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Qué pueden esperar los inversores del dólar más fuerte en 40 años
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Qué pueden esperar los inversores del dólar más fuerte en 40 años

El dólar registra un precio históricamente alto en un contexto de recuperación del crecimiento mundial y de una tensa campaña electoral

Foto: Firma: Reuters/Dado Ruvic.
Firma: Reuters/Dado Ruvic.
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Desde hace una década, los mercados de divisas han estado dominados por el fortalecimiento del dólar. Pero ningún reino dura para siempre.

En contra de lo que muchos esperaban en Wall Street, el dólar estadounidense se ha visto impulsado este año por los datos de inflación, que han llevado a los inversores a rebajar sus apuestas por los recortes de tipos.

Frente a otras divisas, el dólar sigue por debajo del máximo alcanzado en 2022, cuando una agresiva Reserva Federal subió los tipos de interés. Pero en términos ajustados a la inflación sigue siendo históricamente caro, a sólo un 10% del nivel en el que Richard Nixon puso fin a la convertibilidad del dólar en oro en 1971, según datos del Banco de Pagos Internacionales. No había estado tan fuerte desde los años ochenta, cuando la Reserva Federal estaba dirigida por Paul Volcker, el máximo exponente de los bancos centrales restrictivos.

Foto: El Departamento del Tesoro en EEUU.

En 1985, el dólar subió tanto que las autoridades estadounidenses empezaron a preocuparse por el impacto que estaba teniendo en los fabricantes nacionales. En una famosa reunión con funcionarios de Gran Bretaña, Alemania, Francia y Japón en el Hotel Plaza de Nueva York, acordaron coordinar su depreciación. Para 1988, ya había perdido un tercio de su valor real.

Algo parecido podría volver a ocurrir a menor escala, sobre todo si Donald Trump gana las elecciones presidenciales de noviembre. Sus asesores económicos han abogado en el pasado por un dólar más débil para reducir el déficit comercial de Estados Unidos, especialmente en relación con el yuan, que actualmente se encuentra bajo presión a medida que los inversores extranjeros huyen de los bonos chinos de bajo rendimiento.

Algo parecido podría volver a ocurrir a menor escala, sobre todo si Donald Trump gana las elecciones

Quizá lo más importante sea que el crecimiento económico se está acelerando más allá de las fronteras de Estados Unidos. Tradicionalmente, esto ha propiciado el debilitamiento del dólar. Los últimos datos económicos sugieren que la eurozona y Japón están por fin levantando cabeza, y la recuperación de China parece cobrar impulso. Además, Pekín está interviniendo de forma activa para hacer subir el yuan.

Todo esto sugiere que es un buen momento para que los inversores que operan en dólares se planteen transferir más dinero al extranjero. Una caída del dólar suele engrasar las ruedas del crecimiento mundial. Aproximadamente la mitad de las facturas comerciales y tres cuartas partes de la deuda no bancaria están emitidas en dólares, lo que significa que los países emergentes —en particular aquellos que tienen dificultades para endeudarse usando sus propias monedas— reciben un impulso cada vez que la divisa norteamericana se abarata. Incluso si la debilidad del dólar es un efecto de la expansión del crecimiento económico más que una causa, sigue siendo una señal alcista para los mercados de valores internacionales, que tienen un mayor porcentaje de las denominadas empresas cíclicas. Los bancos europeos, que están en racha, son un buen ejemplo.

Foto: Puerto de Shanghái. (EFE/Alex Plavevski)

Los valores extranjeros llevan sin experimentar este impulso desde la crisis financiera mundial. Como el valor del dólar ajustado a la inflación ha subido un 35% desde finales de 2009, el índice MSCI EAFE, que sigue a los mercados desarrollados fuera de Norteamérica, sólo ha rendido un 200%, frente al 500% del S&P 500. En el único periodo reciente en el que el dólar bajó, entre 2020 y mediados de 2021, las acciones estadounidenses se dispararon aún más, impulsadas por las ganancias pandémicas de los gigantes tecnológicos. Esto, comprensiblemente, ha condicionado a los inversores a darse por vencidos y poner todos sus huevos en la cesta estadounidense.

No cabe duda de que el elevado tipo de cambio real del dólar en comparación con el pasado puede ser algo engañoso: El ajuste por inflación es una tarea delicada porque la mayoría de los productos no se comercializan más allá de las fronteras. En lo que respecta a la energía, que tiene un enorme impacto, Estados Unidos ha pasado de ser un importador neto a un exportador neto, gracias a la revolución del esquisto de la década de 2010.

Foto: Un pozo petrolífero. (EC)

Además, el reciente giro de Washington hacia la política industrial ha desencadenado una oleada de inversión extranjera directa en EEUU. La teoría económica también vaticina que los recientes aranceles impuestos por Washington deberían impulsar la divisa al alza, y recientes investigaciones lo respaldan hasta cierto punto.

La historia nunca se repite con exactitud, y los inversores no deberían contar con la monumental caída del dólar que siguió al Acuerdo del Hotel Plaza. Sin embargo, tampoco deberían dar por sentado que la divisa estadounidense seguirá subiendo eternamente.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo

Desde hace una década, los mercados de divisas han estado dominados por el fortalecimiento del dólar. Pero ningún reino dura para siempre.

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