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'Whisky' escocés con cebada ucraniana o por qué el precio de los alimentos será más volátil
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'Whisky' escocés con cebada ucraniana o por qué el precio de los alimentos será más volátil

Las importaciones de alimentos e ingredientes relacionados han aumentado de forma constante en la mayoría de las economías, exponiendo a los consumidores a interrupciones del suministro que hacen subir los precios

Foto: Foto: EC Diseño.
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Durante décadas, la globalización ha aumentado la variedad y reducido el coste de los alimentos. Ahora, la pandemia, la guerra en Ucrania y otras perturbaciones mundiales han mostrado cómo esa compleja cadena de suministro también puede dar lugar a precios más turbulentos.

Este año, la inflación de los precios de los alimentos ha alcanzado máximos de varias décadas en Estados Unidos y en otros países, superando los precios de consumo en general. Aunque la inflación de los alimentos se ha enfriado en las últimas semanas, los precios de los alimentos en todo el mundo siguen siendo un 25% más altos que antes de la llegada del covid-19 a principios de 2020, según el Índice de Precios de los Alimentos de las Naciones Unidas.

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Entre los factores que han hecho subir los precios, según los ejecutivos de la industria alimentaria y los economistas, se encuentran las interrupciones en la fabricación y el transporte derivadas de la pandemia y el impacto de la guerra en Ucrania en los precios de la energía y de los cereales. Aunque estos problemas pueden remitir, y algunos proveedores afirman que intentarán abastecerse más cerca de casa, los analistas esperan que las oscilaciones de precios sean más frecuentes.

Los alimentos y las bebidas, al igual que muchos productos manufacturados, desde los coches hasta los iPhones, suelen incluir componentes de todo el mundo. Las pizzas estadounidenses pueden llevar jamón de España y salsa mexicana. El whisky escocés se elabora a veces con cebada ucraniana. En general, casi una cuarta parte de las exportaciones mundiales de alimentos tienen ahora un componente extranjero, según datos de la Organización Mundial del Comercio.

"Cuando la gente piensa en el comercio globalizado, no piensa que uno de los principales componentes de la globalización fue la cadena alimentaria", cuenta Susan Wachter, profesora de la Escuela Wharton de la Universidad de Pensilvania que se dedica a estudiar la inflación. "El aumento de la complejidad de esa cadena alimentaria hace que el suministro de alimentos sea extremadamente vulnerable a las crisis de abastecimiento", añade.

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Rabobank predice que los precios de los alimentos seguirán siendo volátiles el año que viene, dada la escasez de energía, los problemas de suministro de productos agrícolas clave y los altos precios de los fertilizantes. Los precios de los alimentos en EEUU aumentarán entre un 3% y un 4% el próximo año, por encima de las tasas históricas, según las previsiones del Departamento de Agricultura.

Las naciones han importado alimentos durante milenios: los agricultores de lo que hoy es Ucrania ya enviaban grano a los estados griegos en el siglo VI a. C.

En los tiempos modernos, el volumen y la variedad de alimentos que cruzan las fronteras se dispararon a medida que el mundo se globalizaba. En 2020, Estados Unidos importó cerca del 18,3% en valor de sus alimentos y bebidas, frente al 13,2% de 2008, según el Departamento de Agricultura. A nivel mundial, la proporción del consumo de trigo procedente del extranjero aumentó hasta el 25% en 2019 desde el 17% en 1995, según el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias. En 2019, un país tenía un 50% más de probabilidades de establecer un vínculo comercial alimentario y agrícola directo con otro país que en 1995, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

Foto: Un avión de DHL. (EFE/Jerome Favre)

Los enormes avances en la productividad agrícola y de fabricación de alimentos, la globalización y la reducción de los costes de transporte han servido para ampliar la oferta y mantener los precios para los consumidores.

Además, la diversidad de la oferta de alimentos puede aislar a veces de la volatilidad de los precios. Un país que se enfrenta a una mala cosecha, por ejemplo, puede recurrir al resto del mundo para compensar la pérdida.

Sin embargo, los acontecimientos de los últimos años han puesto de manifiesto los riesgos de una cadena alimentaria globalizada. Con la llegada de la pandemia a principios de 2020, los centros de fabricación de alimentos, las fronteras y las granjas cerraron en todo el mundo, mientras que los costes de transporte aumentaron en medio de la congestión portuaria y la escasez de contenedores y transportistas.

Foto: La recuperación del transporte de mercancías reduce los precios. (EFE/Alejandro Zepeda)

A finales del año pasado, el 90% de las empresas de alimentación y bebidas europeas y estadounidenses encuestadas por la empresa de contabilidad Deloitte afirmaron haber experimentado importantes dificultades para hacerse con sus insumos y llevar los productos al mercado.

Cuisine Solutions, un fabricante de comidas envasadas al vacío con sede en Virginia, solía pagar unos 3.000 dólares para contratar un contenedor que trajera los ingredientes de Asia a Estados Unidos antes de la pandemia. El precio llegó a ser de 30.000 dólares antes de establecerse en unos 4.500 dólares.

Como los conductores de camiones son más escasos que antes de la pandemia, el coste de llevar ese contenedor desde el puerto de Baltimore hasta una de las fábricas de la empresa en Pensilvania se ha triplicado hasta alcanzar los 4.500 dólares. Mientras tanto, el gigantesco pez pirarucú amazónico que la empresa había importado durante años para las comidas de las aerolíneas de clase business se encareció tanto que la empresa dejó de comercializarlo.

Foto: Cientos de contenedores, en un puerto. (EFE/Maldonado Rozo)

"Todo funcionaba a la perfección, y entonces llegó la pandemia", se lamenta Felipe Hasselmann, director general de Cuisine Solutions.

Más recientemente, la invasión de Ucrania por parte de Rusia en febrero cerró los puertos que transportaban una gran parte de las exportaciones mundiales de grano y aceite de girasol. Los precios de estos productos, así como de los fertilizantes, se dispararon.

Evangelos Spike Mendelsohn no se dio cuenta de la dependencia de su grupo de alimentación y restauración con sede en Washington D. C. del aceite de cocina ucraniano hasta que se agotó.

"Me sorprendió mucho", reconoce Mendelsohn, cofundador de PLNT Burger, que elabora alimentos de origen vegetal y tiene 12 restaurantes.

Foto: El primer ministro, Rishi Sunak, en el Parlamento británico. (Jessica Taylor)

El Brexit es otro ejemplo del tipo de cambio político y económico que puede introducir riesgos duraderos en las cadenas de suministro de alimentos. El voto original del Reino Unido a favor de abandonar la Unión Europea provocó una caída del valor de la libra esterlina, y la salida real, en 2020, añadió más trámites aduaneros. Ambos sucesos encarecieron las importaciones de alimentos.

Julian Abel utiliza ingredientes de todo el mundo para elaborar salsas de curri para su empresa Nowt Poncy Food Co., con sede en el norte de Inglaterra, incluyendo especias de Asia, chiles de Ruanda y tomates del sur de Europa. La mayoría de esos ingredientes no se pueden conseguir en el Reino Unido.

El precio de un kilogramo de esos chiles ha aumentado a 36 libras, o unos 44 dólares, desde las 15 libras que costaba antes de la pandemia. El papeleo adicional ha aumentado los costes y los retrasos. Por ejemplo, los números de entrada en la aduana para cada importación tienen que ser introducidos en un sistema gubernamental. Si un solo dígito es incorrecto, el conductor tiene que esperar en el puerto, lo que, según Abel, le cuesta un dinero que acaba repercutiendo en el precio de venta al público.

Foto: Foto: EC Diseño.
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Algunos fabricantes de alimentos, entre ellos Mendelsohn, han optado por abastecerse de algunos productos más cerca de casa y por cambiar los ingredientes. Una cecina de setas, por ejemplo, se hará con hongos procedentes de Pensilvania, dijo.

Los consumidores no van a perder su gusto por la cocina global asequible. Pero deberían esperar más episodios de volatilidad a medida que los acontecimientos desestabilizadores afecten a las cadenas de suministro que aportaron esa elección a esos precios, advierten los analistas.

Abel se queja de la constante volatilidad de los precios. Hace poco, su transportista le avisó de un recargo por combustible del 16% para traer la pasta desde Italia. Una semana más tarde, el precio del petróleo aumentó al 21%.

"Todo lo que podemos hacer es entrar en modo de supervivencia", afirma.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal

Durante décadas, la globalización ha aumentado la variedad y reducido el coste de los alimentos. Ahora, la pandemia, la guerra en Ucrania y otras perturbaciones mundiales han mostrado cómo esa compleja cadena de suministro también puede dar lugar a precios más turbulentos.

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