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¿Y si regalar las recargas no fuera buena idea para animar a comprar coches eléctricos?
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La medida causa problemas en EEUU

¿Y si regalar las recargas no fuera buena idea para animar a comprar coches eléctricos?

Regalar recargas de batería, a veces de forma ilimitada durante un periodo de tiempo, se ha convertido en un argumento para vender coches eléctricos en Estados Unidos. Pero allí ahora cuestionan la medida, por saturar las estaciones de alta potencia

Foto: Dos coches eléctricos, en una estación de recarga rápida. (Audi)
Dos coches eléctricos, en una estación de recarga rápida. (Audi)

Una de las pocas cosas buenas que puede tener habernos rezagado tanto en el proceso hacia la electromovilidad en España es que otros países más avanzados en esa metamorfosis social y del transporte pueden servirnos de campos de pruebas. Es decir, llegaremos más tarde que otros, pero podemos aprender de aciertos y errores ajenos para que ese nuevo modelo se aplique mejor. Noruega, Holanda, Suecia, Alemania, Reino Unido, Francia e incluso Portugal van ya muy por delante en nuestro continente, y fuera de él, Estados Unidos es también un buen laboratorio donde la electromovilidad va venciendo obstáculos, pero también encuentra sorprendentes contratiempos.

Si hace unos días eran los dirigentes del estado de Wyoming los que se planteaban seriamente la conveniencia de los vehículos eléctricos en un territorio tan enorme y poco habitado como el suyo, donde la densidad de población es la segunda más baja tras Alaska, ahora la polémica empieza a generarse en torno a una medida aparentemente positiva, pero que estaría causando ciertos problemas imprevistos.

Y es que para incentivar la compra de coches eléctricos, la mayoría de los fabricantes llevan tiempo ofreciendo en el mercado norteamericano recargas gratuitas de esos vehículos en determinadas redes de estaciones rápidas y por un tiempo que puede ir desde unos meses hasta los tres años, aunque otras marcas están optando por fórmulas diferentes, basadas en regalar una determinada cantidad de energía a sus clientes. Y en cualquiera de esos casos, al parecer, la medida estaría llevando tantos usuarios a cargar sus coches a esas estaciones que satura unas infraestructuras todavía insuficientes. Porque incluso en Estados Unidos los conductores de los vehículos eléctricos se suelen quejar de una red escasa y, sobre todo, mal repartida: California, donde la electromovilidad ha dado más pasos, está algo mejor cubierta, pero fuera de ese estado hay auténticos desiertos sin cubrir de la forma adecuada.

placeholder Electrify America es una de las empresas que tienen acuerdos con marcas en EEUU para regalar recargas.
Electrify America es una de las empresas que tienen acuerdos con marcas en EEUU para regalar recargas.

Según un reciente estudio de S&P Global Mobility, una firma especializada en estadísticas, análisis y previsiones del sector de automoción y la movilidad, la infraestructura de recarga en EEUU debería cuadruplicarse de aquí a 2025 para satisfacer las necesidades del parque de vehículos eléctricos previsto para ese año, pero incluso si la red de carga rápida crece como debería, podría no ser suficiente para hacer frente al exceso de demanda provocado por las campañas de los fabricantes que regalan largos periodos de suministro de electricidad gratuito en estaciones públicas de alta potencia.

Porque, según los expertos, muchos de los nuevos usuarios de un vehículo eléctrico en EEUU están optando por acudir frecuentemente a esos puntos de carga gratuitos en vez de recargar las baterías de sus coches en casa, aunque tengan los medios técnicos para hacerlo. Es decir, aunque tengan un cargador doméstico. De ese modo, se altera la previsión de hábitos de carga que muchas marcas planteaban inicialmente, pues se abogaba por diarias recargas largas y baja potencia en la vivienda unifamiliar o en el garaje privado, normalmente nocturnas, y por mucho menos frecuentes recargas rápidas en estaciones públicas; cuando ahora cada vez más usuarios optan para cargar sin coste por lo contrario.

Pero eso no solo lleva más usuarios a los puntos de carga públicos, sino que les hace estar más tiempo conectados que si tuviesen que abonar el suministro de energía. La razón es que buena parte de los coches eléctricos actuales reducen drásticamente su velocidad de carga de la batería cuando esta ha alcanzado el 80%, aproximadamente, de modo que la mayoría de los usuarios se ha acostumbrado a interrumpir la carga al conseguir ese nivel, pues en muchos casos se tarda más en pasar del 80% al 100% que del 20% al 80%. Es decir, si pagas la energía, sueles valorar más la relación entre energía consumida y tiempo necesario para cargarla. Sin embargo, cuando la electricidad es totalmente gratuita, los usuarios suelen llevar al extremo el regalo y cargan con más frecuencia hasta el 100% o casi, de forma que los coches llegan a estar el doble de tiempo ocupando plaza que cuando el conductor debe pagar una recarga rápida y continuar.

placeholder Las estaciones de carga pública no deberían saturarse para cumplir bien su cometido.
Las estaciones de carga pública no deberían saturarse para cumplir bien su cometido.

Además, cuando pagas la electricidad en una estación pública de alta potencia, donde los precios del kWh son más altos que los de la energía doméstica, la mayoría de los conductores cargan solo lo indispensable en sus desplazamientos para llegar a su hogar, a su garaje o a su centro de trabajo, donde completan la operación por menos dinero. Sin embargo, ese no es un hábito de los usuarios a los que se regala la electricidad en estaciones públicas, que cargarán el máximo posible al ser gratis y, por tato, estarán más tiempo enchufados.

La consecuencia de todo ello es que en los últimos meses no son infrecuentes en EEUU las largas esperas en las estaciones públicas de recarga eléctrica, lo que empieza a causar problemas, especialmente, a los usuarios que no tienen otra forma de cagar sus vehículos eléctricos.

Medida frecuente en EEUU

Entre los fabricantes de coches eléctricos, el caso de Tesla es un poco especial, al contar con una red específica de Superchargers que en Norteamérica solo pueden utilizar los conductores de coches de la marca de Elon Musk, aunque eso podría cambiar muy pronto, siguiendo el camino de otros mercados como el español, donde una parte de la red de cargadores de Tesla puede ser utilizada por usuarios de otras marcas debidamente registrados en su aplicación, y a cambio de un pago mensual.

Foto: Supercargador de Tesla. (Tesla Motors)

Pero otros fabricantes han decidido llegar a acuerdos con distribuidoras de electricidad en ese mercado, como EVgo o Electrify America, para que los compradores de coches eléctricos disfruten de esas recargas gratuitas. Sería el caso de Audi, Porsche, Volkswagen y Lucid Motors, que ofrecen a sus clientes tres años de recargas ilimitadas; o de Mercedes-Benz y Polestar, que ofrecen dos años de recargas limitadas. Aunque, en general, todos contemplan programas en esa línea, pues BMW, Hyundai o Genesis ofrecen dos años de recargas gratuitas de hasta 30 minutos, y marcas como Ford, Kia o Volvo regalan a los compradores paquetes de recarga con cifras de potencia concretas, que van de 250 hasta 1.000 kWh.

En el caso español, los fabricantes suelen optar por otras medidas de incentivo diferentes, como condiciones especialmente ventajosas a la hora de instalar un punto de carga doméstico o descuentos en las tarifas de algunas empresas con estaciones de carga rápida, pero no es habitual regalar electricidad a largo plazo, como sí ocurre en Norteamérica. En ese sentido, las únicas fórmulas similares se aplicaron a los primeros Tesla Model S y Model X, y en aquellos casos las recargas gratuitas por un periodo de tiempo o incluso de por vida estaban limitadas a la red de Superchargers de la firma estadounidense.

Una de las pocas cosas buenas que puede tener habernos rezagado tanto en el proceso hacia la electromovilidad en España es que otros países más avanzados en esa metamorfosis social y del transporte pueden servirnos de campos de pruebas. Es decir, llegaremos más tarde que otros, pero podemos aprender de aciertos y errores ajenos para que ese nuevo modelo se aplique mejor. Noruega, Holanda, Suecia, Alemania, Reino Unido, Francia e incluso Portugal van ya muy por delante en nuestro continente, y fuera de él, Estados Unidos es también un buen laboratorio donde la electromovilidad va venciendo obstáculos, pero también encuentra sorprendentes contratiempos.

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