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Talgo, CAF y las promesas incumplidas en bolsa de los trenes españoles
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Talgo, CAF y las promesas incumplidas en bolsa de los trenes españoles

Las preocupaciones por la inflación han sido el último lastre para dos compañías que, pese a sus favorables perspectivas, han regalado pocas alegrías a sus accionistas

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Los movimientos para la venta del 40% del capital de Talgo han vuelto a poner en el foco un sector, el ferroviario, marcado en bolsa por unas elevadas expectativas que han quedado muy lejos de verse satisfechas.

La propia Talgo, y pese al repunte superior al 7% con que acogió este lunes la noticia publicada por El Confidencial, arrastra pérdidas en el año en torno al 50%, que la mantienen al borde de sus niveles más bajos desde que saltó al parqué en 2015. Y, aunque con mejores números que su rival, tampoco tiene muchas razones para presumir CAF, que se deja un 22,5% de su valor en 2022 y ha tocado este verano mínimos desde el estallido de la pandemia.

La decepcionante trayectoria sobre el parqué de CAF y Talgo es inversamente proporcional a la confianza que tradicionalmente les han profesado los analistas que cubren el sector. Pese a sus negativas trayectorias, a día de hoy ni una ni otra cuentan con una sola recomendación de venta, según los datos recopilados por Bloomberg, y sus potenciales de revalorización rondan en ambos casos el 50%.

Ambas cuentan con potenciales en torno al 50% y ninguna recomendación de venta

Las tendencias de fondo que parecen jugar a favor del negocio ferroviario (considerado uno de los medios de transporte más eficientes en términos medioambientales) no han sido suficientes para atraer el interés de unos inversores que parecen más enfocados en los problemas que rodean a estas compañías.

Uno de los más obvios en los últimos tiempos, según señala César Sánchez-Grande, director de análisis institucional de Renta 4, es el que hace referencia al impacto de la inflación de costes en sus respectivos negocios. Para compañías acostumbradas a trabajar con carteras de pedidos a largo plazo, que contemplan varias veces sus ventas anuales, es obvio que el impacto de la actual crisis inflacionaria puede llegar a resultar bastante considerable y, en combinación con los problemas aún existentes en las cadenas de suministros, ha motivado un importante deterioro en las cuentas de ambos grupos en los últimos trimestres.

No obstante, como resalta Manuel Lorente, analista de Mirabaud Equities, este es un problema generalizado entre los rivales europeos, cuyo rendimiento en el parqué en 2022 ha superado con mucho el de CAF y Talgo. Por eso, Lorente defiende que existen otras razones de fondo que justifican el desinterés de los inversores internacionales y, entre ellos, destaca el hecho de que una y otra parecen estar quedándose fuera de la consolidación que se está produciendo en el sector. “Creemos que una de las razones de este 'de-rating' del sector en España es que el mercado estaría considerando ambas compañías como unas de las ‘losers’ del inevitable proceso de consolidación global del sector”, señala el experto.

Foto: Un tren de Talgo en la India. (EFE/Divyakant Solanki)

En este contexto, han sido frecuentes las voces que han alentado las opciones de una fusión entre ambos grupos, que daría lugar a un grupo con un volumen de ventas superior a los 3.500 millones de euros. “La fusión tendría todo el sentido del mundo”, afirma rotundo Lorente. Las razones que justificarían una integración de este tipo irían desde el encaje estratégico de los distintos productos en que están especializados (CAF más centrado en el transporte urbano y Talgo en la alta velocidad), las presumibles sinergias y la ganancia de un músculo financiero que se antoja clave en un sector de alta competencia internacional.

Al fin y al cabo, Talgo es una compañía que cuenta en su capital con la presencia de una serie de fondos con vocación de salida y, como indica Sánchez-Grande, probablemente su mejor opción sería articularla a través de una operación de consolidación, en la que al margen de CAF solo parece un candidato posible el grupo suizo Stadler (la china CRRC, posiblemente, encararía un mayor riesgo de veto).

Pero lo cierto es que los constantes rumores en este sentido no se han traducido hasta la fecha en movimientos y es posible que la actual debilidad de las cotizaciones de ambas compañías suponga un freno adicional a cualquier maniobra de este tipo.

Los expertos creen que el mercado está infravalorando el negocio de autobuses de CAF

Con todo, no debería ser necesaria una operación corporativa para sacar a relucir el potencial que esconden ambas compañías a las valoraciones actuales. Entre los expertos, es habitual destacar que a los niveles actuales (con una capitalización de apenas 950 millones de euros), los inversores estarían valorando a precio cero el negocio de autobuses eléctricos de CAF (Solaris), pese a tratarse de un grupo líder en un segmento en amplio crecimiento. Lorente recuerda que competidores como Ebusco o Proterra, con ventas y entregas muy inferiores a las de Solaris, cuentan actualmente con capitalizaciones superiores a los 1.100 y 1.200 millones de euros, respectivamente, y sugiere que tal vez CAF debería plantearse sacar a bolsa su filial para darle mayor visibilidad.

En el caso de Talgo, Sánchez-Grande sostiene que gran parte de su debilidad reciente se debe a la disputa que mantiene con Renfe por los retrasos en la entrega de unos trenes, por la que el grupo público de transporte ferroviario estaría demandando hasta 116 millones de euros de indemnización (más de un tercio de la capitalización actual de la compañía). “Cuando se empiecen a entregar los trenes, que se prevé a inicios de 2023, y si la disputa se resuelve sin sanciones, como esperamos que ocurra, las acciones de Talgo deberían experimentar una notable mejora”, indica el analista de Renta 4.

A los inversores no les faltan razones para pensar que CAF y Talgo pueden ser opciones atractivas con las que jugar a una recuperación de la economía a medio plazo, una vez superadas las turbulencias ocasionadas por el coronavirus y la guerra de Ucrania. Sin embargo, puede entenderse que tras tantos años de promesas incumplidas exista cierto temor a quedarse esperando una vez más un tren que nunca termina de llegar.

Los movimientos para la venta del 40% del capital de Talgo han vuelto a poner en el foco un sector, el ferroviario, marcado en bolsa por unas elevadas expectativas que han quedado muy lejos de verse satisfechas.

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