Estamos en la única fábrica de elementos combustibles nucleares de España, una de las cinco que hay en la Unión Europea (las otras se localizan en Francia, Alemania, Reino Unido y Suecia). Ubicada en la localidad de Juzbado, a poco más de 20 kilómetros de Salamanca, una doble valla separa sus instalaciones del paisaje de dehesa que la rodea.
Hasta aquí llega óxido de uranio enriquecido en forma de polvo, como si fuera harina, procedente del Reino Unido y Estados Unidos. De aquí sale convertido en elementos combustibles, es decir, tubos cilíndricos de aleaciones de circonio agrupados en haces de más de cuatro metros de longitud que contienen las pastillas, listas para viajar hasta centrales nucleares españolas y del extranjero.
Alrededor del 60% de la producción va para clientes de Francia, Bélgica, Alemania, Suecia y Finlandia.