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BBVA espera su oportunidad: la crisis subprime pone contra las cuerdas a la gran banca europea
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BBVA espera su oportunidad: la crisis subprime pone contra las cuerdas a la gran banca europea

Se acercan meses apasionantes para la gran banca europea. La crisis de las hipotecas subprime ha puesto contra las cuerdas a algunos de los nombres bancarios

Foto: BBVA espera su oportunidad: la crisis subprime pone contra las cuerdas a la gran banca europea
BBVA espera su oportunidad: la crisis subprime pone contra las cuerdas a la gran banca europea

Se acercan meses apasionantes para la gran banca europea. La crisis de las hipotecas subprime ha puesto contra las cuerdas a algunos de los nombres bancarios más ilustres de la UE. Unos cuantos han enseñado ya la patita de las pérdidas durante el tercer trimestre, pero habrá que esperar al final del ejercicio para hacer un cabal control de daños. Y algunos pueden quedar tan tocados que no les quedará más alternativa que fusionarse como medida defensiva o ser comprados. Un momento que el BBVA estaba esperando para dar su gran salto adelante en tamaño.

En el banco que preside Francisco González velan armas en espera de acontecimientos. La crisis subprime y su efecto en Bolsa ha provocado cataclismos tan llamativos como que al cierre del pasado viernes el BBVA sobrepasara en 3.000 millones de euros la capitalización del Royal Bank of Scotland, un gigante que ha perdido cerca del 25% de su valor –algo que también ha ocurrido a Fortis- desde principios de agosto, o que Barclays, enredado durante meses en la guerra por el control de ABN Amro, que hace un año valía bastante más que el BBVA, valga hoy 16.000 millones de euros menos.

Y todo ello cuando el más insondable de los misterios rodea la verdadera situación de unas entidades cuyo balance puede haber resultado seriamente tocado por las hipotecas dichosas, al punto de que, como todo el mundo sospecha, la posición de más de uno puede quedar muy tocada cuando, a primeros de año, se vea obligado a hacer públicos los resultados del ejercicio 2007 reseñando los daños sufridos por su cartera de activos, las cifras dedicadas a provisionar fallidos y, en definitiva, las perdidas en el último renglón de la cuenta de resultados.

Algunos de los más grandes bancos de negocios norteamericanos ya se han visto obligados a realizar ese destape integral, con los resultados demoledores conocidos: pérdidas millonarias en Citigroup y Merrill Lynch, y salida por pies de sus dos chairman and CEO, los famosos Charles Prince y Stanley O’Neal.

Sorpresas para 2008

En Europa, la verdadera dimensión del desastre no se conocerá hasta primeros de 2008, cuando las entidades se vean obligadas a publicar sus memorias anuales. Frente a este panorama de sospecha, que está castigando duramente la cotización en Bolsa (RBS, por ejemplo, está pagando el pésimo reparto que parece haber aceptado de los activos de ABN, “se ha quedado con lo malo y los inversores le están dando duro”, aseguraba el viernes un experto bursátil) de la gran banca inglesa, francesa y alemana, la banca española aparece como una isla de solvencia, incluso de liquidez frente a un mercado que se ha cerrado en banda, situación que le coloca en posición optima para abordar alguna nueva operación corporativa continental.

La posición del Santander es, desde este punto de vista, significativa. La entidad, que se ha quedado con la parte del león del desguace de ABN, puede ahora, tras el golpe de efecto de Antonveneta, “sentarse a ver los toros desde la barrera con el zurrón forrado no sólo por los 9.000 millones en metálico que se apunta, sino también por los 7.000 de las obligaciones convertibles, los 4.000 de la deuda subordinada, los ingresos derivados de la venta del paquete de Telefónica y lo que pueda sacar de la subasta de los inmuebles. Un exceso de recursos en espera del mar de oportunidades que en el sector financiero puede generar la crisis actual”, de acuerdo con el análisis que S. McCoy realizaba el pasado viernes en El Confidencial.

Se acercan meses apasionantes para la gran banca europea. La crisis de las hipotecas subprime ha puesto contra las cuerdas a algunos de los nombres bancarios más ilustres de la UE. Unos cuantos han enseñado ya la patita de las pérdidas durante el tercer trimestre, pero habrá que esperar al final del ejercicio para hacer un cabal control de daños. Y algunos pueden quedar tan tocados que no les quedará más alternativa que fusionarse como medida defensiva o ser comprados. Un momento que el BBVA estaba esperando para dar su gran salto adelante en tamaño.