Las Sociedades de Inversión de Capital Variable (Sicav) son instrumentos de inversión colectiva, aunque es sabido que en muchos casos son simples vehículos patrimoniales de una sola persona o grupo. Pero hay entidades que han logrado aglutinar a nombres

Los principales nombres son Brunara, Mackerel, Invermay o Bolshispania, entre otras. Se trata, sin duda, de inversión colectiva de alto standing.

BBVA tiene la Sicav Brunara, registrada en un ya lejano 1987, en la que figuran como accionistas parte de la familia Delclaux (Tubos Reunidos, Vidrala), pero a la que se han añadido a mediados del año pasado los Jove. De esta manera, Felipa Jove aparece como consejera en este vehículo, que cuenta, además, con algún que otro apellido ilustre más de la burguesía vasca.

Brunara tiene un patrimonio de unos 180 millones de euros y alrededor del 40% está colocado en renta fija. Su cartera está muy diversificada y apenas tiene posiciones relevantes. Sin embargo, el año pasado su comportamiento no fue demasiado boyante, anotándose una subida del 1,5% en los tres últimos trimestres del año, según consta en la CNMV. En el sector también son seguidas con interés las sociedades BBVA Cartera y BBVA Cartera de Inversiones, ambas con 140 millones de euros bajo gestión.

Mackerel es una Sicav que gestiona Beta Capital, cuyo patrimonio ha aumentado con claridad a finales del año pasado, de 60 a 84 millones de euros. Esta es una de las sociedades más conocidas. Fundada cuando César Alierta estaba al frente de Beta, llegó a ser el producto de referencia de esta firma. En ella estuvo la Mutua Madrileña, aunque hace poco más de un año se marchó.

En la actualidad, tienen participaciones de relieve en esta sociedad, conforme consta en los registros oficiales, la familia Lladró, Catalana Occidente, la familia Del Pino a través de la sociedad instrumental Casa Grande de Portugal, la familia Serratosa Caturla e Ibercaja, aunque en este último caso, de manera residual. También invierten en Mackerel las Sicav de Juan Abelló y Ana Gamazo.

Esta Sicav cobró protagonismo a mediados de los 90, ya que tenía fama de ser uno de los vehículos de inversión que mejores rendimientos obtenía de los chicharros españoles. Sin ir más lejos, Mackerel significa en inglés chicharro. La sociedad de Beta tiene posiciones amplias en Azkar, Acerías y Forjas, Ence, Iberpapel, Europac o Uralita. En el primer trimestre del año, su incremento patrimonial ha sido de 12 millones de euros, hasta los 82 actuales.

Otras Sicavs famosas son las sociedades con nombre Invermay, de Banco Urquijo. Hasta cuatro tienen esta denominación. Son vehículos con alto patrimonio y “están abiertas a clientes y personas afines a los March”, según señalan fuentes financieras, ya que en la propia gestora guardan el mayor hermetismo al respecto. Las cuatro sociedades suman más de 260 millones de euros.

Por su lado, Banco Pastor tiene Bolshispania, Sicav en la que figuran como consejeros miembros de la familia Jove, así como la hermana de Amancio Ortega o el secretario de Hullas del Coto Cortés, empresa perteneciente al banco gallego. Bolshispania, sin embargo, no tiene un gran tamaño; apenas 21,5 millones de euros.

Estas Sicav VIP, al menos, no sufren las críticas de ser instrumentos al servicio de un único cliente. Son productos de inversión colectiva con todas las de la ley. Pagan un impuesto de sociedades del 1%, por tanto, aunque no sean Sicav para cualquier inversor.