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El año que vivimos peligrosamente

Es el símbolo del pinchazo. "A la gente se le fue la olla con Astroc", admite una de las personas que conocieron el ascenso y caída

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El año que vivimos peligrosamente

Es el símbolo del pinchazo. "A la gente se le fue la olla con Astroc", admite una de las personas que conocieron el ascenso y caída del mito de primera mano. Febrero de 2007, hace un año, la compañía de origen valenciano marcaba en bolsa la cifra de 75 euros por acción, que valoraban el 100% de la compañía en 9.089 millones de euros.

Sólo diez meses antes salía a cotizar desde 6,4 euros (770 millones de euros). Preparaban un split, una ampliación de capital... "No hicimos nada que no estuviese en el folleto. Los objetivos estaban marcados, pero se fue de las manos". Lo subió todo en bolsa, más del 1.000% y lo bajó casi todo después, un 95%. La caída en desgracia de Astroc ha escenificado el pinchazo de la burbuja inmobiliaria desde hace un año.

Vivíamos una vorágine. Nada nuevo, ya ocurrió con las puntocom. Aquello estuvo bien hecho, pero el problema es que te mueves junto al sector y ante eso nada puedes hacer. Astroc sólo fue la primera en explotar tanto al alza como a la baja", comenta la fuente. Pero en la última semana de febrero todo comenzó a cambiar.

Algunos accionistas habían hecho caja, como la familia Nozaleda -vendieron hasta un 3% en las semanas previas-, y la presión en bolsa se hizo con el control de la compañía. Con una caída próxima al 40% en unos días, no sólo temblaban los cimientos de la burbuja bursátil del ladrillo, sino que el mercado real estornudaba por primera vez después de un lustro de boom desbocado y más de quince años de crecimiento ininterrumpido.

Dicen que las hormigoneras dejaron de girar con el estallido de Astroc. Si cree en las coincidencias, esto es más o menos cierto, según se mire. A partir del primer trimestre de 2007 las cifras de consumo de cemento comenzaron a estancarse hasta terminar cayendo en los últimos meses del año, según datos de la patronal Oficemen, que ha certificado el cambio de ciclo tras diez años de carrera y producción de vivienda sin cuartel, a un ritmo similar al de EEUU -con siete veces más de población-.

En abril, el terremoto inicial de la compañía se convirtió en un crash bursátil en toda regla y un anticipo de lo que se sucedería en la bolsa y las inmobiliarias tiempo después. Los precios de la vivienda comenzaron a flojear en ese momento, según los datos que facilitó la entonces ministra de Vivienda, Mª Antonia Trujillo, con los ritmos de crecimiento más bajos desde 1998.

El efecto de la escalada de los tipos de interés comenzaba a sentirse en el crédito, tanto la deuda para particulares en forma de hipotecas, como en la corporativa. Según datos del Banco de España, las promotoras mantenían líneas de crédito con bancos y cajas próximas a los 300.000 millones de euros, el equivalente al 33% del PIB. El incremento de las cargas financieras ha provocado gran parte de los problemas que atraviesa el sector, agravado desde el verano pasado por la crisis subprime y las turbulencias internacionales en el mercado de crédito.

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Es el símbolo del pinchazo. "A la gente se le fue la olla con Astroc", admite una de las personas que conocieron el ascenso y caída del mito de primera mano. Febrero de 2007, hace un año, la compañía de origen valenciano marcaba en bolsa la cifra de 75 euros por acción, que valoraban el 100% de la compañía en 9.089 millones de euros.

Enrique Bañuelos Burbuja inmobiliaria Crisis