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El grupo terrorista islamista detenido en Barcelona era un bluf. ¿Consigna? Echar tierra al asunto
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El grupo terrorista islamista detenido en Barcelona era un bluf. ¿Consigna? Echar tierra al asunto

El Centro Nacional de Inteligencia (CNI), dispuesto a colocarse una de las medallas más notables de su historia con la detención en Barcelona de un grupo

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El grupo terrorista islamista detenido en Barcelona era un bluf. ¿Consigna? Echar tierra al asunto

El Centro Nacional de Inteligencia (CNI), dispuesto a colocarse una de las medallas más notables de su historia con la detención en Barcelona de un grupo islamista radical que pretendía cometer atentados en el metro de la Ciudad Condal, se ha cubierto de gloria. Conforme pasan los días, una sensación de incredulidad se extiende entre jueces y fuerzas de seguridad que participaron el fin de semana del 19 de enero en la operación. El supuesto grupo islamista con capacidad para atentar de inmediato ha resultado ser un bluf. La consigna emanada desde el Ministerio de Interior sobre fuerzas y cuerpos de Seguridad es terminante: tierra sobre el asunto y que no se vuelva a hablar del mismo.

La Guardia Civil, siguiendo directrices del CNI, detuvo durante la noche del viernes 18 de enero en el barrio del Raval barcelonés a 14 personas presuntamente vinculadas con el terrorismo islamista. Las primeras informaciones apuntaban a que el grupo preparaba un atentado inminente en el metro de Barcelona. Los arrestados en la primera oleada fueron 12 paquistaníes y dos indios. Según el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, se les habrían incautado cuatro temporizadores y distinto material informático.

Las contradicciones y dudas manifestadas por el propio Rubalcaba ante los medios desde el inicio de la operación hicieron sospechar a más de uno que en el episodio había gato encerrado: el de un grupo islamista más -ciertamente radical en sus manifestaciones verbales- de los varios que Guardia Civil y Cuerpo Nacional de Policía vigilan de cerca en toda España, “y a los que podríamos detener con mucho más motivo que a éste, cosa que no hacemos por obvias razones operativas”, han asegurado a este diario fuentes conocedoras del caso.

Material para fabricar simples ‘petardos’

Parece que el CNI se puso nervioso, “temeroso tal vez de que alguien se les fuera a adelantar y queriendo colgarse una medalla”, y tras enviar una alerta de atentado terrorista inminente a varios países europeos, procedió a detener al grupo con el concurso de la Guardia Civil. El hallazgo más relevante encontrado en los registros practicados durante la operación fue, según lo publicado, “una pequeña bolsa con menos de 50 gramos de peróxido de acetona o TATP, un material explosivo que, a pesar de realizarse a partir de otras sustancias fácilmente adquiribles, puede ser una potente arma destructiva”. De acuerdo con las fuentes, con ese material era imposible cometer un atentado: “A lo sumo, fabricar unos cuantos petardos”.

La prueba del fiasco en que se ha convertido la operación es la discreta retirada emprendida por Guardia Civil en cuanto se ha percatado del fiasco: todos los honores para el CNI. Y es que no se han encontrado pruebas ni material de ninguna clase que avalen la capacidad operativa del grupo para cometer un atentado inminente de grandes proporciones.

Supuestamente, el viaje a Barcelona de un individuo considerado importante entre los círculos de paquistaníes radicales por los servicios de inteligencia europeos desató las alarmas. El tal individuo, un “testigo protegido” por la Audiencia Nacional, ha resultado ser, en efecto, un paquistaní que la Direction Générale de la Sécurité Extérieur (DGSE), los servicios de inteligencia exterior franceses, tenía como colaborador infiltrado en el grupo, y al que la iniciativa del CNI ha quemado como espía, puesto que el juez le ha hecho declarar revelando su nombre.

Enfado de los servicios secretos franceses

El Centro Nacional de Inteligencia (CNI), dispuesto a colocarse una de las medallas más notables de su historia con la detención en Barcelona de un grupo islamista radical que pretendía cometer atentados en el metro de la Ciudad Condal, se ha cubierto de gloria. Conforme pasan los días, una sensación de incredulidad se extiende entre jueces y fuerzas de seguridad que participaron el fin de semana del 19 de enero en la operación. El supuesto grupo islamista con capacidad para atentar de inmediato ha resultado ser un bluf. La consigna emanada desde el Ministerio de Interior sobre fuerzas y cuerpos de Seguridad es terminante: tierra sobre el asunto y que no se vuelva a hablar del mismo.