La Pista 500 de Fiat, de circuito en una azotea a ser el mayor jardín colgante de Europa

A principios del siglo XX, el arquitecto italiano Giacomo Mattè-Trucco creó la fábrica de Fiat en Lingotto, una instalación que ya llamó la atención en su día por sus cinco plantas, altura nada común por aquel entonces. Sin embargo, lo más llamativo e innovador se escondía en la azotea, que albergaba una pista de pruebas oval que durante mucho tiempo fue secreta e inaccesible para todo aquel externo de la marca. Dicho trazado tenía una longitud básica de 1.000 metros (2.400 metros en su configuración más larga) y en los extremos del edificio contaba con dos curvas con un pronunciado peralte. De este lugar salieron nada menos que 80 modelos del fabricante italiano, aunque en la década de los 70 y 80 del pasado siglo quedó obsoleta y cesó su actividad fabril. El edificio se ha convertido en un miembro ilustre de la ciudad de Turín, pero ahora han decidido darle una nueva vida y convertirlo en todo lo opuesto a lo que en su día fue.

De esta manera, la Pista 500, que es como se llama, se convierte en el jardín colgante más grande de Europa, y la decisión de ponerlo sobre el techo de una fábrica tiene un valor altamente simbólico para Fiat, puesto que el lugar, que hace cien años era hogar de la industrialización y albergaba un circuito secreto casi inaccesible, ahora se abre en forma de jardín a todas las personas, poniendo de manifiesto que en su nuevo viaje la marca italiana también busca el cuidado del entono y la atención por el clima.

El jardín de la Pista 500 cuenta con más de 40.000 plantas, lo que supone una gran inyección de naturaleza en la ciudad. Un ejemplo de arquitectura verde que se ha construido en un edificio simbólico de la ciudad de Turín. El proyecto es obra del arquitecto Benedetto Camerana, asistido en el aspecto botánico por Cristiana Ruspa. Pero no se han conformado con la mera creación de un jardín de grandes dimensiones a 28 metros de altura, sino que a su vez protege y reinterpreta la historia de esta ubicación, pues la pista de antaño revive ahora exclusivamente para vehículos eléctricos, bicicletas y patinetes.

Dividido en áreas temáticas

El diseño de todo el entorno está dividido en áreas temáticas, como un jardín barroco. En esta versión moderna, el lugar propone nuevos espacios, cada uno diferente al siguiente; desde la meditación o el yoga, hasta un circuito para correr o una zona de fitness, pasando por infografías sobre el paisaje y monumentos de la ciudad, o espacios para el arte, compartidos con la Pinacoteca Agnelli. En ese museo se exhibe actualmente un adelanto de nueve esculturas de gran tamaño de algunos de los más grandes artistas del siglo XX. Además de estas zonas, hay cinco grandes áreas temáticas, que se dividen a su vez por especies botánicas locales: ‘avellano’, ‘plantas didácticas y para teñir’, ‘huerta’, ‘plantas herbáceas’ y ‘meditación’.

Si analizamos una a una estas áreas, la primera, ‘avellano’, luce un follaje de color rojo púrpura típico del Piamonte. Por otro lado tenemos el ‘área educativa’, que alberga especies para teñir. Los tintes naturales, que una vez fueron la única forma de colorear telas, están ahora de moda otra vez. Si seguimos con el paseo temático, la siguiente zona es la ‘huerta’, que pone de manifiesto un suelo bien drenado con arena y piedra triturada, y un poco de riego en verano. De esta manera, una vez plantadas y finalizado el periodo de recuperación inicial, las plantas se acostumbran a no ser regadas y se vuelven cada vez más resistentes a enfermedades y plagas. En cuanto a los ‘arbustos herbáceos’, estos desarrollan un juego de colores y volúmenes variables a medida que cambian las estaciones. Como última área tenemos la ‘meditación’, donde según sus creadores la fragancia de las plantas aromáticas induce a la relajación y pone a las personas y a la naturaleza en profundo contacto.

Gracias a este original y didáctico diseño, el jardín se desarrolla como un parque moderno y lineal, con 28 grandes islas que cubren poco más de 7.000 metros cuadrados, de una superficie total de 27.000. A esto se suma que alberga más de 40.000 ejemplares de 300 especies y variedades de plantas, seleccionadas según criterios ecológicos, muchas de ellas procedentes de la región de Piamonte y sus zonas vecinas. Para el cultivo de dichas plantas se han adoptado nuevas técnicas para reducir de manera drástica el consumo de agua y el uso de fertilizantes. Así, solo unos meses después el jardín está ya habitado por numerosas especies de mariposas o escarabajos.

Con todo esto, la fábrica de Lingotto, hogar de uno de los circuitos más sorprendentes del mundo por estar situado en una azotea, se reinventa y florece en una explosión de naturaleza que da a la ciudad un espacio verde en el que relajarse y desconectar, al mismo tiempo que mantiene la mítica pista y el histórico edificio, y promueve la reutilización de esta majestuosa instalación, historia pura del siglo XX.