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Bankinter, primera víctima de la crisis: caen sus resultados y se cuestiona su modelo
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Bankinter, primera víctima de la crisis: caen sus resultados y se cuestiona su modelo

La crisis financiera internacional se cobró ayer su primera víctima entre los bancos españoles: Bankinter. La entidad que preside Pedro Guerrero es la primera que sufre

La crisis financiera internacional se cobró ayer su primera víctima entre los bancos españoles: Bankinter. La entidad que preside Pedro Guerrero es la primera que sufre una caída del beneficio trimestral (del 13,5%, que se queda en el 3,5% si quitamos los extraordinarios del año pasado). Aparte de lo noticioso de esta caída en un sector acostumbrado a crecer por encima del 20% en los últimos años gracias al ladrillo, estas cuentas cuestionan el propio modelo de negocio de Bankinter e incluso su propia capacidad de sobrevivir en el mundo financiero actual.

Lo cierto es que la caída del beneficio de Bankinter estaba prevista por los analistas, que incluso esperaban algo peor. Y así lo reconoció el mercado, con una subida incluso mayor que el fuerte tirón del Ibex. Pero eso no puede ocultar datos muy preocupantes, como una caída del margen de explotación en un 6,07%, una morosidad que se triplica hasta el 0,49% (lo cual sigue siendo bajo, hay que reconocerlo) o que haya tenido que tirar de la contención de gastos de personal y la reducción de las provisiones para no sufrir una caída aún mayor del beneficio.

Pero las implicaciones de la noticia van más allá de una caída más o menos puntual del beneficio trimestral. En primer lugar, pone en entredicho las declaraciones repetidas ad nauseam por todos los bancos y cajas españoles: que ellos individualmente están muy bien, que los demás son los que tienen problemas y que van a aprovechar la crisis para crecer y ganar cuota de mercado. Esta imposibilidad metafísica -si nadie tiene problemas, ¿dónde está el problema?- ya quedó al descubierto con el fuerte aumento de las provisiones subestándar en los bancos y, sobre todo, en las cajas en el cuarto trimestre. Así que Bankinter ha sido el primero en caer, pero no será el último.

Bankinter se queda sin ventajas

En segundo lugar, el propio Bankinter queda en una posición de debilidad mucho mayor que la que dan a entender estas cifras o las optimistas declaraciones de sus gestores (su consejero delegado prevé volver al crecimiento este mismo año). En el Encuentro del Sector Financiero celebrado esta semana en Madrid -en el que, por cierto, Bankinter fue el único ausente entre los grandes bancos nacionales- se puso de manifiesto la necesidad de cambiar el modelo de negocio y el fin de las ventajas competitivas de las que había disfrutado hasta ahora esta entidad.

Así, Antonio Pulido, presidente de Cajasol, recalcó la escasa diferenciación entre las diferentes entidades: "las ofertas son muy similares -con una diferencia mínima en el tipo al que se ofrecen las hipotecas, por ejemplo-, la tecnología ha dejado de ser una ventaja competitiva porque todo el mundo ya tiene acceso a ella, y tampoco importa demasiado la imagen, porque el cliente ha dejado de ser fiel a una entidad"

La opinión generalizada de este congreso fue que tampoco es una ventaja tener una exposición puramente local: en los últimos años, esto había proporcionado más crecimiento, pero con la crisis inmobiliaria se ha terminado la "edad de oro" de la banca española. Es más, los dos grandes -Santander y BBVA- basaron su mayor fortaleza en el entorno actual precisamente en su diversificación internacional en mercados con alto potencial de crecimiento.

¿Demasiado pequeño para un mundo global?

La conclusión es que todas estas características que se aplicaban Bankinter ya no le permitirán diferenciarse ni tener ventajas competitivas. Incluso algunos analistas se cuestionan abiertamente si tiene sentido el modelo de Bankinter en un mundo globalizado como el actual. Las cifras son elocuentes: el beneficio de la marca de Jaime Botín, 73,6 millones de euros en el trimestre, supone apenas el 3% de las ganancias de la marca de su hermano Emilio, el Santander.

Y sin ventajas competitivas y con una grave crisis en España, su único mercado, este tamaño tan reducido queda todavía más cuestionado. De ahí que firmas como OnetoOne prevean fusiones entre bancos medianos si se agrava la crisis inmobiliaria.

Ahora bien, lo más probable es que estos problemas no generen un debate importante ni perjudiquen a su evolución en bolsa mientras se mantenga la actual batalla accionarial entre el grupo articulado alrededor de Botín (que tiene el 16,31% pero que en realidad controla un 40% en manos amigas) y Crédit Agricole (20,11%), con las consiguientes esperanzas de que los franceses lancen una OPA.

La crisis financiera internacional se cobró ayer su primera víctima entre los bancos españoles: Bankinter. La entidad que preside Pedro Guerrero es la primera que sufre una caída del beneficio trimestral (del 13,5%, que se queda en el 3,5% si quitamos los extraordinarios del año pasado). Aparte de lo noticioso de esta caída en un sector acostumbrado a crecer por encima del 20% en los últimos años gracias al ladrillo, estas cuentas cuestionan el propio modelo de negocio de Bankinter e incluso su propia capacidad de sobrevivir en el mundo financiero actual.

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