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Bélgorod, la ciudad refugio de los derrotados prorrusos en Járkov a 40 kilómetros de la frontera
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Bélgorod, la ciudad refugio de los derrotados prorrusos en Járkov a 40 kilómetros de la frontera

El avance relámpago dejó a las tropas rusas luchando por retirarse, a los ucranianos pro-Kremlin huyendo a través de la frontera con Rusia y a los rusos buscando respuestas después de que Ucrania recuperara territorio en la frontera compartida

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Cuando los rusos irrumpieron en la región nororiental ucraniana de Járkov a finales de febrero, las tropas rusas que ocupaban las ciudades de la zona prometieron a los lugareños que se quedarían para siempre.

Sin embargo, las fuerzas ucranianas han expulsado a las tropas rusas de la mayor parte de la región este mes, retomando más de 9.000 kilómetros cuadrados de territorio en cuestión de días. El avance relámpago dejó a las tropas rusas luchando por retirarse, a los ucranianos pro-Kremlin huyendo a través de la frontera con Rusia y a los rusos buscando respuestas después de que Ucrania recuperara territorio a lo largo de la frontera compartida.

Foto: Ingenieros rusos tendiendo un puente de pontones. (Mil.ru)

La retirada, uno de los mayores reveses para Moscú desde que las tropas rusas no consiguieron tomar la capital, Kiev, al principio de la guerra, plantea duros retos políticos y militares al Kremlin, mientras la duración del conflicto se prorroga hasta el séptimo mes. Moscú ha gastado vidas y recursos durante semanas para capturar el territorio en una lenta ofensiva antes de perder, en cuestión de días, más del 10% del territorio que se había asegurado desde que invadió Ucrania.

En entrevistas realizadas en Bélgorod, una ciudad rusa situada a unos 40 kilómetros al norte de la frontera ucraniana, media docena de ucranianos, así como residentes locales que les ofrecían ayuda humanitaria, cuentan que muchos de los que emigraron a Rusia habían estado originalmente a favor de la toma de posesión rusa. Algunos habían recibido pasaportes rusos; otros, en busca de ingresos regulares, aceptaron trabajos en hospitales y escuelas estatales.

Foto: juegos-guerra-mediterrano-fronte-olvidado-ucrania

Algunos se quedaron sorprendidos por la retirada rusa. En un banco de ropa gestionado por voluntarios, una ucraniana contó que había aceptado un trabajo en el departamento de contabilidad del gobierno instalado por Rusia en Kupiansk, Ucrania. Lo dejó todo el sábado, cuando los combates llegaron a la ciudad, temiendo ser procesada por colaborar con los rusos.

Según la legislación ucraniana, los culpables de colaborar con los rusos se enfrentan a entre 10 y 15 años de cárcel. "La gente nos pregunta cómo nos sentimos por la 'operación especial'", explicó, utilizando el eufemismo del Kremlin para referirse a la guerra. "Sentimos incertidumbre y ahora no entendemos por qué se está llevando a cabo". Añadió que temía por la seguridad de sus familiares que aún se encuentran en Kupiansk, a unos 100 kilómetros de la frontera rusa.

Foto: Vladímir Putin y Xi Jinping en Samarcanda el pasado viernes. (EFE/Sergei Bobylev)
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Cientos de residentes del territorio ocupado por Rusia huyeron a la gran región de Bélgorod, según las autoridades locales. Los vídeos compartidos por los medios de comunicación locales el pasado fin de semana mostraban una columna de coches alineados en la frontera ruso-ucraniana. Casi 1.300 ucranianos que huyeron de su país han sido alojados en la región desde entonces, según su gobernador, Vyacheslav Gladkov.

"La gente creyó a las tropas rusas cuando afirmaron que no se irían", opina un hombre que abandonó la ciudad de Balakliya la semana pasada cuando las fuerzas ucranianas entraron en ella. Sus padres permanecieron en la ciudad. "Nosotros mismos no entendemos lo que ha pasado".

El Kremlin ha guardado silencio sobre la retirada. El Ministerio de Defensa solo ha dicho que había retirado las tropas hacia partes de Donetsk, en el este de Ucrania, que Rusia controla desde que comenzó el conflicto en 2014, cuando se anexionó la península de Crimea.

Foto: Descubren en la ciudad de Izium unas 400 tumbas tras la salida de los rusos. (EFE/EPA/Oleg Petrasyuk)

El Kremlin y la embajada rusa en Washington no respondieron inmediatamente a las solicitudes de comentarios. Los medios de comunicación estatales rusos han minimizado la cobertura del revés, aunque algunos expertos en televisión han pedido una reevaluación de la estrategia militar de Rusia.

En las entrevistas, la mayoría de los residentes de Bélgorod afirmaron que confiaban en el plan del Kremlin y que apoyaban a Moscú. Pero algunos cuestionaron si la operación militar se estaba ejecutando con eficacia.

Foto: Trabajadores de la mina Skochinsky, en Donétsk. (Vagánov)
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Argemino Barro. Uzhhorod (Ucrania)

"Hay que investigar si hubo sabotaje, negligencia o incompetencia", sostiene Andrei Borzikh, un abogado local especializado en quiebras que ha ayudado a conseguir equipos como drones, gafas nocturnas y calcetines limpios para las tropas rusas en el frente. "Está claro que hubo algunos errores de cálculo, quizá tácticos, quizá estratégicos".

En Bélgorod, un residente local cuenta que compró una furgoneta blindada y que había pasado los últimos meses transportando medicamentos a Kupiansk y a la ciudad de Vovchansk, cruzando a Ucrania con el conocimiento de los guardias fronterizos rusos. Los habitantes de esas ciudades llevaban meses sin agua ni electricidad, explica. Le contaron que al principio habían acogido con satisfacción la toma del poder, pero que se desilusionaron con el dominio ruso.

"La gente vivía con miedo", describe. "Para empezar, no había conexión. La gente no puede comunicarse ni hablar con sus familiares. En segundo lugar, había desesperación, pobreza".

Foto: El presidente ruso, Vladímir Putin, con su homólogo chino, Xi Jinping, en un encuentro anterior el pasado febrero de 2022. (Reuters)

"Creo que este es uno de los fallos del ejército ruso", opina. "No devolvieron las cosas a su estado normal, por lo que estos residentes aceptaron rápidamente a los ucranianos cuando volvieron. No recibieron suficiente atención".

En un mercado del centro de Bélgorod, los soldados rusos que contaban que acababan de retirarse de la región de Járkov se arremolinaban en torno a los puestos que vendían equipo militar. Los soldados se probaban botas militares de cuero y prendas de abrigo para la cabeza, seleccionaban cojines para sentarse en el suelo helado y compraban artículos básicos de cocina como sartenes.

Tres soldados contaron que las tropas habían recibido instrucciones de última hora según las que debían retirarse de sus posiciones y, desde entonces, se les ha comunicado que volverán a desplegarse para vigilar la frontera en los próximos días.

Los soldados en Bélgorod recibieron la orden de retirada a última hora y ahora pasarán a vigilar la situación de la frontera con Ucrania

"Nos habrían rodeado si no nos hubiéramos ido cuando lo hicimos", reconoce un soldado. "Ahora los ucranianos tienen un equipo mucho mayor". Un soldado contó que la retirada suponía su primer descanso desde que se invadió Ucrania a finales de febrero. Algunos soldados que paseaban por el centro de Bélgorod durante los últimos días estaban claramente ebrios.

Otro soldado proyectaba su confianza en que la invasión terminaría como estaba previsto. "Habríamos ganado hace mucho tiempo si no estuviéramos luchando contra Estados Unidos", afirmó. "Pero aun así, ganaremos". La retirada también ha dejado a muchos residentes de Bélgorod, una ciudad de casi 400.000 habitantes donde los sistemas de defensa aérea se activan regularmente, en vilo sobre lo que vendrá después en la guerra.

Foto: ¿HIMARS de verdad o falso?

Borzikh, el abogado, guarda un chaleco antibalas y un casco en su coche, mientras que Denis Katin, un empresario local, construyó un refugio antibombas en el patio de su casa tras el inicio de la invasión. Su socio compró madera contrachapada para su restaurante en el centro de la ciudad por si sus ventanas saltan por los aires. Esta semana, Gladkov, el gobernador de Bélgorod, instó a los residentes de varios pueblos fronterizos a evacuar, tras decir que habían sido alcanzados por los bombardeos.

Una tarde a lo largo de la semana, en un mercado central, se escucharon dos explosiones, que retumbaron en la distancia una detrás de otra. Los compradores las identificaron como los sistemas de misiles de defensa aérea de Bélgorod en funcionamiento.

Una comerciante que, desde marzo, vende ropa de camuflaje y parches con la "Z" y la "V" —símbolos prorrusos de apoyo a la invasión— manifestó que la culpa del contratiempo es de las altas esferas de la dirección rusa. Sin embargo, afirmó que apoyaba la decisión de Putin de invadir. "No puede ser que hayan muerto tantos de los nuestros por nada", sostuvo. "No puede ser que todo esto haya sido en vano".

*Contenido con licencia de 'The Wall Street Journal'

Cuando los rusos irrumpieron en la región nororiental ucraniana de Járkov a finales de febrero, las tropas rusas que ocupaban las ciudades de la zona prometieron a los lugareños que se quedarían para siempre.

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