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Los gestores del TARP investigan si los bancos manipularon sus cuentas para acceder a las ayudas públicas
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Los gestores del TARP investigan si los bancos manipularon sus cuentas para acceder a las ayudas públicas

El sector financiero estadounidense se encuentra en el punto de mira ante la sospecha de los administradores del Programa de Alivio para Activos en Problemas (TARP,

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Los gestores del TARP investigan si los bancos manipularon sus cuentas para acceder a las ayudas públicas

El sector financiero estadounidense se encuentra en el punto de mira ante la sospecha de los administradores del Programa de Alivio para Activos en Problemas (TARP, por sus siglas en inglés) que apuntan a que algunos bancos podrían haber ‘amañado’ sus cuentas para acceder a las ayudas del Gobierno de Estados Unidos para rescatar al sector financiero.

Neil Barofsky, el encargado de supervisar el paquete de rescate financiero de 787.000 millones de dólares, asegura al Financial Times que está buscando pruebas al respecto. “Espero no encontrar ni un solo banco que haya amañado sus libros para intentar conseguir dinero público, aunque no creo que vaya a ser el caso”, apunta Barofsky, quien ya ha sido apodado como el “poli del Tarp”.

Precisamente el modo en el que los bancos han valorado los activos respaldados sus activos en sus libros ha sido objeto de un intenso debate a medida que la crisis se ha intensificado y las ayudas públicas se han multiplicado. No en vano, desde los gigantes bancarios de la talla de Citigroup hasta Goldman Sachs, hasta cientos de entidades regionales han recibido cientos de millones del TARP para reconstruir sus balances, seriamente dañados por la crisis. Y ahora, todas las que han recibido estas ayudas tienen que justificar que estaban justificadas.

Asimismo, Barofsky sospecha de fraude en las ayudas del Tesoro dentro del programa de Facilidad de Crédito para Títulos a Término Respaldados por Activos (TALF, por su sigla en inglés). Sus sospechas se basan en que la decisión de extender el TALF para estimular la compra de activos tóxicos de las entidades financieras podría poner el dinero público detrás de inversiones respaldadas por hipotecas fraudulentas.

A principios de este mes, en una audiencia ante el Congreso, Barofsky dijo que estaba inmerso en varias investigaciones que podrían mostrar hasta una docena de fraudes, aunque no dijo los crímenes que podrían haberse cometido. Los escasos requisitos exigidos cuando los planes de rescate comenzaron a finales del año pasado, han dado prácticamente vía libre a los bancos para utilizar libremente el dinero procedente del TARP. Preocupado por la falta de transparencia, Barofsky ha escrito ahora a todas esas entidades para averiguar dónde ha ido a parar ese dinero.

El Elliot Ness de Wall Street

Barofsky está generando un gran revuelo en Wall Street y Washington. Por un lado, los abogados de las entidades financieras que han recibido ayuda estatal intentan descubrir con el margen con el que cuentan para defenderse de Barofsky, mientras que algunos funcionarios reconocen que están preocupados por el estilo agresivo del inspector del TARP. “Se cree Elliot Ness”, se queja un miembro del equipo de Barack Obama.
A sus 38 años, Barofsky ha trabajado como fiscal especializado en la lucha contra los delitos corporativos y el tráfico internacional de drogas.

Según The New York Times, durante casi un año viajó varias veces a Colombia para investigar a las FARC. Su trabajo permitió 50 de los miembros del grupo guerrillero fueran condenados por importar más de 25.000 millones de dólares en cocaína a Estados Unidos otros países, según el Departamento de Justicia estadunidense.

Ahora Barofsky recorre los pasillos de Wall Street prácticamente sin restricciones. Sus poderes, otorgados a fines del año pasado por el Congreso, le dan carta blanca para investigar y auditar la compra, gestión y venta de activos bajo el TARP.

El sector financiero estadounidense se encuentra en el punto de mira ante la sospecha de los administradores del Programa de Alivio para Activos en Problemas (TARP, por sus siglas en inglés) que apuntan a que algunos bancos podrían haber ‘amañado’ sus cuentas para acceder a las ayudas del Gobierno de Estados Unidos para rescatar al sector financiero.

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