El cambio del Land Rover Defender, de coche de trabajo a modelo para aventureros

Land Rover ha elegido el Salón de Fráncfort para desvelar un coche muy importante para su futuro como es el Defender, que además es sucesor de la herencia del primer Land Rover con el que se creó la empresa. El nuevo es un coche con mucho más diseño, más tecnológico, con motores más potentes, pero al mismo tiempo pierde algo del concepto de coche de trabajo que siempre ha tenido este modelo.

Land Rover lleva desde su creación haciendo un coche muy robusto, duro y fiable que se ha convertido en una referencia como el vehículo de trabajo por excelencia. El coche que usaban los granjeros, el vehículo para el día a día en los países africanos o el empleado en las selvas más frondosas. Un modelo disponible en un principio con dos longitudes de carrocería corta o larga (con tres o cinco puertas) pero que a lo largo de los años tuvo multitud de versiones adaptadas a las diferentes utilizaciones, modelos 'pick-up', vehículos ambulancia o para incendios, o modelos específicos para los ejércitos de medio mundo. Ahora llega un nuevo Defender.

La evolución del anterior Defender al nuevo es radical. Antes no tenía ningún elemento de diseño específico, solo su carrocería de aluminio lo más sencilla posible y su chasis de largueros y travesaños, pero el nuevo aporta un diseño muy llamativo, un bastidor monocasco mucho más ligero y que permite circular muy bien en carretera. Pero pese a todos estos cambios, sus capacidades todoterreno parecen incluso superiores a las de su antecesor, según las primeras informaciones del nuevo modelo. Son una capacidades basadas más en la tecnología, la electrónica y los controles automáticos.

También sus motores han cambiado mucho. Antes solo había un motor de 122 caballos diésel, por cierto muy bueno aunque ahora no cumpliría las normas de emisiones y un gasolina V8 para utilizaciones muy concretas. La gama del nuevo Defender ofrece una gama mecánica más completa, con dos motores diésel, con 200 o 240 caballos y otras dos versiones de gasolina con propulsores muy potentes de 300 y 400 caballos. Y en todos los casos asociado con una caja automática de ocho marchas. Queda claro que a nivel mecánico no tienen nada que ver el antiguo y el nuevo.

La tecnología más avanzada sale por todos los poros del nuevo Defender. Ese tradicional puesto de conducción en una posición muy forzada, que incluso en las versiones más antiguas tenía las entradas de aire como unas trampillas al exterior bajo los limpiaparabrisas, deja su lugar a un interior muy sofisticado. Lo más destacable es su cuadro de instrumentos digital de 12,3 pulgadas y una pantalla en la consola central de otras 10" con la que los usuarios pueden hacer casi de todo. Por supuesto, incluye también sistemas de ayuda a la conducción, conectividad y todo lo que la evolución del sector del automóvil permite en estos momentos.

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Sin duda, lo más importante en un modelo como el Defender es su capacidad todoterreno. En este sentido el último modelo de Land Rover cuenta con un abanico de tecnologías para convertirse en una nueva referencia en el mundo off-road, como lo fueron sus antecesores. Tracción permanente a las cuatro ruedas, caja de cambios automática con dos rangos de velocidades, diferencial central y bloqueo del diferencial trasero activo opcional garantizan que tiene todo lo necesario para superar las situaciones más complejas, ya sea en arena, roca o en el hielo del Ártico.

A todo ello añade el Configurable Terrain Response, un sistema que se estrena en este modelo y que permite una magnífica dualidad. Por un lado, para los más expertos, se puede configurar hasta el más pequeño detalle para dejar el coche al gusto exacto del conductor. Pero también, para los que no son tan expertos en la conducción off-road, el sistema puede detectar automáticamente la configuración más apropiada, según el terreno por el que vayamos a circular, con la función inteligente automática.

Y si hablamos de su carrocería, la altura libre al suelo es de 29,1 cm y los ángulos todoterreno son de los mejores del mercado. En cuanto a la profundidad de vadeo, llega hasta los 90 cm, lo que permite superar una zona de agua con bastante facilidad. Y para facilitar esta maniobra todavía un poco más, el sistema Terrain Response ofrece un modo Wade para garantizar que los conductores puedan vadear aguas profundas con la máxima confianza y seguridad.

La producción del ya legendario de Defender se paró en el año 2016 y desde entonces la marca ha estado trabajando y desarrollando este nuevo modelo. Se han hecho millones de kilómetros de pruebas en las condiciones más extremas, para asegurar que nunca habrá sorpresas. Supone un gran paso adelante tecnológico y un gran avance en cuanto a confort y seguridad de marcha.

Pero al mismo tiempo también representa un cambio radical en el concepto original del vehículo. El nuevo Land Rover Defender ya no seguirá siendo el vehículo de trabajo en las zonas donde la buena capacidad de tracción es imprescindible. Ahora será un vehículo más enfocado hacia el segmento prémium, eso sí pensado para los conductores más aventureros que buscan adentrarse de verdad en el mundo del 'off-road' más extremo.

En cuanto a sus precios, también han experimentado un incremento consecuencia de la gran cantidad de tecnología que aporta el nuevo vehículo en relación con su antecesor en el mercado, que dejó de comercializarse en 2016. Con la versión de carrocería larga, de cinco puertas, el precio de partida es de 61.300 euros con el motor diésel de 200 caballos, mientras que el tope de gama, con el acabado más completo y el motor de gasolina de 400 caballos sube hasta los 112.600 euros. Es un coche nuevo, con un tipo de cliente nuevo y con un posicionamiento de precios también diferente.