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Egos, poder, traiciones, inversiones fallidas y un plan salvador de Illa: la crisis interna de Holaluz
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Egos, poder, traiciones, inversiones fallidas y un plan salvador de Illa: la crisis interna de Holaluz

El mundo del dinero encierra claves de poder y de intereses que explican el sentido de muchas operaciones y movimientos. Ibex Insider ofrece pistas para entender a sus protagonistas

Foto: Carlota Pi es la cofundadora de Holaluz. (EFE/Alejandro Garcia)
Carlota Pi es la cofundadora de Holaluz. (EFE/Alejandro Garcia)
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Eran los aventajados del IESE, una escuela de negocios para los más aventajados. Carlota Pi, Ferrán Nogué y Oriol Vila fundaron Holaluz, la comercializadora con la que querían trasladar al mundo que se podían hacer las cosas distintas en el mundo de la energía. Quería demostrar que algún día las grandes eléctricas tendrían que hincar la rodilla y repartir un trozo de la tarta que desde siempre devoraban en régimen de oligopolio. Con la idea de que había una alternativa y que venía para salvar el planeta, este trío de emprendedores deslumbraron al mundo con una comercializadora de luz cuyo nombre ha sido siempre uno de los que no dejaba indiferente a nadie del sector.

Entre sus competidores, siempre han reconocido que eran los mejores en cuanto a marketing. Lograron posicionar el nombre de Holaluz como la alternativa más sólida frente a un mercado monolítico que se repartían entre tres o cuatro. Nadie como ellos supo explotar su marca. Eran los años de vino y rosas. Aumentaban sus clientes al mismo ritmo que su notoriedad. Carlota Pi, la cara visible de este proyecto, recibía premios, daba charlas e incluso aleccionaba a las grandes utilities siempre con una gran sonrisa. Crecían y crecían.

Llegaron los fondos para ir de la mano hacia un estrellato que cristalizaron en una salida a bolsa que confirmaba que los chicos aventajados del IESE sabían poner en valor una empresa con el discurso de salvar el planeta gracias a su compromiso y honestidad, que les alejaba de las temibles, temidas y muchas veces denostadas eléctricas de toda la vida.

Pero bajo ese manto de superioridad, en el sector empezaban a generarse miradas por encima del hombro. Hay quien veía en ese discurso las mismas ganas de ganar dinero del resto, pero disfrazando su ambición con buenismo. Cuando aparecía el nombre de Holaluz, tanto las grandes eléctricas como sus pequeños competidores sacaban a relucir que la compañía era una máquina de quemar caja en fastuosas promociones mientras se perpetuaban, año tras año, los números rojos.

placeholder Los socios principales de la comercializadora de energía Holaluz, Carles Leg, Oriol Vila, Carlota Pi y Ferrán Nogué. (EFE/Enric Fontcuberta)
Los socios principales de la comercializadora de energía Holaluz, Carles Leg, Oriol Vila, Carlota Pi y Ferrán Nogué. (EFE/Enric Fontcuberta)

Fue a raíz de la pandemia y la guerra de Ucrania cuando se rompió el hechizo y empezaron a desatarse la caja de los truenos. Lo malo no fueron las críticas del exterior, que se regodeaban de ver el descenso (bursátil) a los infiernos de lo que un día fue uno de los proyectos más prometedores, lo peor fue la guerra interna que se desató en la cúpula de la compañía y que ha terminado con la fundadora de la compañía, Carlota Pi, expulsando a sus dos principales socios financieros del consejo entre críticas por deslealtad y traición a la compañía.

Axon Partners Group, un fondo especializado en el venture capital, vivió una luna de miel como inversor de Holaluz. Revalorizó su participación, se implicó y juntos lograron una exitosa salida a bolsa, donde también se subió al carro Geroa Pentsioak EPSV, el mayor fondo de pensiones de los trabajadores del metal de Gipúzcoa. La aventura empresarial tomaba cada vez mayores tintes de solidez.

Foto: El presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu. (EFE/Morell)

Pero entonces apareció el covid y la guerra y las olas sacudieron al barco casi hasta derribarlo. La compañía se vio obligada a reducir con creces su ambición de crecimiento. Tuvo que emitir varios profit warnings y la cotización cada vez descendía más. Fue durante esta difícil tormenta cuando apostaron por 'La Revolución de los Tejados'. Es decir, dirigir todos sus esfuerzos hacia el autoconsumo. Fuentes al tanto de la situación de la empresa admiten que tanto la CEO, Carlota Pi, como los propios fondos inversores, fueron todos de la mano en esta apuesta. Sin embargo, los inversores criticaron que la líder del proyecto no supiera cambiar de dirección cuando se empezaba a ver que el autoconsumo no podría levantar el rumbo de la empresa.

Ahí se desató la caja de los truenos. El consejo quedó dividido. La consejera delegada de Holaluz empezó a ver como su equipo más cercano buscaba otros destinos profesionales. Todo ello con un ERE de por medio, una de las medidas más dolorosas que ha tenido que tomar. En medio de la peor crisis, Carlota Pi ha tenido que remar cada vez más sola. Hay quien cree que es la verdadera líder también en este momento de dificultad y que se está echando la empresa a la espalda pese a todo.

placeholder El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), saluda a la CEO y cofundadora de Holaluz, Carlota Pi (i). (EFE  J.j. Guillén)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), saluda a la CEO y cofundadora de Holaluz, Carlota Pi (i). (EFE J.j. Guillén)

Otros, sin embargo, consideran que hace mucho tiempo que debió abandonar, que en lugar de escuchar a su equipo más cercano, consejeros de alta valía y los inversores que la habían acompañado, decidió fiarse de McKinsey, considerados por sus detractores como unos encantadores de serpientes que lo único que hacen es dar la razón a base de power points a quien les paga los elevados honorarios que cobran, porque su apuesta para Holaluz se ha demostrado fallida: llegaron a prometer que alcanzaría los 1.000 millones de valoración. Actualmente, cotiza por valor de algo más de 30 millones de euros, con una deuda próxima a los 60 millones de euros.

Con la deuda atenazando a la compañía, Carlota Pi decidió buscar una solución para salir del hoyo y volver al camino que años antes tantos éxitos le dio. Buscó en la Generalitat de Catalunya un crédito salvador que nunca llegó y que ha llevado a la firma al límite. El crédito del ICF y Avança necesitaba ser completado por otros inversores que por ahora no han llegado. En total eran 20 millones de euros que hubieran reconducido la situación.

Ahí la empresa tocó a casi todas las puertas que se pueden tocar, y en última instancia también a la de Axon y Geroa, que previamente decidieron no firmar sus cuentas por las dudas que tenían sobre el estado de la empresa. Sin embargo, este solo daba su brazo a torcer con la condición de que rodara la cabeza de Carlota Pi y se diera paso a un nuevo equipo gestor. Un movimiento que Holaluz consideró una traición contraria a los intereses de la empresa que les privaba del balón de oxígeno financiero y motivaba su expulsión del consejo. Otros, sin embargo, creen que la obligación del fondo es levantar el valor de la empresa. Aunque Axon ha ganado dinero con Holaluz, hay quien cree que su participación llegó a estar valorada en 60 millones de euros y hoy no vale prácticamente nada, con el daño reputacional que eso conlleva para el inversor que hizo de Holaluz una de sus apuestas más personales.

Foto: Sede de Grifols en Barcelona. (Europa Press/David Zorrakino)

Para los más cercanos a la actual gestión de Holaluz, la maniobra de Axon solo buscaba forzar una situación límite que le permitiera tomar el control de la compañía. Otros rechazan esta posibilidad y critican que Carlota Pi no sepa dar un paso a un lado por el bien de la firma. La realidad es que cualquier posibilidad de reconciliación se antoja imposible. Unos ven las maniobras para evitar que la compañía recibiera el dinero de la Generalitat como una deslealtad que justifica su expulsión del consejo. Otros creen que el ego de Carlota Pi le impide aceptar cualquier solución que no pase por ella misma como líder del proyecto.

La realidad es que la firma sigue renqueando en bolsa, pero Carlota Pi está lejos de tirar la toalla pese a las dificultades. Además de cortar cabezas en el consejo, sigue tratando de reducir la deuda —uno de los problemas que atenazan a la compañía— y tratar de tirar hacia adelante en un sector que mira a la firma cuál buitre espera aprovechar la presa una vez haya muerto.

Un plan salvador... de Illa

En ese proceso de resurrección, también hay que mirar a la alta política. Aunque no fue capaz de lograr el crédito salvador de ICF y Avança bajo el mandato de ERC en la Generalitat de Catalunya, fuentes al tanto de la situación de la empresa aseguran que una hipotética llegada a la Plaza de Sant Jaume de Salvador Illa (PSC) desatascará la solución. Una jugada que hoy trata de encajar el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, desde Madrid, con Carles Puigdemont y las bases de ERC como principales factores de la delicada ecuación.

La partida sigue en juego, todos quieren una solución para Holaluz, aunque difieran en el camino hacia la salvación, que ahora también pasa por Illa. Mientras, continúa la reestructuración de su deuda como paso previo a la salida del túnel, donde las big four ya están actuando. La guerra en los tribunales entre los socios de lo que un día fue uno de los proyectos más prometedores están aseguradas, máxime tras romperse el pacto parasocial de gobernanza. Los codazos de los grandes —y no tan grandes— tampoco se descartan. Con lo peor de la tormenta de esta primavera ya superada, ahora falta por ver si los chicos del IESE vuelven a brindar con champán, como en la salida a bolsa, o se acabará imponiendo la dictadura del oligopolio, cuál saturno devorando a uno de sus hijos más aventajados.

Eran los aventajados del IESE, una escuela de negocios para los más aventajados. Carlota Pi, Ferrán Nogué y Oriol Vila fundaron Holaluz, la comercializadora con la que querían trasladar al mundo que se podían hacer las cosas distintas en el mundo de la energía. Quería demostrar que algún día las grandes eléctricas tendrían que hincar la rodilla y repartir un trozo de la tarta que desde siempre devoraban en régimen de oligopolio. Con la idea de que había una alternativa y que venía para salvar el planeta, este trío de emprendedores deslumbraron al mundo con una comercializadora de luz cuyo nombre ha sido siempre uno de los que no dejaba indiferente a nadie del sector.

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