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¿Cambio de paradigma? Lo que nos dice la caída de las 'megacaps' y el repunte del resto
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¿Cambio de paradigma? Lo que nos dice la caída de las 'megacaps' y el repunte del resto

¿Es este el fin de las "megacaps"?

Foto: Foto: Getty/Spencer Platt.
Foto: Getty/Spencer Platt.
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Las olas rompen cuando llegan a la orilla porque el fondo del mar las arrastra por la base, mientras que la energía de la cresta sigue empujando hacia delante, hasta que la gravedad tira de ellas hacia abajo. No, esto no es una lección de surf: esto era el mercado el jueves.

La ola que se rompió fue la del "momentum trade", que había llevado a los "Siete Magníficos" de la megacapitalización y a todo lo relacionado con la inteligencia artificial a cotas vertiginosas, dejando al resto del mercado muy atrás. La cuestión que se plantean ahora los inversores es si las olas chocarán contra las rocas, o si simplemente serán espuma lejos de la orilla. ¿Es este el fin de las "megacaps"?

Antes de sopesar la respuesta, pensemos en la magnitud del cambio de tendencia que se produjo el jueves. Todo lo que ha funcionado este año ha dejado de hacerlo. Los valores pequeños se han recuperado. Después de un año miserable, tuvieron su tercer mejor día en comparación con los valores de megacapitalización desde al menos 1995. El Russell 2000 subió un 3,6%, mientras que el Russell Top 200 bajó un 1,3%. Los dos mejores días fueron los del estímulo COVID de 1 billón de dólares de 2020 y el plan del Grupo de los Siete de 2008 para el rescate del sistema financiero mundial. En cambio, el factor impulsor del jueves fue que la inflación estadounidense cayó un 0,1% intermensual en junio, frente a las previsiones de que subiría un 0,1%.

Los Siete Magníficos estuvieron de capa caída. Este año, los siete grandes valores tecnológicos habían protagonizado una gran racha. Sin embargo, tuvieron su peor día desde que se lanzara en abril de 2023 un fondo cotizado que los sigue, con una caída del 4,5%. Como son tan grandes, la quinta parte del S&P 500 que cayó arrastró a todo el índice, aunque 396 de los valores subieron. El valor medio batió al índice ordinario ponderado por el valor de mercado en su mayor parte desde noviembre de 2020: el día en que las pruebas demostraron que la primera vacuna de ARNm contra el COVID funcionaba.

Los valores pequeños se han recuperado después de un año miserable

El valor ha vuelto. Las acciones baratas, o de "valor", también tuvieron su mejor día en comparación con las acciones de crecimiento desde noviembre de 2020. Las acciones de valor no han tenido un rendimiento tan malo este año como las acciones pequeñas —que estaban sin cambios antes del auge del jueves—, pero se han quedado muy por detrás de las acciones de crecimiento más populares. Los valores globales superan a los estadounidenses. La combinación de ser más pequeñas, menos tecnológicas y más baratas ayudó a las acciones europeas y de otros países desarrollados a obtener su mejor rendimiento en comparación con EEUU desde finales de 2022, en términos de dólares.

Hay dos razones básicas que explican estos movimientos. La primera es económica. Una ralentización de la inflación significa más posibilidades de recortes de tipos, y eso hace bajar los rendimientos de los bonos. Eso es bueno para las acciones que habían estado sufriendo por los tipos más altos. Suelen ser empresas más pequeñas que se endeudan con los bancos a tipos variables en lugar de hacerlo en el mercado de bonos. Una financiación más barata también es buena para las empresas en dificultades, que suelen ser acciones de valor.

Foto: Exterior de Wall Street. (Getty/Spencer Platt)

El problema de suponer que esto seguirá así es que se da mucha importancia a la cifra de inflación de un único mes. Es cierto que la inflación lleva un tiempo ralentizándose, pero la reacción significativa del mercado se produjo en respuesta a los datos de junio. Si resulta ser erróneo, los valores pequeños y de valor sufrirán. La segunda razón de la magnitud de las oscilaciones del mercado fue el volumen de inversión que se había acumulado. Los inversores se habían volcado en las grandes tecnológicas, añadiendo más de 2 billones de dólares a Nvidia en lo que va de año (el valor de mercado de la empresa cayó 185.000 millones de dólares el jueves, lo que equivaldría a la desaparición de McDonald's, la 41ª empresa más valiosa de Estados Unidos).

Los inversores se sintieron atraídos tanto por la historia de la inteligencia artificial como por la seguridad que aportaban las enormes reservas de efectivo de las grandes tecnológicas, que habían reducido su vulnerabilidad a los rendimientos de los bonos. Cuando las cifras de inflación hicieron pensar a los inversores que los valores pequeños y de valor tenían algo a su favor, provocaron una salida precipitada de los grandes valores, que se habían vuelto muy caros. Algunos inversores ya estaban preocupados por lo que la inteligencia artificial tendría que aportar en términos de productividad para justificar los cientos de miles de millones de dólares que se están invirtiendo en ella, así como por las valoraciones exageradas. No dudaron en aceptar los beneficios.

El problema de suponer que esto seguirá así es que se da mucha importancia a la cifra de inflación de un único mes

Si la narrativa en torno a la IA está cambiando —y hay algunos indicios de que lo está haciendo, como el tono escéptico adoptado por los estrategas de Goldman Sachs la semana pasada—, los grandes inversores en IA verían caer sus valoraciones y los precios de sus acciones. Los grandes movimientos de los valores en alza podrían llegar a consumarse si los que pidieron prestado para comprar se ven afectados por los márgenes de garantía y se ven obligados a recortar sus participaciones. Cuando se pierde el impulso, los operadores motivados por los precios pasan de apostar por más ganancias a apostar por pérdidas. Pero un día, aunque sea malo, no crea una tendencia.

El repunte del viernes ayudó a los inversores de las grandes tecnológicas a recuperar parte de las pérdidas del jueves, aunque las empresas más pequeñas, el valor y los valores europeos volvieron a obtener mejores resultados.

Foto: Inversores en la Bolsa de Nueva York. (Getty/Spencer Platt)

No sé si los datos seguirán apuntando a un aterrizaje suave con la inflación de nuevo en el objetivo, lo que sería ideal para las apuestas por las pequeñas empresas y el valor. Desde luego, los precios de producción no lo hicieron el viernes, ya que subieron más de lo esperado. Del mismo modo, desconozco si la duda sobre la IA se extenderá entre aquellos seducidos por los trucos de ChatGPT (aunque debería).

No obstante, ambas cosas son plausibles, y los movimientos del jueves son el resultado de un mercado demasiado convencido de que ninguna de las dos cosas sucedería. Aunque la ola aún no haya roto, los que crean que pueden surfearla un poco más deberían estar atentos a la orilla y recordar que todas las olas acaban en espuma.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo

Las olas rompen cuando llegan a la orilla porque el fondo del mar las arrastra por la base, mientras que la energía de la cresta sigue empujando hacia delante, hasta que la gravedad tira de ellas hacia abajo. No, esto no es una lección de surf: esto era el mercado el jueves.

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