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En la frontera entre China y Rusia, la alianza Xi-Putin muestra señales de desgaste
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Reunión en Moscú

En la frontera entre China y Rusia, la alianza Xi-Putin muestra señales de desgaste

Se espera que la reunión entre los dos líderes esta semana muestre unidad, pero una visión de las ciudades a lo largo de la frontera revela divisiones que suponen un desafío para la relación

Foto: Xi Jinping y Vladímir Putin, en una reunión informal en Moscú este lunes. (Reuters/Pool/Sputnik/Sergei Karpukhin)
Xi Jinping y Vladímir Putin, en una reunión informal en Moscú este lunes. (Reuters/Pool/Sputnik/Sergei Karpukhin)
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Hace años que se invierte en ciudades a lo largo de la frontera entre China y Rusia con el fin de abrir la puerta a la prosperidad mutua y a una estrecha asociación entre las dos potencias mundiales.

Las calles llenas de baches, los perros vagabundos y los escaparates vacíos de Heihe, en el extremo norte de China, recuerdan más a una ciudad industrial estadounidense en declive. El Centro de Comercio Internacional de la ciudad, un complejo comercial de tres plantas, fue popular entre los compradores rusos que buscaban pieles, abrigos de cuero y zapatos. Ahora, las tiendas solo ocupan la mitad de la planta baja.

"La gente no tiene ni un céntimo", declaró el pasado lunes Yang Wen, comerciante de 47 años, uno de los pocos cuyo negocio sigue en pie. Con la desaparición de los compradores rusos en los últimos tres años durante los cierres de la frontera por la pandemia, Yang vendía sobre todo muñecas rusas y otras baratijas a los turistas chinos que aparecían ocasionalmente. La perspectiva de la reapertura de la frontera no trae muchas esperanzas. Aunque los escaparates de las tiendas muestran tanto caracteres cirílicos como chinos, pocos en Heihe creen que los rusos tendrán dinero para gastar, debido a las sanciones occidentales y a la guerra en Ucrania.

Foto: El presidente ruso, Vladímir Putin, se reúne con el presidente chino, Xi Jinping, en Pekín. (Reuters/Sputnik/Aleksey Druzhinin)

Se espera que la reunión de esta semana en Moscú entre el líder chino, Xi Jinping, y el presidente ruso, Vladímir Putin, sirva para ilustrar lo que ambos han descrito como una asociación "sin límites" entre sus países. Bajo la superficie, hay divisiones económicas, políticas, culturales e históricas que socavan la relación.

Durante décadas, las exportaciones chinas se han dirigido principalmente a Estados Unidos, Europa y Japón. El comercio entre Rusia y China creció más de un 30% el año pasado, hasta 1,3 billones de yuanes (189.000 millones de dólares). Sin embargo, esta cifra representa solo una cuarta parte del valor de las importaciones y exportaciones entre China y Estados Unidos, según muestran los datos de las aduanas chinas. Las tiendas de comestibles de Pekín, Shanghái y otras ciudades chinas más ricas venden más sake japonés y ternera australiana que vodka y caviar.

Rusia pretende alterar el orden internacional, incluso mediante acciones militares. El Tribunal Penal Internacional dictó la semana pasada una orden de detención contra Putin por crímenes de guerra. China, que alcanzó su estatura económica gracias al statu quo, busca cambios que favorezcan sus intereses. Según analistas de seguridad tanto chinos como occidentales, esto complica la colaboración entre ambos Estados.

Foto: El nuevo ministro de Relaciones Exteriores de China, Qin Gang. (EFE/Mark R. Cristino)

Las relaciones entre China y Rusia distan mucho de ser un "bloque monolítico", según escribió Zhao Long, académico del Instituto de Estudios Internacionales de Shanghái, en un artículo publicado recientemente. "Para Pekín, nunca deberían llegar a serlo".

En muchos sentidos, las economías china y rusa son muy complementarias. Rusia exporta recursos naturales que China necesita para impulsar su economía industrial. China vende bienes que los consumidores rusos desean. En el frente energético en particular, las compras chinas de petróleo y gas desde la invasión de Ucrania han ayudado a Rusia a capear las sanciones occidentales.

La larga y a veces violenta historia entre Rusia y China ha dejado un legado de desconfianza. Un museo en Heihe está dedicado a lo que se describe como siglos de agresiones por parte de soldados rusos contra los chinos. Según un guardia del museo, no se permite la entrada a ciudadanos rusos por temor a que se sientan ofendidos.

Una de las exposiciones muestra la matanza de miles de chinos en la región a manos de los rusos en 1900. Por megafonía, un narrador concluye que las relaciones entre Rusia y China son hoy pacíficas, pero que China debe permanecer vigilante. "Nunca podemos olvidar esta historia", afirma el narrador. "Si te quedas atrás, te vencerán".

Foto: Ilustración: EC Diseño.
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Un sentimiento compartido de agravio hacia Estados Unidos es, en gran parte, lo que ha ayudado a Rusia y China a mirar más allá de sus divisiones y desacuerdos, según los expertos en seguridad. Al mismo tiempo, las sanciones están haciendo que aumente la dependencia económica rusa de China.

El ministro de Asuntos Exteriores chino, Qin Gang, elogió este mes las relaciones entre Rusia y China, llamándolas "un nuevo tipo de relaciones internacionales", al tiempo que reiteraba la postura de China de que no se trata de una alianza. "Cuanto más inestable se vuelve el mundo, más imperativo es para China y Rusia avanzar constantemente en sus relaciones", declaró Qin en una conferencia de prensa.

China ha pedido el fin de la guerra en Ucrania, pero ha evitado criticar directamente a Rusia. En cambio, Pekín ha culpado a Estados Unidos de avivar la guerra al suministrar armas a Ucrania.

El Ministerio de Asuntos Exteriores chino y el Kremlin no respondieron a las peticiones de comentarios.

Foto: Imagen: EC Diseño.
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El lenguaje empleado por Xi Jinping durante su visita a Moscú será analizado de cerca por los funcionarios occidentales y los analistas de seguridad que buscan entender las intenciones de China hacia Rusia. Por el contrario, los roces en los lazos económicos entre China y Rusia están a la vista de todos.

Construyendo puentes

Hace más de una década, China y Rusia acordaron construir un puente ferroviario sobre el río Amur, que marca un tramo de la frontera. El lado chino del puente conectaría con la pequeña ciudad de Tongjiang, a unas 300 millas al sureste de Heihe. Según las autoridades chinas, el ferrocarril aliviaría la congestión y ahorraría 10 horas de viaje hasta Moscú. Los camiones que transportan mercancías a China se habían enfrentado a esperas de varias horas para las inspecciones de los envíos por parte de los guardias rusos, según un documento de 2019 de un funcionario local del banco central chino.

Los trabajadores chinos comenzaron a construir el nuevo puente. A finales de 2015, la sección china estaba tomando forma, según indican informes de los medios estatales chinos, pero los rusos apenas habían comenzado a levantar su lado. China se enteró más tarde de que Rusia tenía dificultades para reunir el dinero. En 2017, las autoridades chinas informaron a los medios estatales de que el fondo soberano de China había acordado aportar decenas de millones de dólares para ayudar a pagar la parte de Rusia.

Foto: El Ejército chino, cada vez más potente y avanzado. En la imagen, blindados ZBL-08. (Mil-ru)

Según los medios, las autoridades locales habrían declarado que "el problema de la parte rusa con los fondos para la construcción del puente se ha resuelto por completo". Calculaban que el puente estaría terminado un año después. Rusia siguió incumpliendo los plazos.

El puente ferroviario transfronterizo Tongjiang-Nizhneleninskoye entró finalmente en servicio el año pasado, a tiempo para que Moscú aprovechara la intensificación del comercio con China mientras se enfrentaba al aislamiento de Occidente.

Otro puente recién inaugurado, en Heihe, había recibido mucha promoción en los medios de comunicación estatales chinos. La semana pasada, no parecía ser una bendición económica. En el lado chino del puente, dos camioneros rusos, que transportaban lo que parecían ser estanterías metálicas, permanecían parados cerca de un puesto de control aduanero. En dirección de China a Rusia, un camión cruza el puente aproximadamente cada cinco minutos. En la otra dirección, la frecuencia es aún menor.

El mayor cuello de botella para el comercio entre los dos países han sido los envíos por mar, sostiene Henry Zhang, que dirige una empresa de logística con sede en la ciudad central china de Zhengzhou para los envíos entre Rusia y China.

Foto: Contenedores de mercancia en Moscú. (EFE/Maxim Shipenkov)

Después de que Rusia invadiera Ucrania hace un año, muchos gigantes occidentales del transporte marítimo dejaron de enviar cargamentos a Rusia. Zhang cuenta que los precios de los envíos marítimos de China a Rusia se han disparado desde entonces. Estima que la capacidad de transporte marítimo actual es una quinta parte de lo que se necesita. "La capacidad no puede fijarse a corto plazo", advierte.

Escasez de divisas

El año pasado, China importó soja rusa por valor de 380 millones de dólares, que utiliza para aceite de cocina y piensos, según datos de las aduanas chinas. En cambio, importó soja de Estados Unidos por valor de más de 19.000 millones de dólares.

El proteccionismo ruso es una de las razones por las que no vende más soja a China, según los académicos chinos. Las regiones rusas fronterizas con China son terreno fértil para el cultivo de soja y otros alimentos básicos. Desde 2021, Rusia ha impuesto aranceles del 20% a las exportaciones de soja, en lo que Moscú calificó de intento de obligar a los inversores a construir plantas de procesamiento en Rusia. Un periódico ruso informó recientemente de que las autoridades están considerando elevar el arancel al 50%.

Foto: Sesión de clausura del Congreso Nacional Popular (CNP). (EFE/Mark R. Cristino)

Antes de la invasión de Ucrania, la mayor parte del comercio entre China y Rusia se realizaba en dólares estadounidenses o euros, un acuerdo que se ha visto alterado por las sanciones occidentales. Las empresas chinas tienen ahora dificultades para cobrar. Una encuesta realizada por funcionarios del banco central local entre empresas chinas que comercian con Rusia reveló que, tras la invasión de Ucrania, el 60% de ellas había suspendido sus operaciones o apenas sobrevivía debido a los obstáculos logísticos y financieros derivados de las sanciones.

Las empresas rusas y chinas han intentado aumentar el volumen de su comercio utilizando el yuan chino. Una de ellas es Dasheng Economic and Trade Co., de la ciudad de Heihe, que lleva alrededor de una década ayudando a enviar y recibir mercancías a través de la frontera.

Una mañana de la semana pasada, los trabajadores cargaban piezas industriales de repuesto en un camión con destino a Rusia. Un directivo de la empresa china contó que sus clientes solían ser intermediarios chinos en Rusia que no se habían visto perjudicados por las sanciones estadounidenses porque muchos de ellos pagaban en yuanes los bienes importados adquiridos en China.

Foto: Imagen del presidente chino, Xi Jinping, en una exhibición en Pekín. (Reuters/Florence Lo)

Alexandra Prokopenko, exfuncionaria del banco central ruso que ahora vive en Alemania, ha advertido de que la creciente dependencia rusa del yuan hace a Rusia más vulnerable a las acciones chinas en caso de que las relaciones entre los dos países se tambaleen.

"A los dirigentes rusos les gusta destacar la cooperación estratégica sin precedentes entre los dos países", escribió Prokopenko en febrero para la página web de la Carnegie Endowment for International Peace (Fundación Carnegie para la Paz Internacional). "Sin embargo, en realidad, esta cooperación hace que Moscú dependa cada vez más de Pekín".

-Con la contribución de Qianwei Zhang.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal.

Hace años que se invierte en ciudades a lo largo de la frontera entre China y Rusia con el fin de abrir la puerta a la prosperidad mutua y a una estrecha asociación entre las dos potencias mundiales.

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