¿Qué supondría la presidencia de Kamala Harris para la economía?

Kamala Harris es bien conocida por su enérgica defensa del derecho al aborto, su papel dentro de la administración Biden en materia de inmigración y seguridad fronteriza, y su legado como fiscal general de California.

Sin embargo, la economía es un tema electoral fundamental, y ahí sus posiciones y objetivos políticos aún no se han definido con tanta claridad. Su historial revela, no obstante, algunas pistas sobre sus prioridades, incluida la atención a los trabajadores con rentas bajas, las mujeres, las pequeñas empresas y las familias de clase media.

Como vicepresidenta, Harris se ha movido en líneas generales en sintonía con el presidente Biden en cuestiones económicas, y algunos analistas ven este historial como una hoja de ruta. "En general, creemos que recogerá el testigo de Biden-Harris", señalaron el martes en una nota los analistas políticos de Evercore ISI. Antes de su paso por la administración, en ocasiones discrepaba con el presidente Biden —especialmente en política comercial y climática—, a menudo favoreciendo mayores intervenciones gubernamentales en la economía.

El lunes aclaró algunas de sus prioridades económicas en un discurso ante el personal de campaña. Como presidenta, dijo, impulsará la licencia familiar remunerada y el cuidado infantil asequible. "Fortalecer la clase media será uno de los objetivos que definan mi presidencia", afirmó Harris. "Porque aquí sabemos que cuando nuestra clase media es fuerte, Estados Unidos es fuerte".

El reto económico

El obstáculo más inminente para Harris podría ser superar la desalentadora opinión de los estadounidenses sobre el legado económico de su propia administración. Bajo el mandato de Biden, la inflación alcanzó en 2022 su nivel más alto en 40 años. Los efectos abarcaron desde la escalada de los precios en los supermercados hasta las subidas de los tipos de interés de la Reserva Federal, que contribuyeron a que muchos estadounidenses tuvieran más dificultades para pagar hipotecas y comprar casas.

La inflación se ha enfriado, y muchos economistas esperan que la Reserva Federal recorte los tipos de interés en septiembre. Pero los estadounidenses siguen sufriendo las consecuencias: el mes pasado, el Departamento de Trabajo informó de que los precios de consumo habían subido un 19,5% desde diciembre de 2020. La vicepresidenta es consciente de cómo afectan los altos precios a las familias trabajadoras y desde hace tiempo se ha centrado en medidas destinadas a aliviar esas cargas, afirma un antiguo asesor de Harris, que dio su opinión sobre cuestiones económicas.

TE PUEDE INTERESAR

Los donantes demócratas se movilizan para recaudar dinero ante una posible nominación de Kamala Harris

EFE

"Lo que se aprecia con ello es un deseo de influir realmente en la vida de las personas sobre el terreno", dijo el exasesor, destacando cuestiones como la reducción de los precios de los medicamentos y la ampliación del acceso a la banda ancha. Al principio de su mandato, Harris se centró en ayudar a las pequeñas empresas a acceder a préstamos condonables a través del Programa de Protección del Salario, especialmente en las comunidades minoritarias, explicó un antiguo asesor de la Casa Blanca.

Algunos aspectos del legado económico de Biden son más favorables. La economía se ha expandido y el crecimiento del empleo ha sido fuerte, lo que ha llevado el porcentaje de estadounidenses en edad de trabajar —entre 25 y 54 años— que tienen empleo a su nivel más alto desde 2001. El crecimiento salarial ha superado a la inflación, especialmente en el caso de los trabajadores con bajos ingresos.

Impuestos

Como vicepresidenta, Harris ha respaldado la agenda fiscal de Biden, que aboga por que las empresas y los hogares con rentas altas paguen más, mientras que los impuestos se mantienen estables o se reducen para los hogares con ingresos inferiores a 400.000 dólares.

Cuando era senadora y candidata presidencial, la principal propuesta fiscal de Harris fue la Ley LIFT, que se asemeja a una renta básica universal y habría costado unos 3 billones de dólares en una década. El plan de Harris habría proporcionado un crédito fiscal de 3.000 dólares a los particulares y de 6.000 dólares a las parejas casadas. Se habría eliminado gradualmente para los hogares de ingresos medios y altos, de modo que solo el 10% de los beneficios fueran a parar al 40% de los hogares más ricos, según el Tax Policy Center.

TE PUEDE INTERESAR

¿Por qué Kamala Harris y no Michelle Obama (o cualquier otro candidato)?

A. Alamillos

La Ley LIFT no llegó a ninguna parte en el Congreso, pero su idea fundamental —apoyo a los ingresos a través de créditos fiscales— es una pieza central de la política económica de Biden-Harris. En 2021, los demócratas ampliaron el crédito fiscal por hijos y el crédito fiscal por ingresos salariales para los trabajadores sin hijos. Esas ampliaciones expiraron a finales de 2021, pero la administración Biden ha manifestado su deseo de reactivarlas.

Al igual que todos los demás demócratas del Senado, Harris votó en 2017 en contra de la ley tributaria republicana que redujo las tasas de impuestos individuales y corporativos y recortó algunas exenciones fiscales. Como candidata presidencial en 2020, respaldó una derogación total. La posición de la administración Biden ahora aboga por extender muchos de los recortes de impuestos que expiran después de 2025 y emparejarlo con aumentos de impuestos a los hogares con ingresos más altos.

El coste de la vivienda

Los precios de la vivienda han alcanzado niveles récord y los alquileres siguen siendo persistentemente elevados, lo que convierte a los precios de la vivienda en otra vulnerabilidad política para la administración Biden. Como senadora, Harris trató de hacer frente a los altos precios de los alquileres con una ley conocida como Ley de Compensación de Alquileres, que habría proporcionado un crédito fiscal principalmente a los inquilinos que ganan hasta 100.000 dólares y gastan al menos el 30% de sus ingresos brutos en alquiler y servicios públicos. Un grupo de demócratas sigue presionando para que se apruebe esa ley. También ha destacado su papel como fiscal general de California en la negociación de acuerdos con prestamistas hipotecarios que superaron con creces la oferta inicial tras la crisis de las ejecuciones hipotecarias derivada de la recesión de 2007-09.

Comercio

Harris ha discrepado con Biden en dos importantes acuerdos comerciales durante su candidatura al Senado y como senadora. Uno de ellos fue el Acuerdo Transpacífico, un amplio pacto comercial entre Estados Unidos, Japón y otros 10 países del Pacífico alcanzado durante la administración Obama en 2015. Harris se opuso al pacto como candidata al Senado en 2016, declarando a los medios de comunicación que le preocupaba su impacto sobre los trabajadores y el clima.

Ese acuerdo comercial desapareció tras las elecciones de finales de 2016, y Trump se retiró formalmente del pacto tras asumir el cargo. Como senadora, Harris fue una de las 10 personas que votaron en contra del Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá, una versión renegociada del Tratado de Libre Comercio de América del Norte que Trump suele pregonar. Argumentó que las disposiciones medioambientales eran insuficientes. Biden, como candidato presidencial, apoyó la sustitución.

Salarios y retribuciones

Durante su campaña para las primarias presidenciales de 2020, Harris presentó una serie de propuestas destinadas a reducir la desigualdad y las diferencias salariales. Una de ellas consistía en un plan para reducir las diferencias salariales entre hombres y mujeres cobrando a las empresas con al menos 100 trabajadores por estas diferencias. Otra propuesta pretendía elevar el salario de los profesores a niveles más acordes con los de profesionales similares, una diferencia que, según la campaña de Harris, ascendía a 13.500 dólares para el profesor medio.

Harris presentó una serie de propuestas destinadas a reducir la desigualdad y las diferencias salariales

Una tercera propuesta, con el objetivo de aumentar el espíritu empresarial entre los estadounidenses negros, pedía 60.000 millones de dólares en inversiones en educación STEM y en universidades históricamente negras y otras instituciones al servicio de las minorías. Junto a ello, Harris propuso inversiones destinadas a ayudar a los emprendedores negros a llevar sus ideas al mercado y poner en marcha sus empresas.

Energía y clima

Como senadora y candidata a la presidencia en 2020, Harris fue partidaria del Green New Deal (Nuevo Pacto Verde), cuyo objetivo era desintoxicar rápidamente la economía estadounidense de los combustibles fósiles y revisar las infraestructuras energéticas y de transporte del país. Harris también ha apoyado una prohibición total del "fracking", mientras que Biden se opuso a esta técnica de extracción de gas sólo en terrenos federales. Las posturas más agresivas de Harris se consideraron un posible lastre en Pensilvania, uno de los principales productores de gas y un estado decisivo que Biden ganaría por un estrecho margen en 2020.

En 2022, como vicepresidenta, Harris emitió el voto de desempate en el Senado para la mayor inversión del país en la lucha contra el cambio climático, la Ley de Reducción de la Inflación. Esa ley incluía cientos de miles de millones de dólares en créditos fiscales para vehículos eléctricos, energías renovables y proyectos de fabricación diseñados para crear una cadena de suministro de baterías y otros componentes críticos.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo