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Guerra fría comercial: ¿están las empresas de Occidente en el bando adecuado?
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Crece la 'lista negra' de Trump

Guerra fría comercial: ¿están las empresas de Occidente en el bando adecuado?

Algunas de las empresas chinas que Washington relaciona con abusos de derechos humanos trabajan con grandes compañías estadounidenses, y quedan más por destapar

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El lunes, el Departamento de Comercio de EEUU añadió 11 empresas chinas a su 'lista negra', limitando la capacidad de las compañías estadounidenses para hacer negocios con ellas. Washington las acusa de estar involucradas en trabajos forzosos u otros abusos de los derechos humanos en la región china de Sinkiang.

Se esperan más movimientos como ese pronto. Las empresas occidentales tendrán que actuar mucho más rápido de lo que lo han hecho hasta ahora para asegurarse de que sus cadenas de producción no están involucradas.

Una de las nuevas compañías sancionadas, Changji Esquel Textile —que niega el uso de trabajos forzosos—, tiene a Tommy Hilfiger, Hugo Boss y Ralph Lauren entre las marcas a las que ha suministrado. Otra de las compañías se encuentra en la lista de proveedores de Apple de 2019. Apple, Hugo Boss y PVH, dueño de Calvin Klein y Tommy Hilfiger, no han querido hacer declaraciones al respecto.

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Las relaciones EEUU-China se han deteriorado muy rápido en 2020, sobre todo después de que Pekín impusiera una ley de seguridad nacional sobre Hong Kong a principios de mes, limitando drásticamente la autonomía del territorio.

El mundo empresarial estadounidense fue advertido. A principios de julio, un acuerdo de cooperación entre los departamentos de Comercio, del Tesoro, de Seguridad Nacional y de Estado advertía de riesgos jurídicos y de reputación a las compañías que hacían negocios con las empresas chinas vinculadas con violaciones de derechos humanos. Y a principios de año, el informe 'Uyghurs for Sale', del Australian Strategic Policy Institute, confirmó los lazos de decenas de empresas chinas con trabajos forzados —incluidas la mayoría de las 11 que fueron sancionadas el lunes—.

Hay otros sectores que merece la pena observar. La compañía de tecnología de vigilancia Hikvision, que ya está en una lista negra de exportación de EEUU, tiene un 5,9% de participación extranjera a través del canal Shanghai-Hong Kong Stock Connect, que sirve de puente entre el parqué de Hong Kong y el de Shanghái.

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Incluso dejando a un lado cuestiones morales, eliminar tal exposición antes de que se convierta en una cuestión legal tiene un precio evidente. Encontrar nuevos proveedores, trasladar instalaciones o vender acciones se hace mejor a un ritmo gestionado. Las oleadas de ventas y los proveedores de emergencia son caros.

La disociación económica entre China y EEUU —y, por extensión, otros inversores y empresas occidentales— se realizará a varias velocidades. La transferencia de tecnología a China ha sido una preocupación principal para la Administración Trump desde, por lo menos, 2018, pero las compañías envueltas en abusos de derechos humanos en Xinjiang han escalado posiciones rápido. Los cambios que se podría esperar que llevaran años ahora se están llevando a cabo en cuestión de meses.

A los inversores y empresas en Occidente —especialmente en EEUU— les vendría bien tomar la iniciativa.

El lunes, el Departamento de Comercio de EEUU añadió 11 empresas chinas a su 'lista negra', limitando la capacidad de las compañías estadounidenses para hacer negocios con ellas. Washington las acusa de estar involucradas en trabajos forzosos u otros abusos de los derechos humanos en la región china de Sinkiang.

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