Castilla y León quiere una solución para las cuatro cajas díscolas antes del verano

Juan Vicente Herrera, presidente de la Junta de Castilla y León, no puede decirlo más claro ni más alto. Tampoco su segundo, el vicepresidente y titular de Economía y Empleo, Tomás Villanueva. Sin embargo, las cuatro cajas de ahorros de la comunidad que rechazaron participar en el proceso de integración emprendido por Caja España y Caja Duero siguen dando largas a las reiteradas llamadas de atención.

 

Según fuentes financieras locales, existe un interés apremiante por parte de la Junta para que Caja Burgos, Caja Círculo, Caja Segovia y Caja Avila alcancen algún principio de acuerdo sobre su futuro para antes del verano. Los argumentos no son ya motivo de debate. “Hay que hacer algo, porque hay que hacerlo”, explican desde Castilla y León. “Se ha perdido mucho tiempo y eso es una irresponsabilidad”.

El tiempo corre en contra de la Junta. Según el calendario de trabajo del ministerio de Economía que ha trascendido, está previsto que la nueva Ley de Cajas comenzará a tomar forma después del verano. Un nuevo marco jurídico que concederá al Banco de España nuevas competencias, hasta el punto de relegar a las Comunidades a un segundo plano a la hora de diseñar el nuevo puzzle de fusiones.  

Castilla y León fue la primera comunidad que se puso manos a la obra para dar una solución a la renovación de su mapa de cajas. Como reconocen desde Valladolid, a lo largo del verano de 2008 representantes de la Junta “tejieron” con el Banco de España de manera conjunta un plan de actuación que impulsara un proceso de integración entre las seis entidades de la comunidad. Un paso adelante que resultó en falso.

Los resultados pudieron haber llegado unos meses después. Villanueva presentó a las seis cajas la posibilidad de crear un holding financiero, que no implicaba fusionarse. Esta opción fue descartada de plano por todas las entidades. Desde entonces, la Junta ha perseverado en su intento por coordinar el proceso de consolidación del tejido financiero autonómico, trasladando mensajes de distinto signo a las cuatro rebeldes.

Cataluña es la otra comunidad con un gran número de cajas. Hasta diez y, por lo tanto, con demasiada capacidad instalada ante la actual coyuntura. En su caso, sin embargo, aunque todavía no se ha rubricado ninguna operación, la Generalitat ha preferido tomar la iniciativa y no esperar a que sean las propias cajas, sin incluir a La Caixa, las que comanden las negociaciones. “Todo lo que falte por hacer lo resolverá el Banco de España sin preguntar”.