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La liquidez ya no asusta: el miedo ahora es la solvencia por el aumento de la morosidad
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LA MORA DE CAJA MADRID ALCANZA EL 4,87% CON UNA COBERTURA DEL 46,6%

La liquidez ya no asusta: el miedo ahora es la solvencia por el aumento de la morosidad

Quedó claro con las cuentas de La Caixa: la liquidez ya no quita el sueño de los directivos de la banca española. Entre otras cosas, porque

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La liquidez ya no asusta: el miedo ahora es la solvencia por el aumento de la morosidad

Quedó claro con las cuentas de La Caixa: la liquidez ya no quita el sueño de los directivos de la banca española. Entre otras cosas, porque han almacenado toda la que pueden en vez de dar crédito, como ayer recriminó Zapatero a los presidentes de los principales bancos y cajas. Pero eso no significa que duerman tranquilos: el vertiginoso aumento de la morosidad amenaza directamente la solvencia de las entidades, como evidenciaron ayer los resultados de Caja Madrid con una mora del 4,87% (y que Miguel Blesa cifra en el 7,3% este año) y una cobertura de sólo el 46,6%. El riesgo es que el Estado tenga que entrar en el capital de las entidades, algo que algunas empiezan a ver posible.

La liquidez ya no es el principal problema: con barra libre en el BCE al 2% tras la última bajada de tipos y con las inyecciones de liquidez del fondo del Gobierno, tienen lo que necesitan, afirman en una entidad de tamaño medio. El FAAF celebró el viernes su cuarta subasta, en la que adjudicó 6.002 millones de euros; con ello, van ya 19.339 de los 30.000 millones (ampliables a 50.000) con que está dotado este fondo. Es decir, las alternativas a un interbancario que sigue cerrado más allá de los plazos más cortos están funcionando.

Además, por fin se ha puesto en marcha el plan de avales estatales a las emisiones de deuda, pese al retraso provocado por las interminables trabas burocráticas: La Caixa ha sido la primera en emitir estos bonos, por importe de 2.000 millones, y ya han recibido autorización previa para ello Bankinter, CAM, Sabadell, Pastor, Bancaja, Cajamar, Caixa Cataluña y Caja Madrid, según datos de la CNMV.

En el otro lado, los vencimientos que afrontan bancos y cajas en 2009 no son excesivos, salvo algunas excepciones: la cifra total estimada se sitúa entre 75.000 y 80.000 millones, más otros 90.000 en pagarés a corto plazo. La cifra más fiable es la delos bancos, cuantificada por Bloomberg en 60.700 millones de euros, de los que la mitad corresponde a Santander. Estos vencimientos se pueden cubrir perfectamente con estos instrumentos y con las reservas de liquidez que atesoran las propias entidades. Una liquidez que ya no se gastan en dar crédito a manos llenas como hasta ahora, sea porque han cerrado el grifo, como asegura el Gobierno, sea porque no hay demanda solvente (lo de solvente es la clave) como sostiene el sector.

Ahora bien, tampoco es todo tan maravilloso: el retraso del plan de avales ha provocado que las entidades españolas lleguen las últimas a apelar al mercado internacional con deuda garantizada por su Estado, y además la bajada del rating de España encarece esta financiación. Pero los expertos consultados no creen que vayamos a ver problemas más allá de algún caso puntual.

La solvencia, en peligro pese a la provisión genérica

Así pues, la crisis ha dejado de ser de liquidez y ahora empieza a ser de solvencia, un camino que ya han recorrido los sistemas financieros de la mayoría de los países occidentales y que ha acabado con la entrada de los Estados en el capital de muchas entidades. Un final que ya no descartan algunos banqueros españoles, como Jaime Guardiola, director general del Sabadell, pese a que hasta ahora todos presumían de que España es diferente porque aquí no hay activos tóxicos (titulizaciones subprime) y porque el Banco de España ha sido mucho más estricto que las autoridades de otros países. Pero aquí tenemos los balances repletos de créditos con unos activos muy sobrevalorados como garantía, con lo que al final la situación es muy parecida, como ayer explicaba S.McCoy.

Para evitar nacionalizaciones, bancos y cajas están dotando provisiones extraordinarias a marchas forzadas y están buscando desesperadamente fórmulas para reforzar su capital antes de que se les vaya de las manos. En el primer caso, se trata de una estrategia negociada con el Banco de España para ir provisionando todos los activos que en el futuro van a entrar en mora (pérdidas esperadas), sobre todo crédito promotor, y evitar grandes amortizaciones de golpe que pueden poner a alguna entidad al borde de la quiebra.

En el segundo, se trata de reforzar los ratios de capital con el fin de hacer frente a las pérdidas inesperadas, que serán muchas tal como está el patio. Santander abrió el fuego con su macroampliación de capital y ahora vivimos una avalancha de colocación de productos híbridos -preferentes y deuda subordinada- que se consideran capital pese a ser títulos de deuda. Colocaciones que se están centrando en las redes de oficinas para poder pagar intereses muy inferiores a los que exigen los inversores institucionales.

El arma secreta con que cuentan nuestras entidades para hacer frente a la subida estratosférica de la morosidad es la famosa provisión genérica (que se dota automáticamente al conceder créditos en función del riesgo de los mismos). Esta provisión permite ir cubriendo las pérdidas sin necesidad de erosionar las cuentas de resultados y sin consumir capital. El problema es que eso tiene un límite, y la inmensa mayoría de las entidades españolas -de las grandes sólo se salvan Bankinter y Sabadell- han empezado a usar ya la genérica para este fin, con lo que el colchón cada vez es más pequeño. Y con un menor colchón, las pérdidas pueden empezar a comerse un core capital que en algunas entidades se acerca peligrosamente al umbral legal del 6% (Caja Madrid está en el 6,63%).

Quedó claro con las cuentas de La Caixa: la liquidez ya no quita el sueño de los directivos de la banca española. Entre otras cosas, porque han almacenado toda la que pueden en vez de dar crédito, como ayer recriminó Zapatero a los presidentes de los principales bancos y cajas. Pero eso no significa que duerman tranquilos: el vertiginoso aumento de la morosidad amenaza directamente la solvencia de las entidades, como evidenciaron ayer los resultados de Caja Madrid con una mora del 4,87% (y que Miguel Blesa cifra en el 7,3% este año) y una cobertura de sólo el 46,6%. El riesgo es que el Estado tenga que entrar en el capital de las entidades, algo que algunas empiezan a ver posible.

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