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Olvidarse de la crisis política de Francia puede ser un buen negocio para los inversores
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Olvidarse de la crisis política de Francia puede ser un buen negocio para los inversores

El populismo asusta a los inversores, pero es el Banco Central Europeo quien, en última instancia, dirige el mercado de bonos

Foto: Foto: Getty/Spencer Platt.
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La política francesa no deja de dar bandazos, aunque por ahora no debería llevar a los inversores a un callejón sin salida.

El índice bursátil de referencia del país, el CAC 40, ha bajado en torno a un 6% desde el éxito del partido de extrema derecha y euroescéptico de Marine Le Pen, Agrupación Nacional, en las elecciones europeas de este mes. Las acciones de Crédit Agricole, BNP Paribas y Société Générale han caído un 12% en los dos primeros casos y un 15% en el último. Los bancos son grandes poseedores de deuda pública francesa, de la que se han deshecho los inversores, en un eco del temido "bucle catastrofista" de la crisis del euro de 2011-2012.

A los inversores les preocupa que Agrupación Nacional tome la delantera en el Parlamento tras las elecciones anticipadas que el presidente francés, Emmanuel Macron, ha convocado para el 30 de junio y el 7 de julio. El miércoles, la Unión Europea probablemente someterá al país a un plan de ajuste fiscal debido a su déficit presupuestario, que se sitúa en el 5,5% del producto interior bruto. Las normas fiscales pospandémicas fijan el límite en el 3%.

Los bonos franceses a 10 años rinden ahora un 3,13%, frente al 2,39% de la deuda alemana ultrasegura. Este diferencial de tres cuartos de punto es el más alto desde el susto de 2017 por la posible llegada al poder de Le Pen. Semejante volatilidad pone en entredicho la percepción que tradicionalmente ha tenido el mercado de que Francia es más afín a Alemania que a los países "periféricos" más débiles, como España, Portugal y Grecia.

A los inversores les preocupa que Agrupación Nacional tome la delantera en el Parlamento tras las elecciones anticipadas

Los analistas argumentan que, dado que se suponía que Francia no era un caso perdido, ésta no ha tenido ningún incentivo para poner sus cuentas en orden. Los planes de Agrupación Nacional de aumentar aún más el gasto están asustando a los mercados, además de su tradicional postura contraria a la UE. La agitación política por sí sola podría justificar cierta cautela con respecto a la renta variable del país.

Sin embargo, el desplome de los bonos es harina de otro costal. Es impensable que Francia entre en suspensión de pagos, por grande que sea su deuda o pobres sus resultados económicos. Desde el famoso discurso de Mario Draghi "cueste lo que cueste" de 2012, los inversores pueden estar seguros de que el Banco Central Europeo será el colchón frente a las crisis de deuda.

Foto: Bruno Le Maire, ministro de Finanzas francés. (Reuters/Ludovic Marin)

Es cierto que el nuevo mecanismo de compra de bonos del BCE exige el cumplimiento de las normas presupuestarias de la UE, y hasta ahora se ha mostrado reacio a utilizarlo. La realidad política es que los bancos centrales de Europa tienen todos los incentivos para esperar hasta el último momento, porque las propias ventas de bonos pueden obligar a los políticos a dar marcha atrás. En 2022, el Banco de Inglaterra intervino lo justo para evitar lo peor de una crisis de bonos en el Reino Unido, pero no lo suficiente para ponerle fin, lo que llevó a la destitución de la primera ministra Liz Truss. El fracaso del pulso de Grecia con la UE en 2015 nos ofrece una lección similar.

De hecho, Agrupación Nacional ya parece estar retractándose de su promesa de reducir la edad de jubilación a 60 años para algunos trabajadores. Le Pen adoptó un tono moderado el pasado fin de semana, afirmando que no pretende forzar la dimisión de Macron. Y cualquier preocupación sobre el "Frexit" —la salida de Francia de la UE— tiene mucho menos sentido desde que Le Pen renunciara a su promesa de abandonar el euro.

La realidad política es que los bancos centrales de Europa tienen todos los incentivos para esperar hasta el último momento

La presidenta italiana, Giorgia Meloni, ha demostrado que los partidos antieuropeos actuales quieren evitar desagradables enfrentamientos fiscales con Bruselas. Aunque también es probable que Italia sea sometida esta semana a un "procedimiento de déficit excesivo", los diferenciales de su deuda se han reducido significativamente en los dos últimos años.

La venta masiva de bonos franceses puede haber sido exagerada por otros factores. Desde 2022, tanto el BCE como las aseguradoras han pasado de ser compradores a vendedores. Los tenedores de bonos tradicionales han sido sustituidos por otros más oportunistas, en particular los bancos. A diferencia de Italia, donde el Gobierno ha comercializado agresivamente sus bonos entre los ahorradores, los hogares no han intervenido.

Foto: Foto: EC Diseño.

Esto apunta a una mayor volatilidad, pero también abre oportunidades para los inversores a más largo plazo. Las acciones de BNP Paribas merecen una segunda lectura a 0,66 veces su valor contable tangible. Optar por la otra cara de la moneda en la crisis de la eurozona ha sido, en general, un buen negocio: desde 2008, comprar deuda italiana y francesa cuando los diferenciales eran amplios ha proporcionado una rentabilidad media anual a cinco años del 5,1% y el 3,9%, respectivamente. Esto contrasta con el 7,5% del Euro Stoxx 50, que presenta un riesgo mucho mayor.

En la UE, los populistas y las crisis de deuda podrían dejar de ir de la mano.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo

La política francesa no deja de dar bandazos, aunque por ahora no debería llevar a los inversores a un callejón sin salida.

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