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¿Batirá la bolsa los máximos de 2022? Es posible, pero el problema es qué pasa luego
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las matemáticas dan más miedo

¿Batirá la bolsa los máximos de 2022? Es posible, pero el problema es qué pasa luego

Aunque el mercado de renta variable se enfrenta a unas perspectivas mucho mejores, las elevadas valoraciones implican menores rendimientos a largo plazo

Foto: Foto: Getty/Spencer Platt.
Foto: Getty/Spencer Platt.
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¿Cómo se comportarán las acciones en 2024? La única respuesta honesta a la pregunta obvia de Año Nuevo es que no lo sabemos, pero podemos hacernos una idea de cómo les irá en la próxima década.

El año pasado, el mercado bursátil recuperó casi todas las pérdidas que sufrió en 2022. Esto tiene sentido: la fortaleza de la economía estadounidense disipó los temores de recesión y la inflación resultó ser, después de todo, mayoritariamente transitoria. Pero el resultado es que nada en el mercado parece barato ahora mismo.

De hecho, los valores tecnológicos, muy bien valorados, que lideraron el camino en 2023 han estado a la cabeza de una venta masiva en los primeros días de 2024. Los llamados Siete Magníficos —Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon, Nvidia, Tesla y Meta— han bajado un 3,5% este año, frente al 1,5% del S&P 500. Las acciones value más baratas solo han bajado un 0,5% este año.

Pero el tecnológico no es el único sector caro. Con la excepción de la energía y el sector inmobiliario, la relación precio/beneficios está por encima de la media histórica desde 1999 en todos los grupos industriales del S&P 500.

Foto: Archivo: peatones pasan junto a una entrada en Kabukicho, Shinjuku en Tokio. (EFE / Kimimasa Mayama)

La conclusión no es que se avecine necesariamente una corrección, ni que 2024 vaya a ser un mal año para las acciones o incluso para los Siete Magníficos. Dada la solidez de la economía, es posible que pronto se supere el máximo alcanzado por el S&P 500 el 3 de enero de 2022. Es sabido que las valoraciones son muy malas a la hora de indicar a los inversores cuándo deben vender acciones.

Lo que la relación precio/beneficios predice bastante bien es la magnitud de los rendimientos a largo plazo, como demuestran los datos recopilados por el profesor de la Universidad de Yale Robert Shiller para el mercado bursátil estadounidense entre 1871 y 2023.

Invertir al principio de un ciclo de crecimiento económico suele reportar mayores beneficios. Por ejemplo, invertir en 1949 dio lugar a un rendimiento compuesto anual ajustado a la inflación de alrededor del 19% durante la década siguiente, ya que los precios de las acciones tardaron en ponerse al día con el aumento de los beneficios empresariales de la posguerra. Del mismo modo, los que compraron acciones baratísimas durante la depresión de 1980 obtuvieron ganancias anuales del 12% en los años de Ronald Reagan. Por el contrario, la compra de acciones sobrevaloradas en 1966 produjo un rendimiento anual negativo del 0,4%. Entrar en el mercado en años de manía, como 1929 o 1999, provocó grandes pérdidas.

Foto: Exterior de Wall Street. (Getty/Spencer Platt)

Hay excepciones: a las acciones les fue bien tras la crisis financiera de 2008, porque una colosal caída puntual de los beneficios hizo que las valoraciones parecieran engañosamente caras. La dificultad de invertir en 2024 es que la economía está técnicamente saliendo de una desaceleración, pero no exactamente. La recesión pandémica se diseñó deliberadamente por razones sanitarias, y la estanflación que se esperaba que le siguiera nunca llegó a producirse. Es difícil saber si la economía mundial se encuentra al principio, a la mitad o al final de un ciclo.

Puede trazarse un paralelismo con 2013, cuando también se iniciaba un repunte empresarial tras una caída de los beneficios. Los inversores que compraron entonces vieron aumentar el precio de sus acciones a una tasa anual compuesta del 10% durante la década siguiente, sin ajustar por inflación. Para conseguirlo, el amplio S&P Composite 1500 tuvo que pasar de cotizar a 17 veces los beneficios a 23 veces, ya que los beneficios solo crecieron un 8%.

Si se repitiera este comportamiento en los 10 años siguientes, las valoraciones alcanzarían la friolera de 28 veces. Si los beneficios crecen desde su mínimo a la media histórica a largo plazo del 6%, las valoraciones tendrían que subir a 32 veces para lograr las mismas ganancias. La historia sugiere que es mucho más probable que se reduzcan a unas 21 veces, lo que implicaría una rentabilidad anual del precio del 7% o menos.

Foto: Un bróker mira un gráfico en su ordenador. (Reuters/ Simon Dawson)

Todos estos son escenarios benignos que no implican desplomes del mercado. Sin embargo, las diferencias se agravan. Suponiendo una inflación del 2%, un hogar que invierta 1.000 dólares ahora esperaría tener 2.591 dólares en términos reales a principios de 2034 si los precios de las acciones y los dividendos suben como lo hicieron entre 2013 y 2023. Si, por el contrario, los mercados se comportan en línea con la media de todo el periodo posterior a 1871, el hogar acabaría teniendo solo 2.000 dólares.

En última instancia, las acciones no tienen sustituto en las carteras. Pero los ahorradores deberían sentirse menos entusiasmados con ellas que en la última década. Solo hace falta un poco de cálculo para entender por qué.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal.

¿Cómo se comportarán las acciones en 2024? La única respuesta honesta a la pregunta obvia de Año Nuevo es que no lo sabemos, pero podemos hacernos una idea de cómo les irá en la próxima década.

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