MG, BYD, Omoda, Maxus, Lynk & Co... ¿Son seguros los coches chinos en caso de accidente?

En la llegada de los fabricantes chinos al continente europeo, el recibimiento dispensado por el público dependerá de una mezcla de factores. Por un lado, los que podríamos llamar emocionales, y que tienen que ver con el diseño exterior e interior, o con la mayor o menor afinidad que podamos sentir hacia esas nuevas marcas, desconocidas hasta hace poco para la mayoría en casi todos los casos: Aiways, Lynk & Co, BYD, DFSK, Seres, Omoda, Maxus... y otras que aún no han aterrizado en España, pero que lo harán pronto, como NIO, Great Wall, Leapmotor, XPENG, Jaecoo o Exeed, por citar solo algunas. De hecho, la que más nos suena ya es MG, una firma con pasado británico y propiedad del grupo chino SAIC que este año ha establecido un hito en nuestro país, al llegar a ser su ZS, un SUV de talla compacta, líder de las matriculaciones mensuales. Ocurrió en agosto por vez primera y se repitió en septiembre.

A los factores emocionales habría que sumar los racionales, que tienen que ver con lo que un usuario puede ver o comprobar en un coche, como el precio, su equipamiento, la amplitud y calidad percibida, el volumen del maletero, los datos de rendimiento, prestaciones o consumo homologados... Y habría un tercer tipo de factores, más vinculados con la confianza, pues incluso a día de hoy resulta complicado prever la fiabilidad de los coches chinos en general, y de cada marca o modelo en particular, pues son recién llegados a Europa y todavía las estadísticas sobre averías o valoración de los clientes no reflejan una muestra suficiente. No tienen pasado, por así decirlo.

Entre esos factores ligados a la confianza podríamos citar también la seguridad, tanto activa, que es la destinada a evitar que un accidente se produzca o a reducir su violencia, como a la pasiva, encargada de que, una vez producido el accidente, sus consecuencias sean las menores posibles para los ocupantes del vehículo y para el resto de usuarios de la vía. Todos los coches chinos cumplen la homologación de seguridad exigida en Europa, porque de no ser así no podrían comercializarse, pero muchos usuarios pueden seguir albergando dudas sobre la verdadera protección que procura un vehículo de estas marcas, sin tradición en nuestro continente. Aunque, por suerte, sí hay una forma de comprobar los niveles de seguridad de los nuevos coches que están llegando desde el gigante asiático, y son las pruebas del organismo independiente Euro NCAP, que analiza cada nuevo modelo lanzado en Europa. ¿Qué dice sobre los coches chinos?

En general, resultados positivos

Cuando hace unas semanas Euro NCAP publicó su último informe sobre la seguridad de los nuevos modelos, de los 11 coches estudiados, ocho consiguieron la máxima nota posible, que son cinco estrellas, y entre ellos se encontraban los tres vehículos chinos que participaban en el análisis: el XPENG G9, que todavía no se vende en España, y los Seal-U y Tang de BYD, que ya es el grupo que más vehículos enchufables vende en el mundo, por delante de Tesla o Volkswagen.

Pero no ha sido el único estudio publicado por Euro NCAP durante el segundo semestre, porque este organismo lanzó entre el verano y octubre varios informes, protagonizados por siete nuevos modelos, de los cuales cinco eran de fabricantes chinos: los NIO ET5 y EL7, el XPENG P7 y los BYD Seal y Dolphin, con unanimidad en el resultado, pues los cinco cosecharon las cinco estrellas. Es decir, ocho de ocho en los últimos meses con la máxima nota posible.

Pero estas altas calificaciones de los vehículos chinos durante 2023 no pillan ya por sorpresa a los responsables de Euro NCAP, tras un 2022 en el que ya llegaron muchas novedades de ese país, pues de las siete marcas que debutaron en los estudios de este organismo el pasado año, seis eran chinas. Y cuando sus técnicos, al finalizar 2022, elaboraron la clasificación de los coches más seguros en cada segmento de mercado, se encontraron con que dos de las cinco categorías estaban lideradas por vehículos del gigante asiático: el ORA Funky Cat, como small family car (modelo compacto) más seguro, y el Wey Cofee 01 como large off-roader (SUV grande) más seguro. Curiosamente, de los otros tres coches que encabezaban sus respectivas clases por nivel de seguridad y protección, ninguno era europeo: el Hyundai Ioniq 6 entre las berlinas medias, el Tesla Model S entre las berlinas ejecutivas y el Tesla Model Y entre los SUV de talla media.

En los últimos cinco años, Euro NCAP ha analizado 21 coches de fabricantes chinos, y en la mayoría de los casos su nota final han sido las preciadas cinco estrellas. Por ejemplo, disfrutan de ellas todos los BYD probados (Atto 3, Dolphin, Seal, Seal-U y Tang), el único modelo del grupo Chery analizado (Omoda 5), el único Maxus estudiado (Mifa 9), los tres NIO que han pasado por los ensayos de Euro NCAP (ET5, EL7 y ET7), el único ORA estudiado (Funky Cat), los dos WEY testados (Coffee 01 y Coffee 02), el único Lynk & Co sometido a examen (01) y también los dos XPENG probados (G9 y P7).

Además, de los cuatro últimos MG analizados, tres obtuvieron las cinco estrellas que distingue a los mejores en seguridad (HS, ZS y MG4), mientras que el MG Marvel R logró una calificación de cuatro estrellas. Y en este periodo, solo un coche de marca china ha debido conformarse con una nota de tres estrellas: el Aiways U5.

Un panorama alentador, reconocido de forma repetida por los responsables de Euro NCAP, que están comprobando un progreso incesante en materia de seguridad entre los fabricantes de ese país; pues no siempre brillaron a ese nivel. Con ejemplos clamorosos como el del Landwind C9 probado en 2010, que sumó solo dos de las cinco estrellas posibles. Sin embargo, China cuenta desde 2006 con un organismo similar a Euro NCAP, denominado C-NCAP, que se ha ocupado de fijar unos estándares mínimos de protección, incrementados de forma progresiva hasta contar con un nivel de exigencia comparable al del organismo europeo. Y sus resultados son palpables, no solo en términos de seguridad activa o pasiva, sino también de asistentes de seguridad (ADAS, por sus siglas en inglés), donde las firmas chinas se están metiendo en el grupo de cabeza.

Seguridad también en los pequeños

El caso del ORA Funky Cat, que fue el coche pequeño más seguro de cuantos estudió Euro NCAP en 2022, es paradigmático, pues refleja que las marcas chinas, o al menos las que llegan a Europa, están cuidando al máximo la integridad de los ocupantes y del resto de usuarios, sea cual sea el tamaño o el precio del coche. Porque el Funky Cat, un compacto de 4,24 metros con mecánica eléctrica que ya se vende en varios países europeos, sumó un 92% de la puntuación posible en protección de adultos, un 83% en protección de ocupantes infantiles, un 74% en protección de usuarios vulnerables de la vía como peatones o ciclistas, y un 93% en el funcionamiento de los asistentes de conducción. Notas altísimas.

Si buscamos otros modelos chinos de la misma categoría (small family car, o coche compacto), todos también con cinco estrellas, encontramos por ejemplo el MG4, con 83% en protección de adultos, 80% en protección infantil, 75% en protección de peatones y 78% en funcionamiento de asistentes. O el BYD Dolphin, calificado recientemente con 89% en protección de ocupantes adultos, 87% en protección de ocupantes infantiles, 85% en protección en caso de atropello y 79% en eficacia de los ADAS.

En cuanto al MG ZS, auténtico fenómeno comercial este año en nuestro país como primer coche chino de matriculación masiva, Euro NCAP lo engloba también entre los small family cars (compactos), y concede a su variante eléctrica EV (los datos se pueden extrapolar a las versiones de gasolina) las preciadas cinco estrellas, basadas en un 90% de la puntuación en protección de adultos, un 85% en protección infantil, un 64% en protección de viandantes y un 70% en asistentes de conducción. Por comparar, la generación anterior del ZS, que no se llegó a comercializar en nuestro país, había sido probada dos años antes y solo había logrado tres estrellas de las cinco posibles, lo que muestra una rápida progresión de la que, al final, es el usuario el mayor beneficiado.