Europa alimenta la nueva edad de oro de los productores de carbón

Tópaga, Colombia. Los habitantes de este pueblo minero dicen que no entienden mucho de la invasión de Rusia a Ucrania. Lo que sí saben es que, para ellos, se ha traducido en tiempos de bonanza.

A raíz de la guerra, Europa está reduciendo el uso de carbón ruso y ha realizado un llamamiento urgente a Colombia y a una serie de países más, desde Sudáfrica hasta Australia: vendednos más carbón. Un producto que a principios de año alcanzaba los 134 dólares por tonelada métrica se vende ahora a 400 dólares por tonelada, lo que ha llevado a los productores de carbón a intentar aumentar la producción y a producir beneficios inesperados en pueblos como Tópaga, situado en las montañas del corazón de Colombia.

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"Es un momento muy bueno", explica César Pardo, un minero que ha visto cómo se triplicaba su salario en cuestión de semanas. "Con los precios actuales, hay mucho negocio para todos, desde las (minas) más pequeñas hasta las más grandes".

A menos de dos semanas de que entre en vigor el embargo de la Unión Europea a las importaciones de carbón ruso, los importadores se apresuran a desligarse del que ha sido el principal proveedor de carbón para la generación de energía en el continente.

"Las centrales térmicas que utilizan carbón en Europa vuelven a estar activas"

Están comprando carbón de las minas a cielo abierto de Highveld en Mpumalanga (Sudáfrica), y de la vasta cuenca de Illinois, que se extiende por Illinois, Kentucky e Indiana. Alemania ha estado comprando el carbón extraído de las colinas de la región vinícola del valle de Hunter en Australia, el segundo exportador mundial del carbón térmico utilizado para generar electricidad.

El aumento de las compras de carbón se produce a pesar de las promesas de muchos países de reducir su consumo del mineral como medida para combatir el cambio climático. Los activistas del clima han expresado su preocupación, pero también reconocen que el repunte de la demanda es a corto plazo.

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"El mundo ha cambiado", razona Nicolás Arboleda, analista de minería y metales de Baker McKenzie en Bogotá, la capital colombiana. "Las centrales térmicas que utilizan carbón en Europa vuelven a estar activas".

Rusia proporcionó alrededor del 46% del carbón consumido por la UE en 2021, así como cerca del 40% de su gas natural. Como respuesta a una oleada de sanciones después de que el presidente ruso Vladímir Putin ordenara la entrada de tropas en Ucrania el 24 de febrero, Moscú redujo las entregas de gas natural, creando escasez y provocando un aumento de los precios.

Europa ha respondido en parte recurriendo a carbón de otros países. La Agencia Internacional de la Energía, con sede en París, señala en un informe publicado el jueves que se espera que el consumo de carbón en la UE aumente un 7% este año. Dado que se espera que China reduzca sus importaciones en 45 millones de toneladas este año, Carlos Fernández, analista principal de carbón de la AIE, aventura que los envíos de carbón que habrían ido allí pueden redirigirse a Europa.

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"El descenso de las importaciones chinas en 2022 será mayor que el aumento de las europeas este año", explica.

Las importaciones de carbón de Alemania procedentes de Australia aumentaron un 21% entre marzo y mayo en comparación con el mismo periodo de 2021, según los datos aduaneros recogidos por Trade Data Monitor. Aunque es un importante proveedor de Japón y otros países asiáticos, Australia representó casi el 17% de las importaciones de carbón de Alemania durante ese periodo de tres meses que finalizó el pasado mes de mayo.

Las importaciones alemanas de carbón sudafricano en el periodo de marzo a mayo fueron siete veces superiores a las de esos tres meses en 2021. Sudáfrica representó el 8,1% de las importaciones de Alemania en ese periodo, frente a menos del 1% en los mismos meses del año pasado.

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Colombia envió casi cuatro veces más carbón a Alemania de marzo a mayo que en el mismo periodo del año anterior, según las cifras recogidas por Trade Data Monitor. Ahora representa más de una de cada 10 toneladas que importa Alemania, a pesar de que el presidente electo, Gustavo Petro, ha dicho que quiere que Colombia abandone los combustibles fósiles por razones medioambientales.

Estados Unidos también está vendiendo más carbón a Europa, con envíos a Alemania que subieron más de un 10% durante el mismo periodo, según los datos aduaneros recogidos por Trade Data Monitor.

Polonia, otro gran comprador de carbón ruso, ha acudido a las importaciones de Kazajistán, que se han duplicado con creces en los tres meses transcurridos hasta mayo en comparación con el mismo periodo de 2021, según los datos aduaneros de Trade Data Monitor. Colombia y Canadá también han suministrado más carbón.

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Los funcionarios de Indonesia, el principal exportador mundial de carbón térmico, afirman que han visto oportunidades en el envío de más carbón a Europa. Indonesia, uno de los principales proveedores de esta materia prima a sus vecinos asiáticos, solo exportó 1,6 millones de toneladas a Europa de marzo a junio de este año, un poco más de lo que la UE consume en un día.

No obstante, esta cantidad es 40 veces mayor de lo que suministró el país indopacífico en el mismo periodo del año pasado, según Kpler, un proveedor de datos sobre materias primas. Según datos oficiales publicados en julio, Italia ha recibido carbón de Indonesia por valor de unos 112 millones de dólares en el primer semestre del año. El carbón indonesio también se dirigió a los Países Bajos, Polonia y Suiza.

La "inminente prohibición del carbón térmico ruso ha hecho que la demanda europea se desvíe hacia fuentes como Sudáfrica, Australia e Indonesia, que han sido tradicionalmente las principales fuentes de carbón para Asia", explica Deepak Kannan, jefe de precios globales del carbón en S&P Global Commodity Insights, empresa que evalúa los precios del mercado.

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Producir más carbón no es fácil, incluso cuando la AIE prevé que el consumo mundial de carbón igualará este año el récord anual establecido en 2013. El sector ha recibido poca inversión en Occidente en los últimos años, ya que los gobiernos hicieron hincapié en la necesidad de las energías renovables para combatir el cambio climático. Los fenómenos meteorológicos extremos han planteado problemas, así como los desafíos logísticos y la escasez de trabajadores.

Aquí, en Colombia, la rápida subida de los precios del carbón devolvió a la vida a la mina de El Diamante, que llevaba mucho tiempo abandonada.

Gustavo Núñez, propietario de El Diamante y de otra pequeña mina, tuvo que cerrar en 2019 cuando los precios eran bajos y sus mineros no pudieron encontrar fácilmente un yacimiento de carbón de tamaño considerable para explotar. Pero con los precios disparados este año, sus mineros —los seis— volvieron a El Diamante, esta vez encontrando una rica veta en un pozo de 60 metros de profundidad.

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"Esta era la oportunidad de reactivar la mina", afirma Núñez. "En estos 15 años de actividad, es la primera vez que los precios han sido tan altos. Nunca habíamos visto algo así antes".

Las minas que salpican las montañas de aquí son pequeñas empresas familiares que en el pasado solo vendían el carbón a nivel local.

Pero los intermediarios que compran el carbón ahora redirigen el combustible fósil para su exportación, que es lo que siempre han hecho las grandes empresas mineras de Colombia, entre ellas la estadounidense Drummond Ltd. y la anglosuiza Glencore PLC. Un centro de acopio local aquí en Tópaga ha informado de que ahora destina 2.500 toneladas al mes para la exportación, 12 veces más de lo que ese centro exportaba al mes en 2021.

En este pueblo de 3.600 habitantes, las familias mineras están comprando motos nuevas y renovando sus casas. "El día de mercado se producen muchas compras", cuenta Álvaro Barrera, el alcalde. "Se nota que hay mucho más flujo de dinero entre las familias de aquí".

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Entre los beneficiados está Abraham Molina, de 36 años, que ha trabajado en las minas de carbón durante 22 años y tiene las manos callosas para demostrarlo. Un día reciente, salió de las minas cubierto de hollín tras cargar carbón por la mañana. Pero contaba cómo su vida ha cambiado a mejor ahora que gana un 30% más que antes.

"Estoy ahorrando para que mis hijas puedan estudiar, para que tengan un futuro", dijo. "Y estoy haciendo reparaciones en casa, arreglando los suelos y pintando, todo gracias a esta bonanza".

-Con la contribución de Jon Emont, en Singapur.

*Contenido con licencia de 'The Wall Street Journal'