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Castigo al resultado récord de Santander: indicios de debilidad y desconfianza estructural
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Castigo al resultado récord de Santander: indicios de debilidad y desconfianza estructural

Pese a superar en casi un 10% el beneficio estimado por el mercado, los inversores encuentran en Brasil y EEUU síntomas de un frenazo que nubla las perspectivas del banco

Foto: Foto: EC.
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Banco Santander vuelve a chocar contra la lógica inescrutable de los mercados. La entidad que preside Ana Botín se presentó este miércoles ante los inversores con un beneficio récord, que superó en casi un 10% las expectativas del mercado y que deja la consecución de los objetivos fijados para este año muy encarrilada.

La generación orgánica de capital, que permite alcanzar una ratio CET1 fully loaded del 12,1%, refleja los avances de la entidad en un frente tradicionalmente considerado su pata más débil; el coste del riesgo y la morosidad, pese a repuntar ligeramente, transmiten una idea de resistencia en un entorno económico de complejidad. “Las cifras de los primeros nueve meses de 2022 ponen de manifiesto que Santander avanza en la buena dirección para alcanzar los objetivos a largo plazo”, resaltan los analistas de Bankinter.

Que todos estos logros merezcan para los inversores un castigo, que a cierre de sesión, es del 3,27% (y que ha llegado a rebasar el 5%), podría llegar a rozar lo irracional, máxime si se atiende a que el banco español cotiza a día de hoy con descuentos frente a sus rivales en términos de PER y de valor en libros que rebasan el 15%.

El descuento con el que Santander cotiza es señal del mayor recelo con la que la mira el mercado

No es este, sin embargo, un factor que pueda considerarse accidental. El descuento de Santander sobre su sector es un fenómeno casi estructural, como han sido usuales en los últimos tiempos los contrastes marcados entre el sentir de los inversores sobre su evolución y los titulares triunfalistas que suelen acompañar a sus cuentas. En gran medida, el mercado muestra con esto sus mayores recelos hacia un modelo que, por su propia complejidad, siempre transmite la idea de estar dejándose algún cabo suelto.

En esta ocasión, esos puntos de debilidad podrían entenderse, hasta cierto punto, como el resultado lógico de las circunstancias. La entidad se ha visto forzada a elevar provisiones ante el deterioro —más potencial que real a estas alturas— de las condiciones económicas, y la presión inflacionaria a escala global motiva un incremento de costes que limita al extremo la mejora de las métricas de rentabilidad y eficiencia.

Foto: Sede de Santander en la Ciudad Financiera. (EFE/Ballesteros)

El problema es que estas debilidades se hacen mucho más notorias en mercados que en los últimos trimestres se habían mostrado como principales motores de la mejora del negocio, como se desprende del incremento del deterioro de los resultados en Brasil (donde a divisa constante el crecimiento este año es nulo) o Estados Unidos (un beneficio que se contrae más de un 20%). Dos países donde, además, el banco se ha visto obligado a impulsar de forma significativa las provisiones por insolvencias. “Si bien es cierto que el deterioro de las métricas de riesgo que se recoge en Brasil y Estados Unidos está en línea con el mensaje dado por la entidad, las dudas sobre su evolución podrían no gustar al mercado”, advertía esta mañana Nuria Álvarez, analista de Renta 4.

Es cierto que, por cada una de estas debilidades en un mercado concreto, Santander puede exhibir fortalezas de similar entidad en otras geografías. Así, por ejemplo, los analistas de Credit Suisse resaltan cómo, a pesar de todo, el coste del riesgo permanece en niveles de 86 puntos básicos, sobradamente por debajo del objetivo de 100 puntos que se había marcado la entidad. Sin embargo, en un momento de perspectivas económicas a la baja, los inversores parecen temer que los apoyos vayan en retroceso mientras se amplifican las amenazas.

El riesgo político en Brasil o las turbulencias en UK nublan las perspectivas del negocio

Los expertos de Morgan Stanley prevén que la situación de los mercados emergentes y, en especial, el riesgo político en Brasil se mantengan como los principales impulsores de la acción a corto plazo. Pero no son, ni mucho menos, las únicas amenazas para una entidad que tiene que lidiar a corto plazo con las complejas perspectivas económicas y políticas de Reino Unido, el enfriamiento de la actividad económica en Estados Unidos (con la progresiva normalización del candente mercado de los coches de segunda mano) o un mercado español que se mueve bajo la amenaza de una recesión más o menos profunda, a causa de la crisis energética europea.

A esto Santander podría replicar con buenas nuevas en alguno de los puntos que más inquietan actualmente. Así, por ejemplo, desde Credit Suisse, resaltan que las cifras en Brasil empiezan a transmitir una imagen de resiliencia que podría tornar en recuperación a corto plazo una vez digeridos los efectos de las subidas de tipos de interés. “Nos preparamos para dar la bienvenida a una historia de recuperación alentadora tan pronto como en el cuarto trimestre”, indican.

Sería una buena manera de limitar preocupaciones, aunque probablemente el principal reto para Santander sea convencer a los inversores de que las heridas taponadas por ese lado no dejan al descubierto otras vulnerabilidades igualmente dañinas. El mercado ha vuelto a dar este miércoles una prueba de mirar con especial desconfianza la historia de crecimiento del banco español y en un escenario tan complejo como el actual no resulta nada sencillo atisbar la manera de sellar esa desconfianza estructural.

Banco Santander vuelve a chocar contra la lógica inescrutable de los mercados. La entidad que preside Ana Botín se presentó este miércoles ante los inversores con un beneficio récord, que superó en casi un 10% las expectativas del mercado y que deja la consecución de los objetivos fijados para este año muy encarrilada.

Ana Patricia Botín Noticias del Banco Santander
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