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Lo que a crédito mata, a crédito muere: los billones de deuda que amenazan a China
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Lo que a crédito mata, a crédito muere: los billones de deuda que amenazan a China

Los gobiernos locales acumularon hasta 11 billones de dólares de deuda extraoficial para construir proyectos industriales, turísticos, de transporte y de vivienda. Muchos fracasaron

Foto: Shanghái, China. (WSJ)
Shanghái, China. (WSJ)
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Los funcionarios chinos de Liuzhou se mostraban optimistas sobre el futuro de su ciudad industrial a principios de 2019. La economía estaba prosperando, un nuevo distrito industrial estaba en camino y un sistema de tren ligero elevado tomaba forma.

"Los logros del año pasado no se han conseguido fácilmente", afirmó entonces el alcalde Wu Wei en un informe municipal. Reconoció la valentía de los líderes locales del partido, pero no mencionó un as en la manga.

Durante años, Liuzhou y decenas de otras ciudades chinas acumularon billones de dólares en deudas extraoficiales para proyectos de desarrollo económico. La financiación opaca fue el fermento que ayudó a China a convertirse en la envidia del mundo.

Foto: Edificio de Nvidia en Taipéi, Taiwan. (EFE/Javier Castro Bugarín)

Hoy, las obras en construcción cubiertas de maleza, las autopistas poco transitadas y las atracciones turísticas abandonadas hacen que gran parte de ese crecimiento alimentado por la deuda parezca ilusorio y sugiere que el futuro de China está lejos de estar asegurado. Liuzhou, una ciudad de la región meridional de Guangxi, recaudó miles de millones de dólares para construir la infraestructura de un nuevo distrito industrial, donde un grupo financiero estatal adquirió terrenos y levantó hoteles y un parque de atracciones. Otros terrenos comprados han quedado desiertos, y muchas calles de la zona están prácticamente abandonadas. Los pájaros revolotean entre las hileras de edificios sin terminar de un complejo de apartamentos. "El gobierno está en quiebra", afirma una vecina de la zona que ve cómo se tambalea el proyecto desde su tienda, al otro lado de la calle.

En el centro del caos se encuentran los complejos vehículos de financiación estatales que pidieron dinero prestado en nombre de los gobiernos locales, en muchos casos para proyectos de desarrollo que generaban pocos beneficios económicos. El deterioro del mercado inmobiliario chino en los últimos tres años ha hecho que los gobiernos locales ya no puedan depender de la venta de terrenos a promotores inmobiliarios, una importante fuente de ingresos.

El crecimiento chino alimentado por la deuda ahora parece ilusorio y sugiere que el futuro del país está lejos de estar asegurado

Los economistas calculan que el volumen de esta deuda no recogida en los libros de contabilidad oscila entre 7 y 11 billones de dólares, aproximadamente el doble de la deuda del gobierno central chino. La cantidad total se desconoce —según banqueros y economistas, probablemente ni siquiera lo sepa Pekín— debido a la opacidad que rodea a los acuerdos financieros que permitieron que la deuda se disparara.

Economistas afirman que hasta 800.000 millones de dólares de esa deuda corren un alto riesgo de impago. Si los vehículos de financiación no pueden hacer frente a sus obligaciones, Pekín podría pagar rescates, lo que crearía un problema mayor al fomentar préstamos poco sólidos. O bien podría permitir que los vehículos de financiación insolventes quebraran, exponiendo a los bancos chinos a graves pérdidas y provocando potencialmente una contracción del crédito que erosionaría aún más el crecimiento económico. Se espera que los principales dirigentes chinos aborden esta amenaza inminente en una cumbre muy esperada que comienza el lunes y en la que se trazará el rumbo de la economía china.

Foto: Una trabajadora en un taller de producción en Huzhou, China, el pasado abril. (Getty Images/NurPhoto)

Lo que está claro es que toda esta deuda acumulada es parte de lo que impide a China hacer más por estimular su economía. El crecimiento anual se ralentizó hasta el 5,2% el año pasado, frente al 7,8% de la década anterior. El Ministerio de Finanzas chino no ha querido hacer comentarios al respecto. De momento, la culpa es de los funcionarios locales. Wu, dirigente de Liuzhou, fue despedido en noviembre y ha sido acusado de abuso de poder y otros delitos. Los investigadores del Partido Comunista alegan que llevó a cabo despilfarradores "proyectos políticos de vanidad". Tampoco ha sido posible contactar con Wu para que respondiera acerca del tema.

La falta de liquidez y el mayor control por parte de los funcionarios del gobierno central también han paralizado la construcción del metro ligero de la ciudad, dejando tras de sí un rastro de vías a medio completar. Un funcionario de Liuzhou declaró que la ciudad no podía responder a las cuestiones sobre sus deudas. Otras ciudades también están desechando proyectos de infraestructuras, que durante mucho tiempo han impulsado gran parte del crecimiento de China. Moody's Investors Service y Fitch Ratings rebajaron de estable a negativa la perspectiva de la calificación crediticia de China, en gran medida por las dudas de que los gobiernos locales puedan atender adecuadamente el pago de su deuda.

"Ha llegado el ajuste de cuentas", declaró Victor Shih, profesor de la Universidad de California en San Diego que investiga la política y el sistema financiero de China.

Hundimiento financiero

El dilema de la deuda municipal surgió de una debilidad esencial en el modo en que las ciudades chinas se financian. Pekín controla el presupuesto y pone límites a los bonos municipales. Al mismo tiempo, China espera que las ciudades impulsen el crecimiento económico y presten servicios con presupuestos limitados. El gasto deficitario es una solución. Las ciudades chinas descubrieron hace décadas que podían endeudarse a través de entidades estatales conocidas como vehículos de financiación de los gobiernos locales (LGFV por sus siglas en inglés), para financiar alcantarillados, calles y otros servicios.

Como las deudas no aparecen en los libros de contabilidad del Estado, sino en los de los LGFV, las ciudades podían eludir los límites de endeudamiento. Los bonos eran atractivos para los bancos chinos y otros inversores institucionales que daban por hecho que las ciudades estaban obligadas a devolverlos. Los inversores consideraron que permitir el impago de los bonos por parte de las LGFV sería demasiado arriesgado para el sistema financiero chino y demasiado costoso para su economía. Muchos de los proyectos financiados por los LGFV resultaron ser inoportunos, mal concebidos o ambas cosas.

El dilema de la deuda municipal surgió de una debilidad esencial en el modo en que las ciudades chinas se financian

Liupanshui, una ciudad de la región de Guizhou, creó seis LGFV para 23 proyectos turísticos, incluida la construcción de una estación de esquí en una montaña que suele tener nieve suficiente para menos de dos meses al año, aunque también está abierta para actividades recreativas fuera de temporada. Los medios de comunicación estatales informaron de que 16 de las 23 empresas de la ciudad son proyectos ociosos de "baja eficiencia".

Otro LGFV, en la provincia vecina de Yunnan, contrajo una deuda de 8.400 millones de dólares para construir varios proyectos, entre los que se incluían "viviendas artísticas". Una vez terminadas las viviendas, no hubo suficientes personas que quisieran vivir allí. El proyecto se vendió en 2021, literalmente, por unos céntimos, a otra LGFV de la misma provincia. Rhodium Group, una empresa de investigación, descubrió que solo una quinta parte de los casi 2.900 LGFV que revisó el año pasado tenía suficiente efectivo para cubrir sus obligaciones de deuda a corto plazo y los pagos de intereses.

Foto: Coche eléctrico de la marca china BYD. (EFE EPA/Wu Hao)

Sin apenas liquidez procedente de sus inversiones, los LGFV se han mantenido a flote con el dinero de los gobiernos locales, y sin dejar de pedir préstamos. Según un estudio del Fondo Monetario Internacional de 2022, entre el 80% y el 90% del gasto anual de los LGFV procedía de nueva financiación. En ocasiones, los LGFV se garantizaban mutuamente sus deudas, lo que hacía que sus crecientes pasivos parecieran más seguros a los ojos de los inversores. En Liuzhou, un LGFV recibió garantías de otras 13 entidades estatales en 2022, por lo que todas ellas eran responsables en caso de impago. Algunas tenían direcciones compartidas o nombres similares. Un vehículo de financiación llamado Liuzhou Urban Investment Construction Development proporcionó 99 millones de dólares de garantías de deuda a Liuzhou Urban Construction Investment Development.

El endeudamiento de los LGFV se hizo más agresivo a medida que crecían sus pasivos. Algunos LGFV, en colaboración, trasladaron activos de sus balances a los de otros al emitir bonos, lo que les permitió obtener más préstamos a menor coste, según banqueros e inversores. Algunos funcionarios municipales que crearon LGFV parecían no tener ni idea de cómo funcionaban. Un banquero de inversiones recuerda una reunión con funcionarios locales del norte de China en 2022 sobre una posible emisión de bonos LGFV. Los funcionarios tenían una duda: ¿Tendrían que devolverlo? El banquero recuerda que les respondió que sí.

Buenas vistas

Gracias a la legendaria reputación de sus artesanos de ataúdes, Liuzhou fue considerada durante mucho tiempo un buen lugar para morir. Sin embargo, su aislamiento —a 400 kilómetros de los principales centros industriales de China en el delta del río Perla— lo convertía en un lugar difícil para atraer empresas. Al igual que otras ciudades chinas, Liuzhou, con 4,2 millones de habitantes, intentó modernizar su sector industrial, alineándose con el impulso de Pekín para convertir a China en una potencia en semiconductores, vehículos eléctricos y otras industrias.

Las autoridades municipales imaginaron un distrito en expansión de fábricas y edificios de apartamentos que sustituyera a los destartalados pueblos al este del centro de Liuzhou. Encargaron a un LGFV llamado Guangxi Liuzhou Dongcheng Investment Development Group que obtuviera préstamos de bancos estatales y vendiera bonos para sufragar el proyecto. Dongcheng niveló las parcelas e instaló tuberías, conexiones eléctricas y otras mejoras para atraer a los promotores. Dijo a los posibles inversores que la ciudad no era responsable de las deudas, a pesar de que la entidad recaudaba el dinero en nombre del gobierno local.

Liuzhou se alienó con Pekín para convertir a China en una potencia en semiconductores, vehículos eléctricos y otras industrias

Los pasivos totales de Dongcheng alcanzaron los 9.000 millones de dólares en 2018. Hizo realidad las ambiciones de la ciudad, abriendo un centro de convenciones, un parque de atracciones y un hotel Ramada Plaza, que un visitante extranjero elogió en Tripadvisor por la hermosa vista desde su baño. Dongcheng se expandió a los servicios financieros, utilizando dinero prestado para conceder préstamos a otras empresas. También emprendió iniciativas en capital privado y capital riesgo, según muestran los documentos de bonos. Los ingresos alcanzaron unos mil millones de dólares en 2018, la mayor parte de ellos de su negocio de desarrollo de tierras con el gobierno. En 2019, su beneficio neto fue de casi 100 millones de dólares.

Otros dos LGFV controlaban el sistema de autobuses de Liuzhou, que había estado perdiendo decenas de millones de dólares al año. El volumen de pasajeros estaba cayendo, y los precios de los billetes regulados por el gobierno apenas alcanzaban una media de unos pocos céntimos cada uno. Con el dinero del LGFV para sostenerlo, a los funcionarios municipales no les pareció urgente revisar el funcionamiento de los autobuses.

Foto: Putin llega a Kazajistán durante la cumbre de la OCS. (EFE/ Epa Gavril)

Las autoridades de Liuzhou decidieron que la ciudad necesitaba una red de metro ligero para conectar su envejecido centro con el nuevo distrito industrial que Dongcheng estaba construyendo. Guangxi Liuzhou Rail Transit Investment Development Group, otro LGFV, se hizo cargo y, a finales de 2020, ya realizaba pruebas de funcionamiento limitadas. La débil demanda de las fábricas y la falta de nuevas fuentes de crecimiento acabaron por afectar a la ciudad a principios de 2020. Se suspendieron las obras del proyecto de metro ligero. En 2022, los funcionarios locales revelaron que Pekín, que se supone que debe aprobar los grandes sistemas de transporte público, nunca dio su permiso. El parque de atracciones y el Ramada resultaron ser pérdidas de dinero, según los documentos de los bonos de Dongcheng.

Los nueve vehículos de financiación de Liuzhou que han publicado sus estados financieros tienen problemas de liquidez, y el efectivo disponible representa menos del 5% de sus activos totales. A finales de 2023, registraban en conjunto casi 29.000 millones de dólares de deuda con intereses, según el proveedor de datos financieros Wind. La deuda oficial de la ciudad rondaba los 12.000 millones de dólares.

"Boom" inmobiliario

Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria china en 2021, las ventas de viviendas se desplomaron y los precios se hundieron. Los promotores privados no mostraban mucho interés en comprar terrenos al gobierno local, así que Dongcheng intervino. Utilizó efectivo prestado para comprar grandes extensiones y ayudar a rellenar las arcas del gobierno. Desde 2022, las filiales de Dongcheng han comprado el 67% de todas las parcelas vendidas en el nuevo distrito, según muestran los registros. A pesar de gastar miles de millones de dólares en nuevos proyectos, la producción económica de la ciudad el año pasado fue ligeramente inferior a la de 2019. Los ingresos generales han caído alrededor de un 30% en el mismo período.

A finales del año pasado, el Ministerio de Finanzas de China criticó públicamente a Liuzhou por sus deudas, señalando a ocho líderes de la ciudad y ejecutivos de LGFV. Además de la detención del exalcalde, el expresidente de Dongcheng fue acusado de aceptar sobornos. Este escrutinio no ha impedido a los LGFV de la ciudad ordenar este año la emisión de nueve bonos por un total de 647 millones de dólares. El FMI calcula que la deuda de los LGFV en toda China crecerá un 60% en 2028 respecto a los niveles de 2022.

El FMI calcula que la deuda de los LGFV en toda China crecerá un 60% en 2028 respecto a los niveles de 2022

Un taxista que a menudo pasa por debajo de las vías abandonadas del fallido proyecto de metro ligero de Liuzhou manifestó su frustración por el gasto inútil. Con los autobuses urbanos infrautilizados, se preguntaba, ¿por qué necesitaba la ciudad construir un sistema ferroviario? En un tablón de mensajes del Partido Comunista, un residente se quejaba de las vallas que aún rodean el proyecto abandonado de metro ligero. Las vallas bloquean la acera, escribió el residente, obligando a los peatones a caminar por la calzada.

Guangxi Liuzhou Rail Transit, responsable del proyecto, respondió con franqueza a la queja. "Debido a la tremenda presión financiera a la que se ha visto sometida nuestra empresa últimamente, no podemos derribar esta parte del vallado", declaró. "Gracias por su preocupación".

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo

Los funcionarios chinos de Liuzhou se mostraban optimistas sobre el futuro de su ciudad industrial a principios de 2019. La economía estaba prosperando, un nuevo distrito industrial estaba en camino y un sistema de tren ligero elevado tomaba forma.

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