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Un 'mercado Potemkin': la reapertura triunfal de la Bolsa de Moscú no es lo que parece
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Un 'mercado Potemkin': la reapertura triunfal de la Bolsa de Moscú no es lo que parece

Las fuertes ganancias del índice MOEX, en su regreso tras un mes de parón, no pueden leerse como un reflejo de la resistencia de la economía rusa a las sanciones internacionales

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Tras casi un mes con sus puertas cerradas, la Bolsa de Moscú reanudó este jueves su actividad para mostrar al mundo la imagen de una economía que resiste. Las ganancias del 4,37% que registró el MOEX, el principal índice bursátil del país, quedaron muy lejos de exhibir la idea de un sistema que colapsa por la avalancha de sanciones internacionales que se han ido amontonando sobre el país en el lapso desde la última vez que se pudo negociar en la Bolsa de Moscú.

La importancia simbólica de este aparente éxito queda en evidencia en los pasos dados por el Gobierno de Vladímir Putin para garantizar las subidas, así como en los esfuerzos realizados desde la Administración de Estados Unidos para denunciarlas como una farsa. Argumentos no faltaban al asesor adjunto de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Daleep Singh, para calificarlo como un “mercado Potemkin”, que estaría enmascarando una realidad mucho menos alentadora.

El bloqueo de los inversores internacionales ha distorsionado la fijación de precios

Lo cierto es que desde el Kremlin se habían puesto todos los ingredientes para evitar que la reapertura del mercado bursátil moscovita se convirtiera en una sangría que expusiera de forma cruda las dificultades que atraviesa la economía nacional. Con una selección de solo 33 de las 50 compañías que conforman el índice MOEX (excluyendo, así, a las que están más condicionadas por sus valoraciones en los mercados internacionales), con el veto a las posiciones bajistas o con la prohibición de las ventas a los inversores internacionales, las autoridades se encargaron de liquidar gran parte de la presión vendedora, que a buen seguro habría arreciado en el mercado desde el mismo momento de su reapertura.

Conviene recordar que, antes del inicio de la guerra de Ucrania, los inversores extranjeros controlaban alrededor del 75% de las acciones en circulación en el mercado bursátil ruso y eran los responsables de cerca de la mitad de la negociación diaria. El simple hecho de que firmas tan representativas del mercado como el gestor de índices MSCI hayan decidido extraer de sus índices emergentes las acciones rusas supone un claro incentivo para que los inversores internacionales se deshagan de esas acciones en cuanto puedan, con independencia de la visión que tengan del futuro económico de Rusia.

En paralelo al bloqueo de las ventas a los inversores internacionales, el Gobierno ruso se encargó de estimular la demanda de las acciones al instar a un fondo soberano a invertir hasta 10.000 millones de dólares (alrededor de un 2,5% del valor total actual de las acciones rusas). Esto facilitó que, pese a las restricciones a la negociación, la jornada se cerrara con unos volúmenes muy superiores a la media de los últimos meses, según los datos que facilitó el operador del mercado moscovita.

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Es obvio que tanto uno como otro factor impiden determinar la veracidad de la imagen que transmite el mercado, aunque tampoco podría leerse una venta masiva de acciones por parte de los inversores internacionales como el reflejo fehaciente de los problemas económicos del país, pues estas estarían determinadas por factores de muy distinta índole.

En cualquier caso, lo que resulta relevante es que actualmente (y probablemente durante un tiempo prolongado) la Bolsa de Moscú ha dejado de ser un canal efectivo para que las empresas del país puedan acceder a dinero internacional con el que financiar sus planes de crecimiento, lo que supone la pérdida de su principal cometido. Máxime en un país que ha hecho durante años del flujo de dinero extranjero una palanca esencial de su desarrollo.

Vista desde el exterior, la subida del MOEX resulta mucho menos espectacular si se toma en consideración la fuerte pérdida de valor del rublo a lo largo de las semanas que ha estado suspendida la negociación. De hecho, el índice RTS, que mide la evolución del mercado ruso en dólares, cerró la jornada un 9% por debajo de los niveles del pasado 25 de febrero.

La bolsa rusa ha ofrecido rendimientos superiores al 15% anual desde 2002

Sin embargo, el intento de Putin y sus asesores por estabilizar la bolsa rusa parece más dirigido a sus propios compatriotas, que podrían sentirse alentados a tomar posiciones en un mercado que acumula pérdidas superiores al 30% en lo que va de año, pero que ha deparado desde el inicio del siglo unas alegrías muy superiores a las de la propia economía nacional (en las dos últimas décadas, el MOEX ha ofrecido retornos superiores al 15% anual).

Uno de los grandes problemas a los que se enfrentan los ciudadanos rusos en la actualidad es la pérdida de valor de sus ahorros en medio de una intensa inflación. En ese contexto, algunos podrían buscar en las acciones bursátiles una especie de protección contra la devaluación de su dinero. Sobre todo, si se tiene en cuenta que esta es la vía más directa para que muchos de ellos puedan participar del aún hoy más lucrativo negocio de la venta de petróleo y gas a Occidente. No es casualidad que fueran las empresas energéticas, con Gazprom a la cabeza, las que lideraran las ganancias de este jueves.

Son pocas las ocasiones en que las bolsas pueden leerse como un fiel reflejo de la realidad económica de un país, y esto resulta aún más cierto en países como Rusia, donde la concentración de la riqueza en unas pocas empresas distorsiona la imagen general. En las circunstancias actuales, esta distorsión puede llegar a resultar extrema, por la dificultad de que los inversores pongan libremente la valoración que entiendan apropiada a cada una de las empresas cotizadas. Pero eso no evitará que el futuro inmediato de la bolsa rusa pase exclusivamente por que los propios ciudadanos del país vean en ella la salida más viable a sus tormentos económicos más cotidianos.

Tras casi un mes con sus puertas cerradas, la Bolsa de Moscú reanudó este jueves su actividad para mostrar al mundo la imagen de una economía que resiste. Las ganancias del 4,37% que registró el MOEX, el principal índice bursátil del país, quedaron muy lejos de exhibir la idea de un sistema que colapsa por la avalancha de sanciones internacionales que se han ido amontonando sobre el país en el lapso desde la última vez que se pudo negociar en la Bolsa de Moscú.

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