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¿Zumba por Zoom? El gimnasio del futuro será híbrido (igual que las oficinas)
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¿Zumba por Zoom? El gimnasio del futuro será híbrido (igual que las oficinas)

Los gimnasios optan por ofrecer clases presenciales y a distancia para que sus usuarios puedan combinar ambos formatos según sus necesidades

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Cada mañana, Daniela Costanzo se levanta a las cinco, se toma un café, da de comer a sus perros y se va a DFit, el gimnasio ubicado en Montclair (Nueva Jersey) que ha dirigido durante la última década.

El miércoles pasado siguió esta misma rutina, a excepción de un elemento relativamente nuevo que incorporó durante la pandemia. Antes de que llegasen los más madrugadores a su primera clase, Costanzo encendió su ordenador e inició una videollamada por Zoom.

En pantalla aparecieron dos clientes, mientras que otros ocho iban llegando al estudio en persona. A las 7:15 comenzó la clase, y el grupo se dedicó a hacer ejercicios de hombros, brazos, piernas, abdominales y espalda.

Antes de la pandemia, los gimnasios y estudios de entrenamiento eran espacios en los que se podía disfrutar de equipamiento de buena calidad, toallas recién lavadas y la ausencia de distracciones causadas por parejas, niños o mascotas. Mientras tanto, los que no podían salir usaban aplicaciones y plataformas en línea, como Peloton, diseñadas para ser usadas en casa. La pandemia obligó a que las opciones presenciales tomasen ejemplo de las virtuales, y muchos gimnasios optaron por seguir ofreciendo servicios a distancia, incluso después de que se levantasen las restricciones.

Foto: Los gimnasios de Seúl ya han implementado mejoras para prevenir la propagación del coronavirus (Reuters/Heo Ran)

“Estoy comprometida con ello al 100%”, afirmó Costanzo. Sus motivos incluyen la rentabilidad del formato virtual. Una licencia de Zoom cuesta unos 20 dólares al mes y DFit ofrece seis clases virtuales a la semana, además de clases en interiores y exteriores.

Por ahora, las clases virtuales son más bien una necesidad debido a la aparición de la variante delta. Aunque el estudio está recibiendo más clientes nuevos que buscan perder los kilos de la pandemia, la asistencia todavía no llega a los niveles previos al covid. Dar clases por Zoom también supone un desgaste para los entrenadores, que suelen sacar energía de la música alta y de las clases abarrotadas. Ahora, el volumen tiene que estar bajo, para que los participantes puedan oír a los instructores.

“Requiere tanta energía que al acabar siento que he dado cuatro clases en vez de una”, cuenta Costanzo.

Al principio de la pandemia, los entrenadores de DFit ofrecieron entrenamientos gratuitos en directo por Instagram. En algunos, llegó a haber más de 100 alumnos, un número mucho mayor que en una clase presencial media. “A pesar de la gran incertidumbre que había en ese momento, nos llegaba muchísima energía por Instagram”, recuerda Costanzo. Una semana más tarde, el estudio empezó a ofrecer clases pagadas por Zoom.

“Ahora mismo estamos en pleno periodo de vacaciones y tengo clientes que se conectan desde Hawái y desde Alemania”

Sus clientes pueden reservar una plaza por la página web de DFit, operada con el 'software' de reservas Mindbody. Unas 12 horas antes de la clase, un empleado del estudio envía un enlace de Zoom por correo electrónico a los participantes. Los precios de las clases son los habituales: 25 dólares por sesión o 255 dólares al mes por acceso a un número ilimitado de clases.

Los clientes regulares de Costanzo están encantados con la flexibilidad. “Ahora mismo estamos en pleno periodo de vacaciones y tengo clientes que se conectan desde Hawái y desde Alemania”. Una clienta de toda la vida se mudó a Filadelfia (Pensilvania). “Estamos encantados de poder seguir teniéndola como clienta”, manifestó Costanzo.

Los resultados de una encuesta realizada en febrero por Mindbody indican que un 65% de los encuestados tenía intención de seguir combinando los dos formatos de ejercicio tras el final de la pandemia. Otra encuesta realizada en julio indica que un 86% de los encuestados que entrenaban desde casa dijeron que, aunque los gimnasios vuelvan a abrir, seguirían entrenando desde casa tanto o más que durante la pandemia.

Foto: Ignacio Aguado, en su visita la Escuela Boxeo. (Comunidad de Madrid)

Según Sunil Rajasekar, presidente de Mindbody, la comodidad y la flexibilidad son la clave del cambio de opinión de los consumidores. “La experiencia no es igual que una clase en persona, pero es mucho mejor que no poder acceder a la clase en absoluto”, opinó. “También es una buena oportunidad para que las empresas de 'wellness' expandan su oferta”.

Durante el punto álgido de la pandemia, la popularidad de Peloton y otras alternativas para hacer deporte en casa subió de forma exponencial, mientras que los gimnasios tradicionales tuvieron que luchar por sobrevivir. La International Health, Racquet & Sportsclub Association (asociación internacional de salud, deportes de raqueta y clubes deportivos) estima que, en 2020, uno de cada cuatro gimnasios se vio obligado a cerrar permanentemente. Las cadenas estadounidenses Flywheel y YogaWorks se vieron obligadas a cerrar todos sus estudios.

“El caos de la pandemia nos obligó a innovar”, reflexiona Joey González, director ejecutivo de Barry’s Bootcamp, que cuenta con 70 locales por todo el mundo y ofrece entrenamientos combinados cardiovasculares y de fuerza.

placeholder Gimnasio con restricciones covid. (Reuters)
Gimnasio con restricciones covid. (Reuters)

Hasta 2020, González no había considerado la posibilidad de ofrecer entrenamientos virtuales. Un estudio tiene ventajas que una 'app' no puede ofrecer: salas de entrenamiento con luces de ambientación rojas al estilo de una discoteca, cintas de correr de alta calidad con mayor absorción de golpes, productos de la calidad de un salón de belleza en los vestuarios y un bar de 'smoothies' para recuperarse.

No obstante, Barry’s también optó al fin por las clases por Zoom durante la pandemia, con entrenadores en directo desde sus salones, enfrentándose a los mismos problemas de sonido y conexión que todos los demás.

“Uno de los aspectos que más nos sorprendieron es que se conectaban clientes desde lugares como Dublín o Hong Kong, en los que no tenemos ningún local”, relató González.

Para depender menos de Zoom, la empresa contrató a una agencia externa que les ayudó a crear su propia experiencia de entrenamiento con vídeo en directo, con entrenadores dando clase desde un estudio específico. A principios de este mes, lanzaron Barry's X, que les permite ofrecer transmisiones en directo a través de una aplicación, un sitio web o el espejo inteligente Forme. Las transmisiones en directo cuestan entre 12 y 20 dólares cada una, o se puede acceder a ellas a través de una suscripción mensual que también incluye una biblioteca de entrenamientos pregrabados.

Equinox, la cadena de gimnasios de lujo, sacó una 'app' de 'fitness' a la carta en marzo de 2020, justo al principio de la cuarentena

Ya se aprecian algunas señales de que la burbuja de los entrenamientos desde casa se empieza a disipar. Peloton ha reducido el precio de su bicicleta en un 20% recientemente, como estrategia para adelantarse a la ralentización del crecimiento. Así mismo, a finales de julio, los locales de Barry’s habían alcanzado un 86% de la asistencia anterior a la pandemia. No obstante, González reconoce que la variante delta ha dificultado la vuelta a actividades en persona.

Equinox, la cadena de gimnasios de lujo, sacó una 'app' de 'fitness' a la carta en marzo de 2020, justo al principio de la cuarentena mundial. La aplicación, llamada Equinox+, incluye entrenamientos de SoulCycle, Solidcore y otras submarcas de Equinox. La suscripción cuesta 40 dólares al mes, pero para los miembros de Equinox, que suelen pagar más de 200 dólares al mes, el acceso a la aplicación está incluido como una ventaja.

Según la empresa, los miembros más activos son los que combinan las visitas a sus locales y la 'app', ya que entrenan una o dos veces más a la semana que aquellos que optan por una de las dos alternativas. Es interesante notar que incluso hay quien utiliza la 'app' mientras está en un gimnasio Equinox.

Parece que nuestro futuro de escritorios compartidos y trabajo semipresencial no es el único modelo híbrido que pasará a formar parte de nuestras vidas. Algunos se referirán al nuevo modelo como gimnasio híbrido. Otros dirán que son 'clases a la carta'.

*Contenido con licencia de ‘The Wall Street Journal’.

Cada mañana, Daniela Costanzo se levanta a las cinco, se toma un café, da de comer a sus perros y se va a DFit, el gimnasio ubicado en Montclair (Nueva Jersey) que ha dirigido durante la última década.

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