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Revolución del capital privado: una inversión 'solo para ricos' que llama a la puerta de los particulares
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Revolución del capital privado: una inversión 'solo para ricos' que llama a la puerta de los particulares

Un año y medio después del cambio regulatorio que allana el camino para invertir en 'private equity' son muchos los minoristas que siguen sin conocer esta alternativa para sus carteras

Foto: El capital privado da acceso a invertir en empresas fuera de los mercados.
El capital privado da acceso a invertir en empresas fuera de los mercados.
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Acciones para sacar partido del crecimiento de la economía y algo de bonos para añadir diversificación y limitar volatilidad. Durante décadas, los inversores particulares han tenido poco que pensar a la hora de confeccionar sus carteras de inversión, que han tendido a girar en torno a estos dos grandes activos (en distintos porcentajes), ocasionalmente, acompañados de algún producto alternativo –como podrían ser las materias primas– con un papel limitado.

Pero, en los últimos años, han sido muchas las opciones que han venido a alterar este equilibrio desde fuera de los mercados tradicionales. Un buen ejemplo lo ha supuesto el auge de las criptomonedas, que ha sido capaz de atraer un significativo grado de atención entre un amplio número de inversores, especialmente de las generaciones más jóvenes, que han visto en ellas, pese a todas las incertidumbres que aún las rodean, una de las vías más prometedoras para obtener rentabilidades rápidas y sugerentes.

Mucho menos disruptivo se presenta, a priori, el mundo del capital privado (también conocido como capital riesgo o private equity). Y, sin embargo, su potencial para revolucionar el modo en que los particulares gestionan sus inversiones resulta mucho más obvio. Al fin y al cabo, se trata de una realidad con décadas de desarrollo a sus espaldas y que se ha ido haciendo, paulatinamente, con un hueco cada vez más relevante en el universo financiero internacional.

Algo que ha logrado, además, cosechando, a menudo, unos resultados muy superiores a los de los activos tradicionales. Según estudios citados por la gestora de Goldman Sachs, el capital privado ofreció durante los últimos 20 años unas tasas de retorno anualizado del 15%, un 50% por encima de los rendimientos del índice bursátil S&P 500 en el mismo periodo.

Foto: Rafael Amil, director de Negocio (i); Javier García Díaz, responsable de Ventas para BlackRock en Iberia (c); y Mark Giacopazzi, CIO de Bestinver (d).

El problema es que durante mucho tiempo ha sido una opción inaccesible para el inversor particular. "La inversión en capital privado no ha sido una opción para la mayoría de los inversores hasta ahora. Sin embargo, es una estrategia que ha batido consistentemente a la renta variable y ha mostrado una mejor relación entre la rentabilidad y el riesgo", apunta Ramiro Iglesias, CEO de la gestora Crescenta, una de las firmas pioneras en la comercialización de productos de capital privado entre particulares en España.

La Ley Crea y Crece, en vigor desde octubre de 2022, vino a combatir la restricción en el acceso a estas inversiones, al rebajar el mínimo a partir del que un particular puede entrar en capital privado hasta los 10.000 euros, frente a los 100.000 que se exigían previamente. De este modo, un número más amplio de inversores podría tener acceso a este universo de activos, hasta ahora coto exclusivo de los patrimonios más grandes.

Tres grandes ventajas

Grosso modo, el capital privado es la puerta de entrada a la inversión en empresas que no forman parte de los mercados bursátiles, una situación en la que se encuentran un gran número de compañías, desde las españolas Mercadona, El Corte Inglés o Cabify a los gigantes internacionales Shein, Vitol, Aldi o Huawei. “Hay que tener en cuenta que más del 95% de las empresas no cotizan, por lo que si no accedes a los mercados privados realmente te estás perdiendo gran parte de las oportunidades de inversión. Si a esto le sumas la tendencia generalizada de que cada vez las empresas salen más tarde a bolsa, vuelves a quedarte fuera de las fases en las que más crecimiento experimentan”, observa Iglesias.

Diversificación, menor volatilidad y, a priori, mayor potencial de beneficios son la terna de características que los expertos enuncian al unísono a la hora de citar los atractivos de incluir capital privado en las carteras de inversión. Una realidad que, no obstante, también tiene su contrapartida en forma de inconvenientes. Y, entre estos, uno destaca por encima de todos: la iliquidez.

"Al invertir en capital privado, lo primero que tienes que tener en cuenta es que no son productos líquidos. Se trata de proyectos a largo plazo, en los que, en algunos casos, en cinco años puedes tener liquidez, pero que en otras ocasiones puede ser hasta en 15 años, con una media de entre ocho y diez años de iliquidez", explica Ignasi Viladesau, director de inversiones de MyInvestor, otra de las firmas que han aprovechado el cambio legislativo de 2022 para ofrecer a los inversores productos de capital privado a partir de 10.000 euros.

Se estima que, de media, el inversor tarda entre ocho y 10 años en recuperar su dinero

Entre las reglas básicas que debe seguir cualquier persona a la hora de adentrarse en el mundo de la inversión destacan la conveniencia de entender el producto en el que se está invirtiendo y de hacerlo con un dinero que no vaya a necesitar en el corto plazo, para evitar desinversiones forzosas en momentos inapropiados. Estas normas rigen aún con más fuerza en lo que se refiere al capital privado, dados los plazos tan largos que conlleva.

Aunque con frecuencia el inversor recupera su dinero, a través de las distribuciones anuales, en un periodo inferior al del vencimiento del fondo (a partir de ahí todo lo que reciba supondrán ganancias), la posibilidad de estar una década o más sin poder recuperar el dinero depositado representa el obstáculo más obvio para el interés de los inversores en el capital privado. Sin embargo, los expertos advierten de que esta iliquidez del capital privado no tiene por qué ser vista necesariamente como un punto negativo para el inversor.

"La iliquidez puede verse también como una ventaja, ya que evita los errores humanos de vender antes de tiempo, deshacer posiciones en momentos de pánico o comprar caro en plena euforia de mercado. Es decir, la liquidez y valoración diaria hacen también cometer muchos errores que pueden evitarse si se invierte en un vehículo diseñado para mantenerse durante el largo plazo", explican el vicepresidente ejecutivo de MyInvestor y consejero delegado de Andbank, Carlos Aso, y la responsable de comunicación y contenidos del neobanco, Ana Antón, en el libro ‘Invertir de forma inteligente nunca fue tan fácil’.

Foto: Cartera de inversión 50/30/20. (EFE/Justin Lane)

Además, como recalca Juan Alberto Sánchez, profesor del Máster en Corporate Finance y Banca de Inversión del IEB, esa vocación de permanencia a largo plazo del capital es una de las claves que favorecen la mayor rentabilidad estructural del capital privado, ya que "permite a los gestores implementar cambios estratégicos, lo que puede dar como resultado un crecimiento más sostenible y significativo", sin la presión cortoplacista a la que se ven sometidos a menudo los gestores de compañías cotizadas.

Si, atendiendo a todo esto, el inversor se muestra dispuesto a lidiar con las consecuencias de la iliquidez de estos productos, aún sería preciso superar una serie de condiciones para poder acceder a la inversión en capital privado. Y es que la normativa dispone que los 10.000 euros de inversión mínima para entrar en este tipo de activos no deben suponer más del 10% del patrimonio financiero del inversor (es decir, debe contar con al menos 100.000 euros de patrimonio financiero) y que este debe superar un test de idoneidad que valore su situación financiera, necesidades de liquidez, conocimientos, experiencia y objetivos de inversión (algunas entidades reportan alrededor de un 50% de resultados negativos en esta prueba).

En este sentido, es importante apuntar que, por norma, cuando un inversor se compromete a hacer una aportación, de la cuantía que sea, en un fondo de capital privado, no desembolsa inicialmente todo el dinero, sino que lo debe hacer paulatinamente a través de las sucesivas llamadas de capital que tienen lugar durante la vigencia del fondo (y que a menudo no llegan a sumar el total comprometido). El inversor debe, en cualquier caso, hacer una correcta planificación de sus finanzas para poder responder a esas llamadas, dado que de no hacerlo podría llegar a perder el total del dinero invertido.

Oferta limitada

La mayor parte de los expertos se expresan de forma favorable sobre las restricciones que afectan a la inversión en capital privado. "La rebaja de los mínimos de entrada responde a una megatendencia internacional, que es la democratización del capital privado. España, aunque ha llegado un poco más tarde que otros vecinos europeos, lo ha hecho con mejores condiciones", considera el CEO de Crescenta, que subraya que esta apertura no debe suponer descontrol. “Tenemos una responsabilidad muy grande y que se permita la entrada del minorista no significa que debamos hacerlo sin control”, apostilla.

Pese a la gran expectación generada en el sector por la apertura del capital privado al inversor minorista, la realidad es que hasta la fecha han sido pocas las entidades que se han animado a lanzar productos enfocados en este público. "Se trata de una inversión muy costosa que requiere muchos medios, por lo cual a la mayoría de las firmas no les compensa rebajar los límites. Sale más rentable realizar esfuerzos para un ticket grande que para muchos más pequeños", explica Iglesias, que pone también el foco en el esfuerzo que hay que destinar a la formación del inversor.

El inversor que cumple con los requisitos necesarios tendría ante sí un universo de posibilidades muy amplio, ya que dentro de la categoría del capital privado existe una extensa gama de subsectores con características muy diferentes: fondos buyouts (que invierten en compañías maduras, con flujos de caja estables), venture capital (empresas de más reciente creación, en fase de crecimiento) o secundarios (se mueven en un mercado de segunda mano, en el que adquieren empresas a otros fondos que buscan una salida a su inversión en la misma).

La subclase en que se invierta puede determinar un mayor o menor riesgo de pérdidas

Decantarse por unas u otras puede ser clave, porque, como advierte Viladesau, "va a ser la subclase la que te va a generar mayor o menor riesgo". Y es que, y este es otro punto a tener muy presente, el capital privado, con sus elevadas promesas de retornos, no está, ni mucho menos, exento de riesgos de pérdidas, que pueden ser mayores o menores en función del enfoque del fondo en cuestión. Así, los datos históricos muestran que alrededor de un 33% de los fondos de venture —que de media suelen obtener mayores rendimientos— tienen pérdidas o no llegan a devolver el capital invertido, mientras que un 20% de los fondos buyouts hacen lo propio.

"Hoy en día el inversor tiene a su disposición diferentes subestrategias dentro de activos privados aportando cada una de ellas un perfil de flujos y de rentabilidad-riesgo diferente, por lo que los inversores pueden escoger aquellas que se adecuen a sus necesidades", indica Paloma Ybarra, socia y Co-Chief Client Officer de AltamarCAM, que señala como una opción interesante la estrategia multiactivo, especialmente para los inversores con menos capacidad para diversificar entrando en distintos fondos.

"El inversor de un fondo multiactivo puede acceder a través de un único vehículo y compromiso a una cartera equilibrada que combina diferentes activos privados (private equity, venture capital, inmobiliario, infraestructuras, deuda privada) con un atractivo perfil rentabilidad-riesgo", añade.

Foto: Jorge Sanz Barriopedro. (ATL Capital)

Pero, al igual que ocurriría con un fondo de inversión en activos tradicionales, los inversores no solo necesitan decidir a qué clase de activos quieren tomar exposición, sino también seleccionar qué vehículo de cuantos tengan a su alcance es el ideal. Es decir, en qué fondo en concreto invertir.

En este sentido, la rentabilidad esperada suele ser un reclamo esencial, pero ni mucho menos debe ser el único, ya que a menudo una expectativa muy elevada comprende un riesgo más alto. “La rentabilidad esperada es sin duda un factor importante a la hora de invertir en capital privado, pero no debe ser el único factor a considerar, se debería tener en cuenta el perfil de riesgo, la liquidez, la alineación de intereses entre los gestores y los inversores, y el perfil especializado y track record de los gestores”, apunta Luis Pastor, cofundador y CEO de Tritemius.

Siguiendo esta idea, los expertos suelen apuntar a la conveniencia de seleccionar productos de las firmas de mayor prestigio en la industria y los gestores con mejores rendimientos en su historial. Aunque en el mundo de la inversión es usual advertir de que las rentabilidades pasadas no garantizan los rendimientos futuros, en el campo de la inversión privada existe una tendencia a que los buenos resultados pasados redunden en éxitos posteriores. "El motivo principal es que se genera un círculo virtuoso a través del cual los casos de éxito generan buenas oportunidades de inversión. Es decir, las empresas quieren que el fondo de capital riesgo que entre en su accionariado sea el que tiene mejor reputación y atesora más casos de éxito. Por tanto, haberlo hecho bien en el pasado, ayuda a ser elegido para ser el gestor de las buenas oportunidades en el futuro", explican Aso y Antón en el libro anteriormente citado.

La importancia del gestor

"Considero que es un aspecto diferencial en este tipo de inversiones la habilidad por parte del gestor en negociar los términos más favorables de precio y condiciones de pago tanto en la compra como en la venta de las inversiones, lo cual es inviable en el mercado de capitales. Esto es una palanca habitual de creación de valor por parte de los gestores de capital privado", observa Juan Alberto Sánchez, insistiendo en la importancia del gestor al mando del fondo para obtener un buen resultado.

Pero si en el mundo de las inversiones es importante el cómo y el dónde, no suele serlo menos el cuándo. Por eso, parece lógico que cualquier inversor que se esté planteando entrar en capital privado se cuestione si el momento es apropiado para ello.

Una mirada a la situación reciente del mercado del capital privado evidencia que el sector no atraviesa su momento más boyante. Penalizado de forma significativa por la subida de los tipos de interés y el consiguiente encarecimiento de la financiación, los volúmenes y operaciones de compraventa del capital privado han sufrido un fuerte retroceso en los últimos ejercicios que apenas empieza a estabilizarse, según los últimos datos de Bain Capital.

La subida de tipos ha supuesto un freno importante a la actividad del capital privado

Una situación que, lejos de suponer un bache temporal, puede ser la antesala de un giro estructural en la manera en la que operan las firmas del sector. Así lo planteaban los expertos de Goldman Sachs Asset Management en un artículo publicado el pasado octubre.

"Creemos que es poco probable que los próximos diez años se parezcan a los últimos diez. La era que se avecina puede definirse por un crecimiento económico más lento, una reducción de la fuerza laboral y una inflación más alta que en la década pasada, lo que dejará a los inversores y operadores lidiando con los impactos de los vientos en contra para el crecimiento real de los ingresos, la compresión de los márgenes y un coste estructuralmente más alto del capital como resultado de las tasas de interés más altas. En este contexto, creemos que los gestores de capital privado seguirán siendo capaces de generar retornos atractivos. Sin embargo, el contexto de inversión radicalmente alterado significa que el camino hacia la creación de valor tendrá que ser diferente de lo que pudo haber sido en el pasado", observan.

En cualquier caso, los expertos consideran que, en un tipo de inversión a tan largo plazo como este, el inversor debe alejarse de consideraciones temporales y enfocar su decisión en el resto de cuestiones ya comentadas.

Foto: Logo de Allfunds. (Cedida)

"En AltamarCAM creemos que no se deben medir los tiempos a la hora de invertir en activos ilíquidos. Recomendamos estar continuamente en el mercado, y lo más importante, en manos de un buen gestor, que sepa identificar activos con potencial de crecimiento, y con experiencia en generar valor en las compañías, independientemente del momento del ciclo económico. Y siempre de una manera diversificada. Esto es clave, pues es muy difícil adivinar en qué contexto económico estarán invirtiendo, gestionando y desinvirtiendo los fondos a diez años vista", señala Paloma Ybarra.

La experta defiende, en todo caso, que el actual parece un momento idóneo para los fondos de secundarios, una visión con la que coincide Viladesau, ya que el frenazo del mercado en los últimos ejercicios ha dejado a varios fondos presionados para desinvertir, por lo que estos vehículos especializados en operaciones de segunda mano tienen la posibilidad de adquirir compañías con importantes descuentos. De hecho, MyInvestor está comercializando actualmente y hasta el 28 de junio un fondo de secundarios, el Actyus Secondary Fund, asesorado por Arcano, que el año pasado ganó un 35% y tiene una TIR esperada del 16 % anual, para un plazo de ocho años.

Por su parte, Alejo Costa, gestor del fondo CRB Health Tech, apunta a algunos segmentos del mercado que, incluso en las difíciles condiciones actuales, han sido capaces de mostrar un importante ritmo de obtención de fondos, evidenciando el interés que despiertan en el mercado. "A pesar de que, en el último año, la inversión en capital privado se ha reducido en porcentajes por encima del 40%, existen espacios en los que la inversión se ha mantenido o incluso se ha incrementado, como pueden ser el de la salud, las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, o el de las inversiones denominadas de impacto", apunta, poniendo como ejemplo la buena acogida que ha tenido recientemente el fondo de venture de salud digital CRB Digital Health III.

Los expertos ven oportunidades actualmente en fondos de secundarios y temáticos

Es precisamente ese enfoque sectorial el que lleva a Pastor a defender que "siempre es buen momento para estudiar este tipo de inversiones, dado su foco en sectores con altas tasas de crecimiento y resiliencia ante la incertidumbre económica, como tecnología (IA, web3, blockchain, computación cuántica, etc), salud, y energías renovables", que deben permitir a los inversores, con una correcta selección de los productos de inversión, moverse con éxito incluso en escenarios complejos como podría ser el actual.

El responsable de Tritenius es un firme partidario de seguir haciendo ajustes para facilitar una mayor participación de los particulares en el capital privado, "a través de educación financiera, tecnología que facilite la transparencia, desarrollo de productos accesibles y líquidos, y ajustes regulatorios".

Al fin y al cabo, esta vía no solo representa una oportunidad para esos inversores de acceder a nuevos productos con potenciales interesantes, sino que también puede verse como una oportunidad para la propia salud de la economía, al facilitar una alternativa de capital a empresas en desarrollo con potencial de jugar un rol importante en el futuro.

Foto: Logo de Citi. (Reuters/Chris Helgren)

"A la hora de evaluar el capital privado, muchas veces se juzga desde el punto de vista de un inversor que, expuesto a un alto retorno, también asume un mayor riesgo. A veces no se explica tanto que su inversión tiene un impacto muy notable en proyectos de innovación y creatividad que de otra manera sería muy difícil de conseguir", explica Costa.

La llamada del capital privado al inversor particular apenas se encuentra en una fase muy inicial, pero los expertos no dudan de que acabará suponiendo una revolución en la manera en que estos gestionan sus finanzas. "Hay poca información sobre las ventajas de invertir en estos fondos, pero creemos que una vez que el inversor vea que invertir en fondos de capital privado sí es una opción para él y entienda lo que pueda ganar con ello, no dudará en diversificar su cartera introduciendo fondos de capital privado", sentencia Ramiro Iglesias.

Acciones para sacar partido del crecimiento de la economía y algo de bonos para añadir diversificación y limitar volatilidad. Durante décadas, los inversores particulares han tenido poco que pensar a la hora de confeccionar sus carteras de inversión, que han tendido a girar en torno a estos dos grandes activos (en distintos porcentajes), ocasionalmente, acompañados de algún producto alternativo –como podrían ser las materias primas– con un papel limitado.

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