KTM renueva por completo su gama de motos 'naked', compuesta por tres modelos

KTM fue, tradicionalmente, un fabricante especializado en moto de campo, pero desde que en 1992 la marca se incorporó a las empresas de Stefan Pierer, un grupo actualmente denominado Pierer Mobility (en el que actualmente también se integran, entre otras, Husqvarna y GasGas), la marca austriaca se adentró en el terreno de la carretera para consolidar su expansión como fabricante.

El primer modelo fue la 629 Duke, que no dejaba de ser la adaptación de uno de sus motores monocilíndricos de cuatro tiempos a una moto de orientación asfáltica. El paso de los años ha permitido a KTM seguir dominando el mundo del off road, pero además se ha abierto camino en las motos para asfalto con una variada gama de modelos de diversos segmentos, aunque la familia Duke, la primera en dar ese paso hacia la carretera, sigue teniendo especial relevancia para KTM.

Por eso, esta temporada ha procedido a una completa renovación de su gama naked, disponiendo de tres modelos que representan diferentes segmentos de usuarios: la 390 Duke, una moto que se sirve de una misma plataforma para diferentes mercados y cilindradas, ya que existe en cilindrada de 125, 200, 250 y 390 cc; la nueva 990 Duke, sobre una nueva plataforma bicilíndrica; y la poderosa 1390 Super Duke. Y empezando por la 390 Duke, la más básica, su motor monocilíndrico ha crecido de cilindrada, al pasar de los 373 cc a los 399 cc, lo que le permite ganar potencia para llegar a los 45 CV, manteniéndose dentro del permiso A2. No sólo se ha potenciado el motor, actualizado a la normativa Euro 5+, sino que además se le ha dotado de un avanzado equipamiento tecnológico.

Por su potencia, la 390 Duke rivaliza con las bicilíndricas de medio litro del A2, pero cuenta con la ventaja de su ligereza y agilidad como mayor baza, con un peso de sólo 165 kilos, y un rendimiento deportivo que forma parte de la esencia de la fábrica austriaca. Ha ganado potencia respecto al modelo anterior, girando a un régimen menor, y ofreciendo mayor par motor a medio régimen. Además, se ha mejorado el sistema de calentamiento del motor y el cambio.

Conserva su bastidor multitubular en acero, pero con una nueva estructura que ha permitido reducir el subchasis, ahora en aluminio fundido a presión para aumentar su rigidez. Eso también ha permitido reducir su anchura y que el conductor llegue más fácilmente al suelo con ambos pies. El basculante es de aluminio, con nueva estructura, y la configuración de las cotas de dirección es bastante cerrada, lo que unido a su corta distancia entre ejes promete una máxima agilidad. Las suspensiones son totalmente regulables, y adopta las llantas deportivas de la RC390, lo que le permite una reducción de peso de más de cuatro kilos.

Tecnológicamente es una moto muy avanzada. Ofrece la posibilidad de montar asistente de cambio, una opción que no siempre está al alcance de las motos de este segmento, y dispone de un nuevo ABS más evolucionado, con un modo seleccionable que permite mayor agresividad en la frenada. También dispone de conectividad. Su PVP es de 6.399 euros.

990 Duke

La nueva 990 Duke dispone del motor bicilíndrico en línea LC8 estrenado en 2017, que desde entonces ha ido evolucionando desde la versión 890 de entonces a esta nueva 990, que ha pasado de los 899 cc a los 947 cc, y ofrece ya una elevada potencia: 123 CV a 9.500 rpm, mientras que el par pasa a 103 Nm a 6.750 rpm, con lo que no puede realizarse una versión para el permiso A2. Para dar una opción intermedia a los poseedores del permiso A2, KTM ha devuelto al mercado la 790 Duke, que con la llegada de la 890 había quedado descatalogada.

Para conseguir esta ganancia de potencia se ha trabajado en la distribución, se ha aumentado el tamaño del radiador y mejorado el flujo de aire, y se ha desarrollado un nuevo sistema de escape en acero inoxidable, con nuevas sondas lambda y un sistema electrónico de ajuste para adecuarse a la normativa Euro 5+.

Dispone de serie de tres modos de conducción, Rain. Street y Sport, y dos más opcionales: Performace y Track. El primero permite cierto nivel de personalización, activa el control de salida y da acceso a KTM Connect. El modo Track, pensado para su uso en circuito, ofrece tiempo por vuelta, datos de telemetría, desconecta el sistema anti-wheelie y activa el de salida. El asistente de cambio es opcional.

El chasis sigue siendo un tubular de acero pero ha ganado rigidez, y mantiene las mismas cotas de la dirección de su predecesora, la 890 Duke R. El subchasis y el basculante son totalmente nuevos, y el basculante ha disminuido su rigidez y su peso. Las suspensiones son multirregulables. Tiene dos discos de freno delanteros de 300 mm, con pinzas de cuatro pistones de anclaje radial, y el trasero de 240 mm. El ABS trasero es desconectable.

Se ha modificado la ergonomía para ganar en comodidad y una mejor posición de conducción. El cuadro de instrumentos tiene una pantalla TFT de 5 pulgadas con toma USB, y su nuevo faro LED, con las luces de posición y diurnas situadas en los bordes de la óptica, y las de cruce y largas en la parte central, le confiere un aspecto diferente. Su PVP es de 15.699 euros.

1390 Super Duke

De la primera Super Duke a la actual han pasado veinte años, y el motor ha evolucionado de los 999 cc originales a los 1.350 cc del LC8 V2. Hablamos ya de palabras mayores, porque la potencia ha aumentado 10 CV hasta llegar a los 190 CV a 10.000 rpm, con un par máximo de 145 Nm a 8.000 rpm. La 1390 Super Duke tiene dos versiones, R y EVO, que se diferencian por el ajuste manual o electrónico de las suspensiones, respectivamente.

Se ha modificado el sistema de admisión y la inyección, con numerosos cambios internos para asegurar superar la normativa Euro 5+. También se ha conseguido aumentar los intervalos de mantenimiento del motor, con revisiones del juego de las válvulas cada 60.000 kilómetros. La caja de cambios tiene nuevas relaciones en 5ª y 6ª para mejorar el régimen de uso en las marchas largas.

Dispone de tres modos de conducción: Rain, Street y Sport. Pero, como sucede con la 990 Duke, pueden complementarse con otros dos opcionales: Performance y Track. Ambos permiten personalizar las ayudas de control de tracción y gestión del acelerador, además de desconectar el anti-wheelie y activar el control de salida. En el Performance se dispone, además, de control de velocidad y KTM Connect. El Track incluye dos configuraciones de la pantalla, y desactiva el control de crucero y el KTM Connect.

El chasis multitubular de acero mantiene la misma estructura de la 1290 Super Duke R, estrenada en 2020, pero cuenta con componentes actualizados, como la horquilla invertida WP APEX de 48 mm de diámetro de barras y 125 mm de recorrido. Las suspensiones son completamente regulables. La versión EVO dispone de regulación electrónica de las suspensiones con el sistema semiactivo de SAT WP de tercera generación, con una amplia gama de que incluye cinco modos: Auto, Confort, Rain, Street y Sport, además de los opcionales Track y Pro. El modo Pro incluye una opción para bajar la altura de la parte trasera en las salidas, como en las motos de MotoGP. Tiene dos discos delanteros Brembo de 320 mm y pinzas Stylema de cuatro pistones de anclaje radial, y bomba radial Brembo MCS. Detrás monta un disco de 240 mm.

Los cambios realizados en el airbox han permitido aumentar el depósito de combustible hasta los 17,5 litros de capacidad, lo que ofrece una autonomía de unos 300 kilómetros. Se ha modificado la posición del depósito para mejorar el confort del piloto, a pesar de mantener el manillar bajo. El carácter de la Super Duke, con sus 190 CV, ofrece toda la garra propia de KTM, convenientemente gestionada por una electrónica cada vez más avanzada. El PVP de la 1390 Super Duke es de 22.699 euros.

Y, como siempre sucede con la marca austriaca, hay disponible un amplio catálogo de accesorios para mejorar y personalizar cada moto.