Recetas contra la crisis de un líder que se forjó en la tragedia

Rudolph Giuliani estuvo el jueves en Madrid. Llegó, charló y triunfó a tenor de los aplausos de despertó en el auditorio del Palacio de Congresos, donde más de un millar de personas se estremeció con su testimonio sobre el atentado del 11-S y escuchó con las orejas bien abiertas sus recetas para salir de la peor crisis que enfrenta la humanidad desde la Segunda Guerra Mundial.

Giuliani habló alto y claro. Sin pelos en la lengua. Mostró abiertamente su desacuerdo con las políticas de estímulo económico de Obama y, en especial, con su política de gastos. No creo que el crecimiento económico nos vaya a sacar del problema. Lo que creo honestamente es que lo que está haciendo no es relevante, pero espero estar equivocado porque es Obama quien lleva ahora las riendas, fueron sus palabras.

A sus 65, este neoyorkino (Brooklyn 1944), nieto de inmigrantes, habla con conocimiento de causa. Cuando en 1993 fue elegido alcalde de Nueva York por el partido republicano, heredó un déficit de 2.300 millones de dólares que consiguió transformar en superávit gracias al recorte del gasto público y la bajada de impuestos. Su imagen de líder, sin embargo, se forjó gracias a su templanza y firmeza a la hora de tomar decisiones en uno de los acontecmientos más trágicos de la historia de Estados Unidos: los atentados contra las Torres Gemelas en septiembre de 2001. Giuliani se convertía en el ‘Alcalde de Estados Unidos'.