece contar con la fuerza suficiente para sufragar sus inversiones y, al mismo tiempo, afianzar una política de remuneración al accionista que se cuenta entre las más atractivas del mercado español. Varias firmas de análisis esperan que la compañía reanude antes de final de año su programa de recompra de acciones.

Repsol puede, por lo tanto, disfrutar de los elevados precios actuales del petróleo, que le ofrecen un entorno de ganancias y flujos de caja muy robusto que el mercado no puede más que aplaudir. Pero en ningún caso debe suponer una desviación del rumbo trazado para dar forma en el futuro a una compañía más verde y, con ello, más atractiva para los inversores.