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La caída del IPC hasta el -0,8% aflora un desplome del consumo sin precedentes
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LA CONFIANZA DEL CONSUMIDOR SE SITÚA EN UN -38%

La caída del IPC hasta el -0,8% aflora un desplome del consumo sin precedentes

Decían hace algunos años los dirigentes económicos del Partido Popular -por entonces en el Gobierno- que la inflación era el impuesto que pagan los pobres. Lo

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La caída del IPC hasta el -0,8% aflora un desplome del consumo sin precedentes

Decían hace algunos años los dirigentes económicos del Partido Popular -por entonces en el Gobierno- que la inflación era el impuesto que pagan los pobres. Lo repetían hasta la saciedad, y utilizaban el siguiente argumento. Los sectores con menos capacidad para actualizar sus rentas en relación a la subida del coste de la vida (pensionistas o trabajadores de bajos salarios) salen perdiendo en el baile de los precios.

Si ese razonamiento fuera completamente cierto, y dando la vuelta al argumento, la economía española estaría volcada actualmente en un proceso de reparto de la renta sin parangón en nuestra reciente historia económica. No es para menos teniendo en cuenta que el IPC -según el avance que ayer publicó el INE- se situó en un -0,8% en tasa interanual. Nunca antes se había producido un fenómeno similar.

Básicamente por una razón. Tampoco nunca antes había coincidido en el tiempo un desplome tan pronunciado del precio del petróleo -que hace apenas diez meses rozaba los 150 dólares-  con una caída sin precedentes del consumo. El comercio minorista está cayendo nada menos que un 8,4%, lo que pone de relieve la intensidad de la crisis.

La combinación de estos factores son los que explican la caída del IPC, pero no se trata, desde luego, de un fenómeno pasajero. Los economistas de Funcas -la Fundación de las Cajas de Ahorros- dan por hecho que la economía española continuará con tasas negativas de IPC al menos hasta octubre, con un máximo del -1,2% en julio. Pero a partir de ese mes comenzará un suave ascenso por razones estrictamente técnicas al desaparecer el llamado ‘efecto escalón’. Es decir, que se mitigarán las consecuencias de la caída del petróleo en la medición del IPC.

Muy lejos de la deflación

¿Quiere decir esto que España se enfrenta a una deflación? ¿A una caída generalizada de los precios durante varios trimestres? Las perspectivas de los expertos no dicen precisamente eso. Según Funcas, la media mensual de inflación que se registra durante ese año se situará en el 0,1%. Mientras que para el año 2010 se estima un crecimiento medio del 2%. Es decir, muy lejos de la definición que da el Fondo Monetario Internacional al concepto de deflación. Los precios siguen subiendo si se analiza un periodo más largo.

Y lo que es todavía más relevante. La inflación subyacente -aquella que elimina los componentes más erráticos: energía y alimentos no elaborados- no llegará en ningún caso a situarse por debajo del 1%. Es decir, que no parece que se pueda hablar de deflación. Claro está, salvo que la economía se hunde todavía más, lo que no parece probable al menos de una forma intensa.

El consumo, en cualquier caso, está por los suelos, en particular los bienes duraderos, que son los que necesitan financiación ajena. Pero también el consumo de  productos alimenticios, que está cayendo un 3,2%, mientras que los no alimenticios decrecen un 9,4%. Por ello no es extraño que el Índice de Confianza del Consumidor se sitúe en un extraordinario -38,8%, lo que, sin embargo, supone una mejora de cuatro puntos porcentuales respecto del mes anterior. Se trata, en cualquier caso de la primera mejora en muchos trimestres.

Sin duda, el hecho de que la financiación total (nueva y vieja) esté creciendo un 2,9% en términos anuales  explica en buena medida el desplome del consumo. Y del consumo de los precios.

Decían hace algunos años los dirigentes económicos del Partido Popular -por entonces en el Gobierno- que la inflación era el impuesto que pagan los pobres. Lo repetían hasta la saciedad, y utilizaban el siguiente argumento. Los sectores con menos capacidad para actualizar sus rentas en relación a la subida del coste de la vida (pensionistas o trabajadores de bajos salarios) salen perdiendo en el baile de los precios.

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