En los últimos diez años, China ha conseguido construir la flota naval más grande del mundo, pero las costas del país se asoman a un mar que está cerrado por una serie de estrechos e islas que dificultan el libre acceso al Océano Pacífico.

Ahora Pekín quiere expandir su influencia marítima en el extranjero y crear una red de puertos y bases para sus buques. Y sus esfuerzos están concentrados en los pequeños archipiélagos del Pacífico, amenazados por el cambio climático y apartados de las grandes alianzas militares que unen Australia y Nueva Zelanda con Estados Unidos. Las Islas Salomón ya han firmado un tratado de cooperación y seguridad con China. 

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